Del 11 al 13 de octubre, más de 100 artesanos de toda la provincia participarán de la 4° Feria de Artesanías Alcira López, con productos para exhibición y venta, en las instalaciones del Centro Cultural Córdoba. El horario del evento será de 15 a 21 horas.
Metal, maderas, cueros, piedras, fusión de materiales, arcilla, fibras vegetales, fibras animales y vidrios son algunos de los rubros artesanales que estarán presentes en esta nueva edición de la feria.
Luego de la convocatoria abierta, en la que se inscribieron un total de 116 postulantes, fueron seleccionados 70 propuestas que compartirán los días de feria junto al espacio institucional de la Unión de Artesanos Independientes de Córdoba (UDAIC), en el cual 30 de sus productores afiliados también exhibirán y comercializarán sus productos.
Además, el sector de Pueblos Originarios, coordinado por Horacio Pereira, contará con la participación de varias comunidades de la provincia de Córdoba con artesanías tradicionales típicas.
Por otro lado, el evento se propone como un espacio de encuentro e intercambio de saberes donde artesanos de diferentes rubros y especialidades de la provincia de Córdoba, se reúnen para visibilizar su producción y transmitir sus conocimientos a través de charlas y actividades.
En esa línea, habrá encuentros y demostraciones de técnicas, intercambios de saberes y transmisión de oficios. Con esta iniciativa se busca rescatar, preservar, desarrollar y difundir la artesanía como parte del patrimonio cultural de la provincia. También habrá programación artística en el auditorio del Centro Cultural Córdoba.
LA HISTORIA DE ALCIRA LÓPEZ
María Alcira López es una referente entre los artesanos a nivel provincial y nacional. Alfarera de oficio, nació en 1918 en Mina Clavero, en la zona próxima al Puente del Cura y falleció en 2001. Para ella, todo comenzó por necesidad cuando se casó, a los 17 años, con su marido Jesús Tomás López. Debido a la pobreza extrema en la que vivían no tenían elementos de uso cotidiano para preparar los alimentos; por eso, el que luego sería su trabajo surgió a partir de la necesidad de generar objetos: a su primera olla la hizo tan gruesa que el agua tardó casi un día entero en hervir.
El proceso de elaboración de estas piezas se realiza a mano, sin moldes: desde la recolección de la arcilla en los arroyos y ríos de la zona hasta la quema con leña, tal cual lo hacían los pueblos originarios que habitaban la región. De a poco, Alcira aprendió a modelar ollas, cántaros, jarros, platos y toda clase de objetos utilitarios y transmitió, junto a su esposo, este noble oficio a sus 15 hijos.
Alcira comenzó a vender a la vera de la ruta sus productos a los turistas. Con el tiempo, la mayoría de los integrantes de la familia trabajaban aumentando la producción de objetos por lo que decidieron participar en exposiciones tradicionales en Cosquín, Entre Ríos, Rosario y Buenos Aires. En varias oportunidades fue invitada a participar de otras importantes ferias y exposiciones en las cuales obtuvo premios y reconocimientos por sus obras.
Actualmente, su hijo Atilio es el único que continúa el legado con su taller ubicado en el mismo lugar donde sus padres comenzaron. Desde allí recorre ferias y exposiciones por todo el país y ha recibido numerosos reconocimientos y premios por su labor. Atilio transmite a sus hijos este oficio, que ya es una herencia familiar.
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