El golfista cordobés Ángel “Pato” Cabrera, de 51 años, fue arrestado ayer en la zona de Leblón, en el sur de Río de Janeiro, por la Policía Federal de esa ciudad brasileña, luego de permanecer prófugo de la Justicia en Estados Unidos, adonde había viajado sin autorización judicial.
Cabrera enfrenta cargos en tres causas de violencia de género iniciadas por Cecilia Torres Mana; su ex esposa Silvia Rivadero, madre de sus dos hijos; y Micaela Escudero, ex pareja del golfista entre 2014 y 2016.
El ganador del US Open 2007 y del Masters de Augusta en 2009 se había mantenido en competencia en el circuito senior de Estados Unidos pese al pedido de captura emitido por la Justicia argentina. Incluso, desde allí, había dado entrevistas a medios internacionales y en octubre se había sometido a una intervención en su muñeca izquierda.
Cabrera había arribado a Brasil el pasado 31 de diciembre, luego de haber permanecido con visa de turista en Illinois, Estados Unidos. El visado se le vencía el 31 de enero, por eso abandonó territorio norteamericano.
La información fue confirmada anoche a Télam por el patrocinante de una de las tres denunciantes, Cecilia Torres Mana, el abogado Carlos Nayi. El profesional explicó que las razones por las que era buscado Cabrera obedecían a las denuncias de tres exparejas suyas por agresiones, amenazas, robo simple y reiterada desobediencia a la autoridad.
“Cabrera tenía código rojo de Interpol para ser capturado y ahora deberá afrontar este proceso detenido. Mi defendida me informó que Cabrera la siguió amenazando y acorralando telefónicamente desde Estados Unidos”, le explicó Nayi a Télam. “Por ahora no hay fecha de extradición porque hace apenas dos horas que se produjo la detención”, aclaró.
El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) había rechazado dos peticiones del golfista de Villa Allende, una para que la causa recayera en la Cámara Tercera del Crimen y no en la Segunda como finalmente ocurrió; y otra para poder regresar al país y prestar declaración en libertad y no detenido, como ocurrirá ahora.
Todo comenzó a mediados de agosto del año pasado, cuando el fiscal de Violencia Familiar de Córdoba, Cristian Griffi, ordenó la comparecencia de Cabrera por no haberse presentado voluntariamente en sede judicial, incumpliendo la orden de hacerlo en el marco de una resolución restrictiva que se le impuso en las causas por violencia de género.
Fue entonces cuando el fiscal Griffi recibió la información de que Cabrera no se encontraba en Villa Allende sino que había partido hacia los Estados Unidos para participar de torneos de golf senior sin autorización de la Justicia argentina, algo que también había solicitado la fiscal de la Cámara II en lo Criminal y Correccional de Córdoba, Laura Batistelli.
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