En tiempos de incertidumbre existen ciertas actividades que se revalorizan, no porque antes no fueran valiosas sino porque el contexto hace que se tenga verdadera dimensión de su importancia. Muchas veces las situaciones límites develan para un mayor número de personas un rol diario del que antes no se prestaba mucha atención.
La actividad laboral es sin duda una necesidad de las personas para poder desarrollarse, como así también la formación y capacitación, pero el trabajo es el punto final donde uno vuelcan todos los saberes y sigue aprendiendo en base a la experiencia.
Durante muchos pasajes de la historia se ha intentado ningunear a la clase trabajadora, sepultarla en el olvido y la miseria y tratando de instalar como verdad absoluta que el valor de los laburantes no es significativo en la productividad y desarrollo de los tiempos presentes y futuros.
Hoy vemos una vez más que son los trabajadores los que le ponen el cuerpo a las situaciones difíciles y enfrentan esta pandemia salvando vidas, cuidando a los vecinos, manteniendo un servicio eléctrico que es vital para el sistema sanitario, proveyendo insumos y demás.
También es preciso decir que esta pandemia y la crisis económica actual expulsó y sigue expulsando a muchos trabajadores de sus posibilidades de desarrollo. Este es un problema mundial, pero golpea especialmente a nuestro país que acarrea una crisis de años.
Un trabajador sin empleo no deja de ser tal. Nos debe llamar la atención y movilizar estas situaciones, para seguir la lucha por todos y cada uno de los trabajadores y trabajadoras de nuestra patria, que no pueden acceder a un empleo digno; y digo digno porque siempre abundan las opciones que solo buscan explotar el sudor de las personas con pagos que no alcanzar ni para comer.
Las y los trabajadores somos parte de este mundo, hemos construido el mismo, aunque muchas veces no se nos consulte sobre algunas decisiones. Somos una pieza clave en la sociedad y cada decisión debe ir en la dirección del reconocimiento, dignificación y mayores posibilidades.
En nuestro día debemos celebrar quienes tenemos la dicha de tener empleo, tener esperanza y rezar por quien aún no lo ha conseguido y tener memoria de lo que somos, para que no nos hagan creer que la miseria es nuestro destino.
Feliz día del trabajador y la trabajadora.
Por Máximo Brizuela, secretario General del SiReLyF.
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