Flamante ganador del Premio Alfaguara por su novela “El tercer paraíso”, Cristian Alarcón es autor de libros como “Cuando me muera quiero que me toquen cumbia” y “Si me querés, quereme transa”, en los que funde la literatura con la etnografía urbana para convertir relatos urgentes en novelas de no ficción, así como de la antología “Un mar de castillos peronistas”, que reúne crónicas de viaje y perfiles de personajes disidentes y marginales.
Desde comienzos de los 90′ se dedicó al periodismo de investigación y a la escritura de crónicas en diarios y revistas argentinas y latinoamericanas. En el año 2012 fundó la revista Anfibia y el sitio Cosecha Roja. Desde entonces ha participado de un proceso de mutación permanente de la crónica latinoamericana que se centra en las escrituras del margen después de explorar el mundo de los “pibes chorros” del conurbano bonaerense y las redes del narcotráfico. Alarcón reivindica el carácter político del periodismo como un instrumento para conocer cualquier aspecto de la realidad.
VER El escritor Cristian Alarcón ganó el XXV Premio Alfaguara de Novela por “El tercer paraíso”.
El periodista fue becado como profesor visitante por el Lozano Long Institute of Latin American Studies de la Universidad de Austin, Texas. Por su libro “Cuando me muera quiero que me toquen cumbia”, que superó las 26 reediciones, ha sido galardonado con el Premio Samuel Chavkin a la integridad en el periodismo, en tanto que “Si me querés, quereme transa” generó una serie de debates sobre el concepto de verdad en la literatura, a raíz de su original manera de cruzar la ficción y la reconstrucción del testimonio. Su libro “Un mar de castillos peronistas” es una recopilación de las crónicas publicadas en la revista Debate. A continuación, una síntesis de la tríada de obras publicada hasta el momento.
“Cuando muera quiero que me toquen cumbia” (2003).
“Cuando me muera quiero que me toquen cumbia” (2003) es una novela presentada como una larga crónica escrita en primera persona que narra la historia de Víctor Manuel “El Frente” Vital, un delincuente juvenil de 17 años de las villas de San Fernando que fue asesinado por la policía en un caso enrolado como “gatillo fácil”. La obra se interna en la cultura villera y reconstruye los vínculos siempre lábiles entre la vida y la muerte que se dan entre grupos de jóvenes marginales del conurbano bonaerense que transitan por caminos de violencia y traiciones pero también son atravesados por lazos de solidaridad y compañerismo.
La historia desanda el recorrido que culmina el 6 de febrero de 1999 con el asesinato de Vital, un pibe chorro que repartía entre los vecinos lo que robaba y que funciona como emergente de una generación empujada a la violencia que pone sobre el plano las consecuencias de un sistema que los estigmatiza y los excluye. Con pulso sutil y lejos de tonos sentenciosos, Alarcón entrelaza distintas tensiones: la aparición de la violencia del aparato policial, la relación entre transas y ladrones, la traición, el desamparo y también la solidaridad en un territorio devastado, el de las villas San Francisco, 25 de Mayo y la Esperanza de San Fernando.
“La abogada María del Carmen Verdú me contó que en San Fernando existía el caso de un chico de diecisiete años que fue fusilado bajo una mesa, mientras gritaba: ‘No disparen, me entrego’. Decían que había sido una especie de Robin Hood, y después de su muerte comenzó la construcción de su mito. Me enteré de las ceremonias sobre la tumba de El Frente en el cementerio de San Fernando: los chicos le piden ofreciendo lo que consumen, marihuana y cerveza, para que los proteja de las balas de la policía cuando salen a robar. También le piden por otras cuestiones cotidianas”, contó el periodista alguna vez acerca de la génesis del libro.
“Si querés, quereme transa” (2010).
En “Si me querés, quereme transa”, Alarcón prolonga su aguda mirada sobre la marginalidad en esta nueva obra que vincula la villa, la violencia y el narcotráfico. La crónica se sitúa en una villa urbana, en la que se establecen complejas relaciones entre la figura del autor que asume la función de cronista de esa realidad, los roles de los narcotraficantes, el periodismo, la literatura y las demandas del mercado.
El texto se centra en la historia de cuatro pequeños narcos: tres peruanos y una boliviana. Todo narrado bajo el escenario de la ficticia Villa del Señor de los Milagros, donde se ven marcas reconocibles de la 1-11-14: allí se desata la llamada narcoguerra entre los habitantes peruanos y además conviven y se enfrentan por el territorio paraguayos y bolivianos.
“Para poder contar la verdad decidí complotarme contra la policía y la justicia, rechazando toda misión de periodismo de denuncia, abrazando otra causa: un intento de contar esta trama de migrantes, esta trama shakesperiana de traiciones y condenas y venganzas protagonizadas por estos clanes”, explicó en una entrevista.
La historia de alguna manera lo puso en contacto a Alarcón con su propia condición de inmigrante: “Yo también soy un migrante. Con la dictadura de Pinochet, mi familia tuvo que dejar Chile en el 75′ y se instaló en Argentina. Y en el migrante hay una fortaleza casi mítica: no se puede mirar atrás cuando decide emprender ese camino. Y en la cultura peruana lo que termina siendo más fuerte que la mayoría de los migrantes del mundo es la migración previa: lo que ocurre entre 1970 y 1980. Todos vienen escapando de distintas violencias”, relató sobre el libro.
“Un mar de castillos peronistas” (2013).
En “Un mar de castillos peronistas” (Editorial Marea) Alarcón reúne una serie de crónicas que fueron publicadas en los últimos años al calor de los cierres periodísticos. Y sin embargo, como sostiene Guillermo Saccomanno en el prólogo del volumen, se lo puede pensar como un autorretrato, entre la autobiografía intelectual y la confesión, de un chico que en los años 70′ emprendió el camino del exilio junto a sus padres para hacer de la Argentina su lugar de residencia y de construcción de su identidad periodística.
“Todo el tiempo Alarcón está planteando un interrogante: cómo se cuenta un paisaje marginal sin demagogia”, dice el escritor Saccomanno en el prólogo de este volumen que recopila una serie de crónicas en las que el fundador de Anfibia funde los hechos que marcaron los últimos años con pequeñas viñetas de la vida urbana: así, desde el Conurbano a las favelas cariocas, el flamante ganador del Premio Alfaguara cuenta un paseo por Parque Lezama con Patti Smith, asiste a una boda colombiana, marcha por el Congreso pidiendo la legalización de la marihuana y emprende un viaje a sus raíces.
“El periodismo ya no se hace en los diarios. Hoy el periodismo se hace en las revistas alternativas o en todo caso en la radio y la televisión. Los diarios están muertos. Además, los periodistas son muy infelices en los diarios”, sostuvo Alarcón en uno de los reportajes que concedió en el marco de la presentación de este trabajo.
> TÉLAM.
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