(Por Javier Varetto*) Observamos preocupados la triste realidad de un gobierno provincial y su gobernador Juan Schiaretti sin plan, y cuya única política de gestión es el silencio. Pareciera que para Schiaretti no hay nada que comunicarle a los cordobeses, nada que explicarle frente a la cantidad de desaciertos de gestión, que se van acumulando, que van dejando en el presente y hacia el futuro, una provincia que tiene más preguntas que respuestas, que tiene más dolores que alegrías, y que demuestran la imagen de un proyecto como el de Hacemos por Córdoba que sufre los avatares de sus excesivos veinte años de gestión, haciendo agua y en retroceso.
La provincia también tiene un débil funcionamiento democrático, con una sola cámara legislativa con rol de escribanía, fruto de la unicameral que dejó sin control y sin equilibrio al sistema político, y con una Justicia adocenada y adormecida, que no escucha y no ve cualquier situación que pueda comprometer al poder político. A ello, se suma que, además, la provincia está cercada mediáticamente, fruto de los millones de pesos puestos por el gobierno, que terminan acallando públicamente todas las voces y denotan una visión discutible de prioridades en el destino de los fondos públicos, donde el único objetivo es enmascarar una realidad, la cual, si se corren esos velos marketineros, nos muestra una situación social, laboral, económica, ambiental, educativa y sanitaria absolutamente delicada.
Debe agregarse la crisis económica financiera de la provincia, hoy dependiente de la Nación, y con la mayor deuda histórica de todos los tiempos, con una composición en un 95% en moneda extranjera.
Respecto del sistema sanitario, que ya previo a la pandemia tenía muchos déficits, el gobierno desaprovechó el tiempo de aislamiento para ponerlo en condiciones. Debe adicionarse, que el sistema funciona con trabajadores precarizados y sin una red provincial descentralizada.
En tanto, la educación, que también sufría un deterioro previo a esta etapa particular del Covid- 19, no mostró de parte de las autoridades provinciales un plan, ni un programa hacia adelante para la recuperación de su funcionamiento, sosteniendoló sólo los docentes con sus recursos propios y sin un adecuado reconocimiento salarial.
También se observa falta de reacción y sensibilidad del gobierno provincial frente a la delicada situación que ya tenía la economía en Córdoba. Una situación que se agravó de sobremanera en la cuarentena, sin medidas, con pocas acciones o tardías y con parches. Córdoba tiene índices de pobreza y desempleo en crecimiento y alarmantes, que ya tenían en la provincia valores de los más altos del país previo a esta situación de emergencia sanitaria, pero que hoy nos muestra números trágicos en sectores como el Gran Córdoba, donde la tasa de desempleo es de 13,9% y con niveles de pobreza que rondarían el 37,5%.
A ello hay que agregarle el ajuste aplicado a nuestros jubilados/as con una reforma al sistema previsional en trámite exprés, convirtiendo a este gobernador en la figura política que a lo largo del tiempo más ajustó a los jubilados/as, continuando el proceso de armonización y la ineficaz administración e intervención de la Caja de Jubilaciones.
Se le suma a esto, los sucesivos errores de gestión, como las políticas aplicadas en el tema medioambiente, suelos y bosques, viviendo hoy las consecuencias de ello en situaciones de incendios históricos, o cuestiones de violencia institucional, que quedaron expuestas públicamente en el caso de Blas Correas, pero que tiene cientos de hechos, consecuencia de políticas de seguridad y de formación policial no acertadas, o de los horrores en el manejo de decisiones en la pandemia, manifiestas en extremo en el caso de Solange (Musse).
Por todo ello, Schiaretti debe dar respuestas a los cordobeses, este gobierno provincial debe generar un ámbito urgente de diálogo entre todos los sectores de la política, la producción y el trabajo de nuestra provincia, para lograr consensos que permitan políticas de estado para cambiar los déficit mencionados, hoy esto es un accionar que debería ser impostergable y necesario, frente a lo que nos está dejando y dejará la pandemia en la realidad social, laboral y económica de nuestra provincia.
* Javier Varetto es presidente de la Organización de Trabajadores Radicales de Argentina (OTR).
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