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Cultura

Patricio Orozco, creador del Festival Shakespeare Buenos Aires: “Nadie describió el alma humana como Shakespeare” 

Patricio Orozco creó el Festival Shakespeare Buenos Aires.

Patricio Orozco es dramaturgo, director teatral y el argentino que más sabe de William Shakespeare. Luego de traducir y adaptar sus obras, crear piezas basadas en él y un festival que lo celebra, no encuentra parecidos con el escritor inglés en el desarrollo de su oficio, más bien se reconoce en pensamientos y actitudes de sus personajes. “Dependiendo del estado de ánimo, me siento representado con uno o con otro. Es que Shakespeare ya nos pensó antes de que hubiéramos nacido. Por supuesto, cada uno sigue su camino, pero de alguna manera, todas las etapas de la vida están reflejadas en su obra”, expresa Orozco por videollamada a días de un nuevo aniversario de la muerte del autor de Hamlet, Macbeth y Sueño de una noche de verano.

Está en marcha el Festival Shakespeare Buenos Aires, el cual fundó hace una década con el objetivo de difundir sus piezas y que, por la pandemia, coordina a través de internet desde su casa en Wimbledon, Inglaterra. También propone el encuentro como una plataforma de experimentación y visibilidad de artistas argentinos, es el único de Latinoamérica dedicado al creador de Romeo y Julieta, y la edición 2021 se puede seguir online hasta el 25 de abril.

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Conoció a William siendo estudiante de teatro y, como amante de los desafíos, se interesó en él cuando le plantaban las dificultades de abordarlo. “Luego tuve la posibilidad de formarme en Londres y acá vi la fiesta que era, no era una cosa seria, de culto, era algo de mucha vitalidad. Había versiones de Hamlet por todos lados, no había que esperar veinte años para que después de Alfredo Alcón alguien la haga. Y me impactaron los soliloquios al público, sentí que me hablaban a mí, que no estaba viendo un teatro inmaculado, solemne. Desde ese momento, empecé a estudiar más en profundidad y a trabajar”, cuenta el argentino. Su próxima meta es jugar en la primera de las tablas inglesas. “Es difícil pero no imposible. Con tenacidad y paciencia, las puertas se abrirán”, y desea montar Rey Lear.

Epec

¿Por qué en Argentina tenemos que conocer a William Shakespeare?  

Primero porque es un poeta, no ha habido otra persona que describa al alma humana como él, con tanta precisión, agudeza y arte. También me parece que los clásicos en general, no solo Shakespeare, nos ayudan a rescatar el lenguaje que a veces se pierde con los caracteres y emoticones de hoy. Es muy importante recuperar el valor de la palabra, porque como uno habla es como uno piensa. Hay matices para expresar nuestros sentimientos o interpretar los de otro; las palabras nos ayudan a entender a las personas y poder comunicarnos. Entonces es rescatar la palabra y la poesía en estas representaciones arquetípicas que Shakespeare nos propone, poder ver las obras y darnos cuenta que hay gente que conocemos que es bastante parecida a tal o cual personaje, nos ayuda a conocernos un poco más a nosotros.

William Shakespeare murió el 23 de abril de 1616.

¿En cuál de sus obras está en su estado puro?

En todas las obras es él. Tito Andrónico es una de las primeras y cuando la publica en fascículos de la época, dice que puede ser representada por tres compañías de actores, está ofreciéndola. Y es una obra donde pone toda la carne al asador, es algo de su juventud que tiene mucha energía y quiere mostrar todo. Hay asesinatos de todo tipo, bebés, romanos, peleas de hermanos, un combo de todo. Después empieza a refinarse, reduce la cantidad de conflictos en una historia y empieza a dotar de más textos a los personajes, de más soliloquios y de más densidades. A lo largo de las obras que fue escribiendo, perfeccionó su técnica. Uno de los puntos más altos sin dudas fue Hamlet, una obra muy completa que condensa todo el teatro anterior a él y todo el que vino después. Ese es un punto de inflexión en la historia del teatro y la literatura.

¿Es un material que no se agota?

Es inagotable porque cada generación y cada cultura aportan su mirada. Por ejemplo, hace 100 años, el Calibán de La Tempestad era visto como un salvaje que había que educar y que Próspero era el estandarte de la civilización. Después, con el poscolonialismo se revisaron algunos conceptos y la obra de Shakespeare también. Eso es maravilloso porque siempre, hasta con los personajes más polémicos, es un espacio donde la sociedad puede observar situaciones y debatirlas.

Uno de los puntos más altos sin dudas fue Hamlet, una obra muy completa que condensa todo el teatro anterior a él y todo el que vino después”.

¿Cómo se lo trata en Inglaterra y cómo en Argentina?  

Shakespeare nació Inglaterra. Hay mucha tradición porque él empezó y terminó acá. Además, siempre fue un autor popular, nunca fue para una elite. Desde sus inicios, las obras que representaba eran para un público que, en un noventa por ciento, era analfabeto. En Argentina, nadie duda de su calidad como dramaturgo, pero existe como un respeto, hasta una especie de temor. Tenemos una tradición teatral muy grande, siempre se lo ha representado y se lo ha estudiado, quizá con la distancia no ha sido muy profundo el análisis. El Festival Shakespeare en Buenos Aires intenta abrir esos puentes entre los investigadores de afuera y los argentinos, y que la gente le pierda un poco el miedo, que no lo tenga como que es algo de una elite o que no va entender nada, sino todo lo contrario, es muy cercano al público, porque escribía para el pueblo, le vendía entradas a los trabajadores. Se trata de desacantonarlo un poco y, sobre todo, presentar versiones que no sean traducciones del español, porque eso a nosotros nos aleja mucho, se puede tener el mismo nivel de poesía y que nos hablen en nuestro lenguaje.

Antes creaste un festival para el dramaturgo Samuel Beckett, ¿qué comparte con Shakespeare?

Los dos son poetas y para poner un punto en común, los dos se han interesado en determinadas circunstancias de la vida de una persona, como puede ser la melancolía, el abandono, el existencialismo. Shakespeare es el autor de las palabras y Beckett de los silencios, cada uno en su estilo trató de indagar en  estas cuestiones profundas. Creo que se cruzan en la mirada del mundo, de buscarle un sentido. Por ora parte, Rey Lear (Shakespeare) sirvió como inspiración para Final de partida (Beckett). Shakespeare ha influido a prácticamente todos los dramaturgos que lo siguieron, de alguna manera u otra, todos tiene algo de él. Por eso es tan grande.

Siempre fue un autor popular, nunca fue para una elite”.

¿Hay algún dramaturgo contemporáneo que se acerque a la calidad de Shakespeare?

Tengo la expectativa de que sí. Antes de él, los clásicos eran los griegos, ¿quién hubiera pensado que alguien iba a superarlos? Ahora Shakespeare es como los griegos eran para él, el clásico que está ahí mirándonos desde hace tanto tiempo. Tal vez es difícil verlo en el presente, incluso a él no se lo valoró en su momento como ahora. Quizá ahora tengamos un Shakespeare y no le estamos dando la importancia, pero si logra sobrevivir al paso de los años y la gente lo rescata y lo revisa… No es una tarea fácil, pero puede ser.

A medida que profundizás en él ¿qué te sorprende?

Las obras, siempre. Pero de su vida personal no se tiene mucha información, entonces es un lugar de incógnitas y especulaciones. Cómo llegó a Londres, cómo hizo los primeros pasos dentro de una compañía teatral siendo actor, cómo era la relación con su mujer y con sus hijos, todo se está reviendo, porque no se sabe mucho. Algunos apoyan la teoría de que abandonó a la familia, se instaló en Londres y luego volvió. Después hay otros, como yo, que creemos que iba y venía a Stratford, porque era una distancia normal dentro de todo. Entonces, tal vez, sí existió la posibilidad de que haya compartido un estreno junto a sus hijos y mujer. Hace más de cuatrocientos años que influye en la literatura del mundo y es una incógnita todavía, se trata de buscar el inicio de la genialidad, que no está documentada.

¿Cómo te imaginás su personalidad?

Son todas especulaciones. Si estuvo tantos años compartiendo una compañía de teatro, siempre con el mismo grupo de amigos, quienes después de muerto lo homenajean editando un libro con todas sus obras, se podría decir era una persona cálida. Pero el arte también nos ha dado muestras de que un artista, alguien sensible, puede ser un cabrón. Yo prefiero imaginármelo como un padre de familia, como una persona adorable. Es difícil separar la persona que escribió textos tan sensibles, con un vuelo poético tan grande, describiendo situaciones de amor, de compasión, de piedad, y que ese mismo tipo después salga a la calle y trate mal a la gente, pero puede ser.

PARA AGENDAR

Con especialistas, directores y actores de Argentina y el mundo. Norma Aleandro, Elena Roger, Leonor Benedetto, Mauricio Kartun y entre otros.

Hasta el 25 de abril, en www.festivalshakespeare.com.ar

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