Tres actores, tres sillas, un arma y un cuidado juego de luces, hacen de Volver a Madryn una especie de película en el teatro. Alejandro Orlando, Hernán Sevilla e Ignacio Tamagno son los protagonistas de la obra, mientras que la dirección y dramaturgia llevan el sello de Rodrigo Cuesta.
En la oscuridad hay tres hombres, dos son hermanos, cuyo padre cayó en manos de un usurero. La historia transcurre en 2002, en Puerto Madryn, lo que pasó los marcó para siempre y ellos están por volver.
Las actuaciones están en el pulso necesario para llevar la narración, que cuenta con picos dramáticos, pero que fundamentalmente se mueve en el humor negro. En clave de policial, los tres son los únicos que están en escena, reconstruyendo un hecho que cambió sus vidas y de esa ciudad en la costa del Sur. Sus voces, a veces a coro, evocan el pasado y a otros personajes para ir uniendo las piezas de la historia, a través de flashbacks van y vienen entre el ayer y el presente. Para todas las dinámicas, los actores muestran técnica, recursos y sobre todo, son creíbles.
Con el juego de luces, Cuesta logra el efecto deseado, por ejemplo, iluminando las caras genera efectos de un primer plano que obliga al espectador a no correr la atención de allí. El humo envuelve el escenario, seduciendo aún más al espectador, incluso hasta parece que la bruma da frío.
La obra, estrenada en 2016, cosechó varios galardones en el Premio Provincial de Teatro 2017. Fue la favorita, llevándose el reconocimiento a Mejor Obra, Mejor Dirección y Mejor Dramaturgia.
Además de actor, Alejandro Orlando es autor teatral y conocido por formar, junto con Pedro Paiva, el dúo Los Modernos, la compañía que cumplió quince años y ha sido un éxito en Córdoba, Argentina y España. Por su parte, Hernán Sevilla a la actuación le suma la dirección y la docencia, y es socio fundador del espacio Medida x Medida – Centro de Producción Cultural. Ignacio Tagmano también es autor, gestor y docente teatral, es parte del elenco estable del Teatro Real y ha tenido papeles en cine y televisión. En el caso del director, Rodrigo Cuesta, tiene más de cien puestas en escena, tanto como dramaturgo, actor, director, asistente y técnico, y sus obras han participado de diversos festivales y encuentros de teatro. Entre sus trabajos se encuentran: Trilogía la Desconfianza (La Desconfianza 1, La Desconfianza 2 –El Tamaño del Miedo, La Desconfianza 3-Matar al Otro), La Virgencita del Mal Paso, N/narco y Funeral (o época de cáncer). Además, fundó, con otros colegas, la sala de teatro Independiente El Cuenco, inaugurada en el año 1996.
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Viernes y sábados de marzo, a las 21.30 horas, en Teatro Real.
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