El peronismo recuperó la hegemonía política en Argentina. El Frente de Todos, una alianza entre el Partido Justicialista, el kirchnerismo y el Frente Renovador superó el 47 por ciento de los votos y desplazó a la coalición entre el PRO y la UCR que había triunfado en 2015. La victoria peronista se sustento en la representación de las víctimas de la crisis económica y en el proceso de unidad que permitió la confluencia de tres de sus vertientes.
Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner vencedores del comicio, son los grandes ganadores políticos. Alberto logró fidelizar el apoyo de los seguidores de CFK y sumó, a partir de su capacidad de diálogo, a Sergio Massa, un dirigente clave para el triunfo en la provincia de Buenos Aires; y a todos los gobernadores del PJ con excepción de Juan Schiaretti, en Córdoba, y Juan Manuel Urtubey, en Salta. Esa capacidad de construir nuevos acuerdos dentro de un contexto crítico a causa de la situación económica, le permitieron al peronismo superar al bloque neoliberal encabezado por el presidente y lo expulsaron del gobierno luego de cuatro años.
Por su parte, Cristina, desde el momento en que tomó la decisión de bajar su virtual candidatura a presidente y proponer a su ex jefe de Gabinete para ese cargo, y a la luz del resultado de las PASO y de estos comicios, resurge como una de las líderes indiscutidas de este nuevo ciclo político y económico. Aquella decisión del mes de mayo produjo un cambio de escenario político, que recondujo las expectativas sociales hacia el peronismo para salir de la crisis existente. Debe sumarse a este recuento, que impuso a Axel Kicillof como candidato número 1 en la provincia de Buenos Aires. Esa decisión abre paso a la renovación del kirchnerismo en la medida que el ex ministro de Economía pueda construir una gestión razonable de ese complejo distrito. Luego, el tremendo caudal electoral de Cristina en el conurbano bonaerense, además de su rol en esta victoria, la convierte en una de las grandes actoras del ciclo que se abre.
Sergio Massa, el dirigente que potenció la oferta electoral del peronismo en la estratégica provincia de Buenos Aires y Axel Kicillof, el electo mandatario bonaerense, son los otros dos tributarios de este triunfo peronista. Massa porque será el tercer hombre fuerte del nuevo poder desde la Cámara de Diputados y detrás de Alberto y Cristina. También, porque su integración al Frente de Todos terminó de conformar una nueva mayoría con todos los matices internos, esto es desde un peronismo más radicalizado como el kirchnerista, a uno más moderado, como el massista. Esa conjunción fue clave para destrabar las resistencias sociales al regreso del peronismo al poder.
Axel gobernará el principal distrito del país, a la par que derrotó con contundencia a María Eugenia Vidal, la segunda dirigente en relevancia de Cambiemos detrás del propio presidente. Es decir, que, junto con Alberto, sacaron del juego principal a las dos principales referencias de la centro-derecha argentina. Por su perfil, representa la herencia de Cristina Fernández de Kirchner, y le da vida a este sector del peronismo más allá de su jefa natural.