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Análisis

Los candidatos del presidente no levantan cabeza y el peronismo moderado se fortalece

El presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal.

Las PASO de Entre Ríos y Santa Fe  y las generales de Córdoba revelan dos hechos sustanciales: que los candidatos del presidente son superados con amplitud y que pierden caudal electoral, golpeados por la crisis económica del país; y que el peronismo (no necesariamente el kirchnerismo) se ha convertido en el núcleo central de la oposición.

Un breve repaso permite observar que en Santa Fe, la suma de las distintas vertientes del PJ pasó de 29,76% en las PASO de 2015 al 45,22% en las recientes elecciones primarias desarrolladas en aquella provincia. A la par, Cambiemos perdió en relación a 2015, 11,07 puntos porcentuales, pasando de los 31,74 pp. de Miguel del Sel a los 20,67 pp. de José Corral.

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En Entre Ríos, el gobernador Gustavo Bordet obtuvo casi 57 por ciento de los votos, sacándole más de 22 puntos de diferencia a Atilio Benedetti, que apenas superó los 34 pp.. En las PASO de 2015, Bordet había obtenido 34,93%; el ruralista Eduardo De Angelis (Cambiemos) 28,82%; y UNA (el massismo) con Adrián Fuertes, 12,64%. La suma de las dos vertientes peronistas arroja 47,57, una diferencia de 9,3 puntos porcentuales con respecto a la primaria de 2019 (56,94 versus 47,57 por ciento). Mientras que De Angelis consiguió 28,82% en las PASO y Benedetti con sus 34,62 pp. creció 6 pp. por encima de aquella primaria.

Ayer, en Córdoba, el gobernador Juan Schiaretti obtuvo su reelección con casi 54 por ciento de los sufragios, seguido de Mario Negri con 17,78% y Ramón Mestre, 10,94%. Dividido, el radicalismo realizó la peor elección de su historia desde 1983 en la provincia, cuando Eduardo César Angeloz superó los 55 pp. La diferencia entre la coalición gobernante en la provincia y la primera de las listas de Cambiemos fue de 36 pp. La suma de las dos listas de la fuerza política del presidente reunieron 5 pp. menos que en el comicio a gobernador de 2015, cuando el candidato fue el actual ministro de Defensa, Oscar Aguad.

Fuente: Justicia Electoral Córdoba. Resultado con el 98,86% de las mesas procesadas.

La sucesión de malos resultados de los candidatos del presidente en las tres provincias que se estiran en el corazón del país agropecuario, en las que reside el centro de la construcción política de Cambiemos y en las que Macri sustentó sus triunfos electorales, indican que ese sujeto político, social y cultural está en crisis. La falta de solución a la situación económica está afectando, con toda claridad, la confianza en la gestión y liderazgo del presidente y por lo tanto debilitando sus chances electorales.

Córdoba le agregó un segundo dato: ni las visitas de Lilita Carrió, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta revitalizaron al candidato del oficialismo nacional, el diputado nacional, Mario Negri. Esto puede traducirse en que tiene pocas chances cualquier experimento político con otros candidatos si antes no mejora el escenario económico, que se está deglutiendo la gobernabilidad y la sustentabilidad del modelo neoliberal en curso.

Para la UCR, este comicio fue una mala noticia. El resultado electoral conseguido aquí deja al desnudo, que sin un candidato nacional que traccione (podría ser Martín Lousteau), el viejo partido de Leandro N.Alem e Hipolito Yrigoyen no tiene grandes chances de liderar un nuevo espacio político. Ramón Mestre pagó en esta provincia, de larga tradición radical, problemas particulares de gestión, pero fundamentalmente la inexistencia de destino por fuera de Cambiemos. Lo nacional tiñó el resultado, contrario a lo que intentó dibujar Schiaretti de que se había tratado de una elección provincial y municipal. “Los de afuera son de palo”, dijo el gobernador. Nunca más lejos de la realidad: sin el peso del drama de la crisis económica, su desempeño hubiera sido más parecido al de las elecciones de 2015.

Sin embargo, no todas son palidas para Macri o la UCR. En ninguna de las tres elecciones el vencedor fue el kirchnerismo: en dos de ellas lo hizo un conglomerado de sectores peronistas que incluyen al PJ Kirchnerista liderados por candidatos peronistas moderados como Gustavo Bordet y Omar Perotti; y en el tercero, el “jefe”, Juan Schiaretti, es moderado y neoliberal, pero en este caso sin kirchneristas explícitos dentro de la coalición. Esto implica un nuevo sesgo a la construcción opositora, que carece de un lider moderado capaz de competir con Cristina Fernández de Kirchner (una justicialista menos moderada), la dirigente del espacio peronista con mayor potencia electoral, pero que ya tiene suficiente volumen para condicionarla. O dicho de otro modo, el PJ no puede ganar sin  CFK, pero la ex presidenta tampoco puede hacerlo sin los peronistas moderados y sin el estilo que estos proponen.

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