La víctima es una mujer que es cabo primero de la Policía de Córdoba, con una hija de 12 años que padece “parálisis cerebral con diagnóstico de Agenesia del cuerpo calloso, epilepsia y trastorno del espectro autista”. La suboficial había podido compatibilizar los horarios de trabajo con los cuidados de su hija, que son especiales, hasta que llegó la nueva responsable de personal de la comisaría 5° de barrio San Vicente, en la ciudad de Córdoba, a principios de septiembre. Justamente, el detonante de la persecución, agresiones psicológicas y maltrato verbal, habría sido el planteo de cambio de horario, al que la mujer no quiso acceder.
Debe sumarse, que la denunciante se encuentra en una situación de extrema vulnerabilidad, ya que está separada del padre de la niña y es el único sostén económico de su hogar, ya que su ex pareja no tiene trabajo.
Es el segundo caso de “mobbing” reportado por este medio, en la Policía, en apenas 45 días. En el anterior, la víctima es la sargento Mariela Chávez, de San Francisco. Denunció que ejercieron “mobbing” contra ella por padecer obesidad y que la discriminaron por su condición de mujer. Allí, los acusados son el jefe de Operaciones de la Unidad Regional de San Justo, el comisario inspector Rubén Caporali, y a jefe de personal, Ariel Figueroa.
La presentación de la cabo ante el Tribunal de Conducta Policial, a la que accedió ENREDACCIÓN, es por “mobbing” contra el comisario José Gómez, titular de la dependencia policial, y su pareja, la suboficial Mayor, Marta Inés Valenzuela, jefa de personal de la misma dependencia. A ello, debe sumarse la falta de una política específica de la institución para situaciones de este tipo, que obligaron a esta mujer a tener que “negociar” con cada uno de sus jefes sobre esta situación. El escrito es impulado por la Asociación Civil de Derechos Humanos y Violencia de Genero y lleva la firma de su titular, Adriana Rearte.
Aquí no se menciona el nombre completo de la denunciante para proteger la identidad de su hija. Las iniciales de su nombre y apellido son J. y S, respectivamente. Según consta en el expediente, cuenta con una antigüedad de catorce años y 10 meses, prestando servicios en la Comisaría 5ta de barrio San Vicente, donde dice: “Cumplo mis funciones en atención al público y, en la actualidad, me encontraba colaborando en la oficina de personal debido a la falta de efectivos para realizar la tarea”. Trabaja en la comisaría 5° desde marzo de 2019.
En términos teóricos, el “mobbing consiste en una agresión psicológica con una dirección específica hacia la víctima con una intencionalidad subjetiva y perversa de generar daño o malestar psicológico, su destrucción psicológica y/o su egreso de la organización empresarial. Se trata de un proceso destructivo sutil que tiende a desacreditar o dañar al trabajador; es un atentado a la dignidad, a la salud física y psicológica del trabajador”.
Respecto de la niña, detalla en el escrito que “es totalmente dependiente, ya que toma medicación para epilepsia, se alimenta por biberón y usa pañales, explicándole de una forma práctica que es un bebe que mide 1,40 metros y pesa 40 kilos al cual tengo que asistir en todo momento. Dicha medicación debe ser suministrada cada doce horas siendo a las 7.30 y 8:30 por la mañana, y por la tarde 19:30 y 20:30 por lo cual se me dificulta trabajar por la mañana”.
J.S. le dijo a este medio que “cuando empezo la.pandemia presenté los certificados médicos de mi hija, que es paciente de riesgo, y me autorizaron trabajar de 14 a 19 horas. Antes de eso, tenía la autorización de la Dirección y del Departamento a retirarme si surgia algun problema de mi hija, porque los jefes saben cómo trabajo y lo que otros hacen en horas, yo lo hacia en menos tiempo. Siempre me esforzé para hacer lo mejor, porque yo dependo de la buena voluntad de ellos, de los jefes”.
“Si yo cumplía, me iban ayudar, ese era mi pensamiento. Pero desde que ella llegó, cambio todo, no sólo para mí sino para todos. Me puso una nota mala, cuando al principio mi trabajo era excelente, y tengo pruebas que yo trabajaba desde mi casa también fuera de horario”.
La cabo primero, también se encuentra bajo tratamiento psiquiátrico, luego que le diagnósticaran “ataques de pánico”.
En la acusación, detalla los siguientes hechos:
-“A principios del mes de septiembre se incorpora al numerario de la Dependencia para cumplir la función de Jefe en el área de personal la Sub Oficial Mayor Marta Inés Valenzuela. (…) Desde que llego comenzó a dirigirse hacia el personal policial que se encuentra en “Tareas NO operativas” de una manera denigrante, despectiva y humillante, como así también a realizar abuso de autoridad. Es decir, que de malas formas manifestó que teníamos que estar disponibles las 24 horas porque el área es así, que si no respondíamos los mensajes por tener el teléfono roto teníamos que salir a comprar uno porque teníamos que estar disponibles para cualquier requerimiento de la misma”.
(Valenzuela) manifestó que teníamos que estar disponibles las 24 horas porque el área es así, que si no respondíamos los mensajes por tener el teléfono roto teníamos que salir a comprar uno porque teníamos que estar disponibles para cualquier requerimiento de la misma”
-“Al NO querer sumarme a un grupo de Whatsapp, Valenzuela manifestó: “Afuera te espera el balde y la escoba que es para lo único que servís”. (…) Informándome que estaba en conocimiento el Comisario (Gómez) y a posteriori, me informa el Subcomisario Furlan que estaba citada en horas de la tarde y a última hora me dice que me retire (sin que me atienda), (y me dice) que lo espere al día siguiente”.
Afuera te espera el balde y la escoba que es para lo único que servís”.
-“El día miércoles 16 de setiembre fui citada nuevamente por el jefe de Dependencia (José Gómez) a quien le manifieste que debido a la atención de mis hijos no podía estar pendiente del teléfono permanentemente, fundamentado en que tengo una hija de 12 años edad, que padece parálisis cerebral con diagnóstico de Agenesia del cuerpo calloso, epilepsia y trastorno del espectro autista, siendo la misma totalmente dependiente”.
-“También le manifesté que me encuentro bajo tratamiento psiquiátrico con medicación, por lo cual la superioridad ya estaba en conocimiento y permitían una jornada reducida desde el comienzo de la pandemia, ya que mi hija es paciente de riesgo. Esa situación me generó estrés y síndrome de ansiedad generalizada, debido a la exposición. En ese momento, presente la documentación pertinente, ya que el padre vive en una pensión y se encuentra sin trabajo y no es un lugar seguro para ella por su patología y su riesgo frente a esta pandemia”.
– “Gómez ordena que debo volver a realizar tareas de atención al público ya que el personal a cargo del área fue designado para que sus directivas fuesen cumplidas. Por lo que al día siguiente bajo constancia en el libro de guardia procedí a devolver la llave de la oficina. El día viernes 18 de setiembre me presento a trabajar y por orden de la sub oficial mayor Valenzuela Marta Ines debo presentarme a trabajar el día sábado 19 de septiembre en el horario de 07:00 a 15:00 horas cuando expresamente manifesté al Comisario la imposibilidad de poder cumplir el horario por la mañana por la atención de mi hija que es paciente de riego más en los momentos de pandemia que atraviesa la sociedad y que yo siempre iba a la tarde”.
-“Siendo esto, el día viernes 18 del corriente mes, fui notificada por el Oficial de servicio, el oficial Principal Cacace, por lo cual firmo el libro y me retiro al patio y no puedo contener el llanto y empecé a sentir falta de aire por no entender porque me decían una cosa y hacían otra si ya en reiteradas ocasiones presente toda la documentación y cumplí muchas veces fuera de mi horario con compromiso y lealtad ante las solicitudes”.
-“Me vi desbordada en otras ocasiones antes que esta, cuando nadie escuchó y ni siquiera se acercó a ver mi situación por mas documentación que entregaba, la cual iba a un archivo sin siquiera ser leída; siempre dependí de la buena voluntad de cada jefe de turno, siendo que la institución cuenta con profesionales que podrían haber realizado un informe, y analizado la situación y evitarnos a ambas (mi hija y yo) tantas faltas de respeto que soporté”.
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