El presidente argentino Javier Milei se reunión en Ushuaia con la general del ejército de EE.UU. y comandante del Comando Sur, Laura Richardson, cerca de la medianoche de este jueves, luego de un viaje desde Buenos Aires con inconvenientes. Milei no viajó a Tierra del Fuego para conmemorar el Día de los Veteranos y Caídos por la Guerra de Malvinas el pasado 2 de abril, pero sí lo hizo para encontrarse con Richardson. En la ceremonia, el mandatario aseguró que “Queremos reforzar nuestra alianza estratégica con Estados Unidos”.
Richardson fue recibida por una protesta de veteranos de Malvinas y trabajadores de distintos gremios, que cuestionan el apoyo estadounidense a Gran Bretaña. El gobernador Gustavo Melella no participó de ninguna de las actividades y no se reunió con la militar.
El gobernador patagónico considera a Estados Unidos un aliado de Gran Bretaña en su política exterior y en particular por haber colaborado con los ejercicios militares ingleses en torno del archipiélago cuya soberanía reclama Argentina (y que forman parte del territorio de la provincia).
Milei, en cambio, se encontró con la militar con el objetivo de “monitorear los avances en el desarrollo de la base naval integrada y seguir fortaleciendo la relación de amistad y colaboración entre ambos países”.
Luego dijo que “más allá de los vaivenes políticos y diplomáticos que han tenido los gobiernos de distintos signos políticos, tanto aquí como allá, los argentinos como pueblo tenemos una afinidad natural con los Estados Unidos. Ambos pertenecemos a la tradición occidental con una cultura, una historia política y una forma de vivir en sociedad en buena parte compartida. Una tradición que tiene en su base las ideas de la libertad, la defensa de la vida y la propiedad privada, que fueron el estandarte de los padres fundadores de ambas naciones cuando diagramaron sus primeras constituciones”.
Agregó que “tristemente Argentina se apartó hace mucho tiempo de estas ideas e insistió por un siglo con valores contrarios a los de nuestros padres fundadores. Hoy las estamos volviendo a abrazar para revertir 100 años de decadencia”.
Más adelante, señaló su “preocupación por el riesgo que corre occidente por darle la espalda a estas ideas. Hoy más que nunca es importante reforzar los lazos de amistad entre quienes sostenemos estos valores”.
Luego resaltó el desarrollo de la base naval integrada que “constituirá el puerto de desarrollo más cercano a la Antártida y convertirá a nuestros países en la puerta de entrada al continente blanco. Este es el camino para seguir asegurando nuestro derecho soberano en la Antártida”.
Por último, criticó a los anteriores gobiernos, al afirmar que “se han llenado la boca hablando de soberanía, pero no han hecho nada por ella. Esto no es casualidad, (…) la soberanía no se defiende con aislacionismo y discursos rimbombantes, sino con convicción política, construyendo alianzas estratégicas con aquellos que compartimos una visión del mundo”.
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