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Mariano De Miguel, economista: “La madre de todas las batallas para estabilizar la economía, es gobernar el tipo de cambio”

El economista Mariano De Miguel. (Foto: Gentileza Diario Río Negro).

Mariano de Miguel va de frente a todos los temas que le propone la entrevista. Este economista de tendencia desarrollista, afirma que “está claro que está en marcha un plan de estabilización económica, que probablemente, cualquier hubiera sido el resultado electoral, había que encararlo”. También cree que no alcanza con anclar salarios y jubilaciones como ha hecho el gobierno para estabilizar la economía: “La madre de todas las batallas para estabilizar la economía, es gobernar el tipo de cambio”, dice. Respecto de una eventual dolarización, como impulsa el presidente Javier Milei, considera que “tiene más defectos que virtudes y, en la Argentina, todavía no veo las posibilidades que sí dice el presidente que existen. Creo que dolarizar, en este momento, tendría costos económicos y sociales muy grandes, que me parece que sería preferible no pagar”.

De Miguel fue presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) durante la gestión del ministro de Economía, Sergio Massa. Es economista recibido en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), y posee estudios de posgrado en Políticas de Desarrollo para las Pequeñas y Medianas y en Relaciones Internacionales. También es docente en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Estuvo en Córdoba, para participar de una reunión con empresarios, y un encuentro con dirigentes, afiliados y simpatizantes de APEC (Acción Para el Cambio), el partido cuyo principal referente es Alfredo Keegan, ambas desarrolladas en el hotel Quórum de la Capital provincial. La que sigue es la conversación que sostuvo con ENREDACCIÓN.

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¿Las medidas económicas que se tomaron hasta ahora son para controlar la inflación o para preparar el camino a la dolarización?

Está claro que está en marcha un plan de estabilización económica, que probablemente, cualquier hubiera sido el resultado electoral, había que encararlo. A mí me gusta decir que hay planes de estabilización exitosos y los que no lo son. Dentro de los que son exitosos, lo son en la medida que controlen el tipo de cambio y por ende la dinámica de precios; están los que fueron exitosos, pero además expansivos, que lograron estabilizar la nominalidad de la economía, pero también expandirla. El ejemplo más claro de esto, es la Convertibilidad de (Domingo) Cavallo, que logró las dos cosas, por lo menos en el corto plazo. Y después están los exitosos, en términos de que logran dominar la nominalidad, pero que son contractivos, como fue el 2001, como fue el 2016, en el primer año del gobierno de Macri, y en este momento, estamos con un plan de estabilización, de momento, exitoso en materia de tipo de cambio, pero no está tan claro el panorama en materia de inflación, pero que es profundamente contractivo. Cuando uno pone en perspectiva histórica el ajuste que está haciendo y logrando el gobierno, sorprende por la dimensión del mismo y diría que este esquema muy bien puede cuadrar con una segunda etapa, donde el gobierno espere que una vez estabilizada la economía la hace rebotar, pero en el marco de mantener el peso, pero puede encuadrar también con un plan dolarizador.

“Este esquema muy bien puede cuadrar con una segunda etapa, donde el gobierno espere que una vez estabilizada la economía la hace rebotar, pero en el marco de mantener el peso, pero puede encuadrar también con un plan dolarizador”.

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¿Qué beneficios y perjuicio tendría una eventual dolarización?

La dolarización tiene más defectos que virtudes y, en la Argentina, todavía no veo las posibilidades que sí dice el presidente que existen. Creo que dolarizar, en este momento, tendría costos económicos y sociales muy grandes, que me parece que sería preferible no pagar. Me parece que el gobierno, aunque manifiesta que quiere caminar hacía allí, de hecho, todavía no lo está haciendo.

¿Cuántos dólares se necesitan para dolarizar, se especula que se necesitan entre 25 y 30 mil millones de dólares para hacerlo?

-Siempre se tomó ese valor como la cantidad de dólares para lograr un tipo de cambio de conversión de arranque razonable. ¿Y a qué llamamos razonable? Si el tipo de cambio del que yo parto está cerca del que existe hoy, finalmente dolarizas sin tener que hacer una depreciación de hecho con el empobrecimiento que ello supone. Si vos te equivocas son eso o no tenés o no conseguís los dólares que necesitás para poder convertir tus pesos a dólares a un tipo de cambio vigente, la conversión como le pasó a Ecuador, se hace a un tipo de cambio mucho más alto. Eso es lo que alertan muchos economistas, que dicen cuidado, que cuando consideras no sólo la base monetaria, sino otros contratos como los salarios o el retiro de depósitos en dólares, en consecuencia, todo eso aumenta el tipo de cambio al cual querés convertir. Entonces, cuidado, porque quizás la dolarización la haces a 2000 o 3000 pesos por dólar, lo cual es un shock de inicio muy costoso. Es como le pasó a Ecuador, que cuando dolarizó después de pasado el shock inicial, tuvo el beneficio que generalmente tienen las dolarizaciones, que es bajar sensiblemente la inflación, pero en el medio se cargó al presidente. Por eso, si estuviera en el gobierno, y tuviera seriamente la estrategia de dolarizar, elegiría quirúrgicamente el momento para tratar de que cuando se haga, que sea con el menor tipo de cambio de conversión posible, porque si no, lógicamente, sería echarle nafta a una situación económica y social muy deteriorada, como el propio gobierno incluso reconoce.

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¿El ancla del plan de estabilización son los salarios y las jubilaciones?

De hecho, están siendo un ancla. Cuando miras la caída de los ingresos, particularmente el salario, lo tenes un 25% debajo de los años ’70, es decir, ha habido una caída, en dos meses, muy grande. Pero también lógica, porque muchas paritarias ya estaban jugadas y vino el shock inflacionario posterior a la devaluación. Ahora está la incógnita de cómo se van a ir desenvolviendo las paritarias, y por ende que tan ancla van a ser los salarios y los ingresos como pensiones y jubilaciones. Sin duda ahí hay un elemento. Las dos anclas clave de cualquier plan de estabilización exitoso cuando lo ves en perspectiva, además de la cuestión de ingresos y salarios, es el tipo de cambio. Vuelvo a la Convertibilidad, del que soy critico como régimen de política económica, pero muy elogioso como plan de estabilización, y debo decir que, en aquel momento, lo que logró Cavallo anclar muy rápidamente, fue tipo de cambio e ingresos. Diría, que la madre de todas las batallas, además de ver que va a pasar con los ingresos, es el tipo de cambio, porque si lograra el gobierno, anclar definitivamente el tipo de cambio, como tiene mucho peso en la dinámica de los costos y los precios, ahí ganaría una batalla importante, que además le permitiría que la caída de los ingresos no sea tan grande, lo cual tiene beneficios obvios, sociales y económicos, en un país que tiene un mercado interno importante y que depende de él, y también le permitiría no depender de los ingresos tanto como ancla de la inflación. Si no se gana la batalla contra el dólar en términos de anclaje, no veo que el plan de estabilización triunfe porque no veo que vaya alcanzar o ser suficiente nada más que con el ancla de salarios y jubilaciones.

“Si no se gana la batalla contra el dólar en términos de anclaje, no veo que el plan de estabilización triunfe porque no veo que vaya alcanzar o ser suficiente nada más que con el ancla de salarios y jubilaciones”.

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El presidente Javier Milei; el ministro de Economía, Luis Caputo; y el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse. (Foto: Prensa / Archivo).

El gobierno busca la internacionalización de los precios de la economía, la apertura que intenta Milei fortalece este proceso y, por lo tanto, los salarios pasan a tener un menor valor. ¿Los ingresos a la baja en términos internacionales, son sostenibles políticamente en el tiempo como modelo económico y, además, pueden permitir el desarrollo económico con inclusión o es algo imposible?

Desde mi perspectiva, la puedo catalogar, con los riesgos que tienen las etiquetas, desde una perspectiva más desarrollista, para un país como Argentina, es inviable un programa de desarrollo que no considere la dinámica del mercado interno. Dentro del mercado interno la demanda juega un papel clave, sobre todo como consumo privado, y como el consumo privado depende esencialmente de créditos, salarios, pensiones y jubilaciones, un modelo que este solventado sobre la base de salarios baratos no es un plan viable de desarrollo para Argentina desde lo económico y desde lo social. Cuando uno revisa la historia, va a encontrar momentos donde ha habido retrocesos significativos en materia salarial y socialmente se han aguantado. Decía en una charla, que no hay que olvidarse dos cosas: Cuando uno mira la década de los ’90, uno ve que puede haber una crisis grande sin que haya inflación, como al final de los ’90, en los que hubo 36 meses seguidos de recesión que generaron un caldo de cultivo social muy complicado, al margen de que había deflación. Pero también es cierto, que esos 36 meses de recesión seguidos mostraron que la tolerancia de la sociedad a las crisis es mayor cuando se dan en el marco de cierta estabilidad y pasa a ser menor o casi cero cuando se dan en el marco de una nominalidad descontrolada. Pero para ser concreto, no iría para la Argentina con un modelo de crecimiento y desarrollo cuya base fundamental sea la baratura de los salarios, sino que tendríamos que ir a un modelo en el que la competitividad no sea por baratura sino por productividad. Por supuesto esto es muy fácil decirlo y es muy difícil lograrlo, y lo cierto es que si vos vas a abrir y vas a competir y todavía no diste el salto de productividad el abaratamiento interno es la salida que te queda. Pero ese abaratamiento, además de que no lo veo como sostenible en el mediano y largo plazo, como modelo económico, desde el punto de vista político y social es muy complicado. Hasta el FMI, como un actor que llama la atención que lo haga, está alertando por el costo social del ajuste. Dice: ‘bienvenido sea”, pero en algún punto considera que “se está pasando de rosca” y puede tener costos sociales innecesarios. El gobierno entiende que este ajuste es insoslayable, primero; y que también tiene que ser lo más amplio, después; para sentar las bases de un rebote que el presidente imagina en V. Algunos lo imaginan como una J, pero que tiene el riesgo, como lo ha dicho (Carlos) Melconian, que sea una L, que el gran peligro sea que establezcas la recesión como el estado natural de la economía. Eso ya sería un problema y el doble problema sería si eso, además, ocurre porque la estabilización que estás buscando y por ahora estás logrando en materia cambiaria, finalmente no la podés concretar. Entonces, te vas al peor de los escenarios que es el estancamiento con inflación y nominalidad no controlada.

“El gran peligro es que establezcas la recesión como el estado natural de la economía”.

¿El gobierno, además de la licuación que está instrumentando, tenía otra alternativa para ajustar el gasto público (provincias, obra pública, transporte, jubilaciones, educación, etc.)?

Si uno acepta que el ajuste era insoslayable, y a su vez, que era insoslayable hacerlo por vía fiscal, ciertamente no había demasiados rubros para tocar y estaba claro, que los que había para tocar, justamente son los más sensibles que marcaste en la pregunta, y con dos aspectos que marcaste que son los más sensibles para entender posibles conflictos sociales y políticos. El de las transferencias a las provincias, que ha sido cero, y que tiene mucho que ver con la obra pública. Este objetivo está hecho, pero hay que ver si es sostenible en el tiempo. Y el otro dato, dentro de los gastos corrientes, es el de los gastos sociales, que han incidido mucho en este ajuste, porque el Estado argentino como el brasileño, no así el resto de la región, son dos Estados muy redistribuidores. Es decir, recaudan, pero parte de esa recaudación vuelve al sector privado en materia de asistencia. Y ahí tocaste mucho. Y después en materia jubilatoria. Ahí hay otro foco que no es sostenible en el tiempo. El gobierno dice: “Nosotros no pensamos que este sea el estado natural de las cosas, se hace esto ahora y en algún momento se va a recomponer”. Si la hipótesis es que aceptamos que no había otra vía que el ajuste fiscal para hacer esto, uno puede entender, más allá de discutir la intensidad, que no queda otra que tocar donde tocaron.

El candidato presidencial, Sergio Massa, durante la visita a la empresa Bio4, en Río Cuarto. (Foto: Télam / Archivo).

Lo que creo es que, si bien lo fiscal había que ordenarlo, me da la sensación que una alternativa que quizás había para tener un plan de estabilización alternativo, es como finalmente tratás el corazón de cualquier plan de estabilización, que es gobernar el tipo de cambio. Ahí era, tratar de esperar una situación de relativa abundancia de dólares, de manera tal de que no fuera necesario conseguir esos dólares con una recesión económica tan grande como la que tiene el plan del gobierno.

“(Una alternativa al ajuste fiscal era) tratar de esperar una situación de relativa abundancia de dólares, de manera tal de que no fuera necesario conseguir esos dólares con una recesión económica tan grande como la que tiene el plan del gobierno”.

Si (Sergio) Massa hubiera sido presidente, hubiera encarado sin duda un plan de estabilización, y habría buscado que sea bastante más suave en materia de actividad, tratando de encontrar el momento ideal para lanzarlo. ¿Cuál sería el momento ideal? Aquel donde te sobran relativamente dólares como para poder controlar el tipo de cambio, sacando esos dólares de la mejora de precios internacionales, de la dinámica de las exportaciones, de la bonanza de algunos sectores estratégicos que debieran madurar en el corto, mediano y largo plazo (Energía), sin que esos dólares salgan del ajuste. Pero bueno, eso no pasó. El gobierno entendió y entiende que lo fiscal es decisivo, no sólo para ordenar lo que entiende es la fuente de la inflación y todos los desórdenes de precios relativos, sino para conseguir los dólares que finalmente permitan gobernar el dólar. No te olvides que cuando vos mirás la recomposición de las reservas internacionales, es un éxito, de momento, del plan de estabilización en materia financiera, y es una recomposición que ha venido mucho de la mano de la recesión, que baja el monto de las importaciones. Para un país que insume muchos dólares cuando crece, la recesión te ayuda a ahorrar dólares. También las restricciones a importar, más allá del cambio de administración, todavía siguen vigentes. Esto, de la mano de una devaluación, que más allá de encarecer los productos importados, obviamente en la medida que acelera la inflación y hace caer el poder adquisitivo de los ingresos fijos, eso resta al consumo, y eso también a la inversión, y como parte de la inversión es importada, eso permite ahorrar dólares. Desde el 11 de diciembre, el BCRA hizo compras netas de divisas de alrededor de 8 mil millones de dólares, que neto de otros gastos dieron algo más de 6 mil millones de variación de reservas brutas, y eso, en parte, tiene que ver con esta movida. El gobierno me podría responder, “vos estás hablando que había una alternativa más virtuosa, más  suave, lo cierto es que eso no lo vemos y lo que nos quedaba a mano era hacer este ajuste fiscal y uno de los beneficios que tuvo, es permitirme mejorar sensiblemente las reservas”. Por cierto, la recomposición de reservas es, sin lugar a dudas, una de las claves para el éxito de cualquier plan de estabilización, porque es una variable que mide el mercado al momento de saber si va a apostar o no contra la banca. Siempre digo, porqué en Brasil alcanza con el que el presidente Banco Central ni siquiera venda un dólar, que diga que le parece que el tipo de cambio ya está bien, eso alcanza para que nadie apueste contra el Real. Bueno, es un Banco Central que tiene más de 300 mil millones de dólares de reservas. Es una banca con tanto poder de fuego, contra la que nadie quiere jugar.

“Si (Sergio) Massa hubiera sido presidente, hubiera encarado sin duda un plan de estabilización, y habría buscado que sea bastante más suave en materia de actividad, tratando de encontrar el momento ideal para lanzarlo”.

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Massa intentó llevar adelante una política como la que vos señalas respecto del tipo de cambio, pero no tuvo una respuesta satisfactoria de los actores económicos, como el campo y a un costo de incrementar la base monetaria. ¿Era posible prolongar esta política teniendo en cuenta que, desde diciembre hasta marzo, históricamente, no entran dólares suficientes y que el mercado buscaba un tipo de cambio parecido al actual?

Posible sí, no sé si probable. También, una variante hubiera sido un intermedio, parte de una estabilización con contracción como se está haciendo, pero con una devaluación quizá menor, apuntando a una aceleración inflacionaria también menor, con mayor contención social, dado que hay una mirada del rol del Estado totalmente distinta, pero en todos los casos iba a haber una expectativa de pasar la rompiente que todos ubican por abril y llegar a ese momento, donde entre la liquidación de la cosecha y la maduración esperada de algunos sectores, como la energía, obtener esos dólares que permitieran crecer a la Argentina de modo virtuoso y no sobre la base de la deuda o la venta indiscriminada de activos. Cuando se evalúan las posibilidades y las probabilidades, siempre digo, no nos olvidemos que el largo plazo es la suma de los cortos. Hoy, por ejemplo, cuando el mercado mira y se pregunta: ¿Es sostenible esta dinámica del dólar? Es sostenible en buena medida si uno supone que, llegado el momento de la liquidación potencial de la cosecha, esa liquidación se va a dar. Ahí surge la pregunta: ¿Van a liquidar a este tipo de cambio o van a pedir otro? Es imposible saberlo y ahí está una de las batallas del gobierno, que es lograr instalar una dinámica del dólar que el mercado entienda que el gobierno tiene chances de sostener. Y, por ende, si tiene chances de sostenerla, que motive y convenza a liquidar, lo que refuerza la posibilidad de sostener el plan.

Argentina se estancó desde 2011, aunque ahora está en caída. Aquí entra en observación, tanto el fracaso del modelo neodesarrollista que intentaron las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, y el neoliberal de Mauricio Macri. ¿Por qué sucedió esto? ¿Por qué la economía ingreso en esta crisis tan prolongada y no pudo retomar el ciclo de crecimiento y desarrollo ocurrido entre 2003 y 2011?

En Argentina, en 2011, se terminó de cerrar el súper ciclo de precios de las commodities que tanto le ayudó a Argentina y la región para relajar la restricción externa que tradicionalmente tenemos. Argentina es un país que cuando crece por cada punto que crece el PBI, necesita entre 2500 y 3 mil millones de dólares adicionales de importaciones si es que no hace nada en cuestiones de profundización exportadora y de sustitución inteligente de importaciones. Entonces, todo ciclo de crecimiento, a la Argentina siempre le lleva a la pregunta de dónde van a salir los dólares que financien ese crecimiento, dada la estructura productiva del país. El súper ciclo de precios de las commodities posibilitaron relajar la restricción externa y eso se acabó. Cuando eso se acaba aparece una demanda, que es porque esos dólares no salen de una transformación de la matriz productiva, que creo que fue uno de los déficits de la Argentina de los post-2000. El 2011 marca muy claro el fin de esa etapa. Coincido con vos que estás virtualmente estancado, el matiz que pondría, es que entrás en un estancamiento promedio, pero con un serrucho. El 2012 caes un poco, 2013 subís un poco, el 2014 caes, el 2016 caes y el 2017 subís. Y ahí se inicia un período cualitativamente inferior a lo anterior, que ya no es un estancamiento promedio como un serrucho, sino ya es una tendencia a la caída, eso sucede en 2018 y 2019, se acentúa en el 2020 con la pandemia; y lográs corregir algo en 2022, en que la economía vuelve a crecer. Después, en 2023, la sequía te mata, más allá de los errores que haya podido cometer el gobierno y la política económica anterior, y llegamos a este contexto, donde la urgencia de un cuadro de problemas de deuda, problemas de dólares, nominalidad descontrolada, impone que más pensar en los problemas del desarrollo, tenes que resolver la urgencia.

Vamos a imaginar un escenario optimista, si esto funcionara bien, si la economía se estabiliza costos mediante, sociales y políticos, la Argentina debería en un momento volver a plantearse decisiones estratégicas. A veces somos reacios a discutirlas. En un tiempo tuve la suerte de hablar con Juan Gabriel Tokatlian (sociólogo y doctor en Relaciones Internacionales) y decía algo muy interesante: Este mundo se parece bastante, más allá de las implicancias y complicaciones, al mundo de entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Él piensa, sobre esa base, que países como la Argentina o Brasil, tienen que tomar decisiones estratégicas centrales y veía que Brasil ya había definido su estrategia, y que Argentina ni siquiera la había discutido. Así como no discute de qué modo se va a insertar al mundo, en qué tipo de sectores estratégicos va a confiar, dentro de esos sectores estratégicos a qué eslabones de las cadenas productivas va a apostar, me parece que tampoco discute mucho, quizá porque la urgencia se impone, cuál va a ser su estructura productiva, sobre qué va a cimentar las bases del desarrollo.

En síntesis, lo que nos pasó es que se nos agotó una bonanza internacional que nos permitió olvidarnos por un tiempo de dónde sacar los dólares que insume el crecimiento y cuando eso se termina, nos encontramos con una economía que, además, no logró resolver la dinámica financiera y su relación con el mercado de deuda, y, además, no sólo no lo logró resolver, sino que cuando viene la crisis de 2018, nos metimos, sin necesitarlo, en una crisis de deuda externa que no teníamos. Volvimos a estar endeudados en dólares y eso, históricamente, a la Argentina la complica mucho.

“Cuando viene la crisis de 2018, nos metimos, sin necesitarlo, en una crisis de deuda externa que no teníamos. Volvimos a estar endeudados en dólares y eso, históricamente, a la Argentina la complica mucho”.

El economista Mariano de Miguel. (Foto: Gentileza)

Vuelvo a la dolarización, ¿Qué pasaría con una crisis de deuda externa y la economía argentina dolarizada?

Cuidado que la dolarización, probablemente tenga el beneficio de bajarte la inflación, pero tiene otro perjuicio, porque otro de los problemas de una economía que se dolariza es que cuando tiene que endeudarse, su Estado ya no puede hacerlo en la moneda que imprime porque dejó de hacerlo. Ecuador, más allá de que dolarizó, tuvo dos defaults. Ecuador y Argentina tienen un común denominador que es su grado de fragilidad externa. Tienen niveles de riesgo país casi de default. Sea buena o mala la deuda externa pública, si encima es en la moneda que no imprimís, es mucho peor. Si vos miras fuera de Argentina y Ecuador, una de las virtudes de Brasil, de Chile, de Colombia, es que han logrado construir un mercado de deuda pública en su propia moneda. Es decir, que prometen pagar en la moneda que imprimen. Si el día de mañana tenes que pagar una deuda en la moneda que imprimís, más allá de que esa impresión pueda ser inflacionaria, seguro no quebras. En cambio, podés quebrar por deuda con la moneda que no imprimis (léase dólares u otra moneda). Ese es el “talón de Aquiles” de una dolarización, te elimina de cuajo la posibilidad de endeudarte en la moneda que vos imprimís y, en consecuencia, suavizar el ciclo económico.

“Ecuador, más allá de que dolarizó, tuvo dos defaults. Ecuador y Argentina tienen un común denominador que es su grado de fragilidad externa. Tienen niveles de riesgo país casi de default”.

DESARROLLO CON INCLUSIÓN VERSUS ENCLAVE

Se observa en el discurso y la política económica, que el gobierno apuesta a desarrollar un modelo de enclave extractivo (recursos naturales y alimentos), ¿cuál es tu opinión? ¿Es posible el desarrollo con inclusión en estas condiciones, sin manejo o control relativo de áreas clave de la economía?

No, creo que no. La evidencia es abrumadora. Mucho depende como gestionás y planificás el desenvolvimiento de esos sectores (energía, empresas públicas, etc.). Lo qué sí es cierto, es que aún (Vladimir) Lenín, en la post revolución soviética, en sectores que entendía que eran estratégicos y que entendía no contaba con la tecnología necesaria para ponerlos en marcha, se planteó la asistencia de acudir al capital externo y, de hecho, quiso hacerlo y no pudo, dar concesiones. Un país puede ser que necesite la asistencia externa y esa asistencia externa imponga dar concesiones, lo decisivo es si esas concesiones son viables, que controles las variables centrales, que puedas desarrollar proveedores, agregar valor, que puedas insertarte en la división internacional del trabajo en eslabones que te permitan vender caro y no vender barato, en definitiva, que vos logres desenvolver esos sectores sobre la base de la agregación de valor y no de la extracción primaria del recurso y la venta para que el valor se agregue en otro lado. Y eso depende de la pericia de los gobiernos, de la planificación que tengan, y también de los condicionamientos y las circunstancias. Hay que ser sincero, si vos tenes que hacer esto en un contexto de debilidad extrema y estar al borde de una crisis de deuda internacional, es difícil pensar que el FMI, que te va prestar plata, en el mismo momento que te va a prestar plata, no te ponga restricciones para el ejercicio de la política económica. Lo mismo uno puede pensar en otro sentido, si va a pedir la asistencia internacional para desarrollar el sector de la energía o el de la minería o sectores industriales de industria 4.0 y tanto otros, si querés desarrollar la cadena negociando esa asistencia, es bueno que lo hagas en un modelo de fortaleza. Brasil en los post-2000 logró cosas interesantes sobre la base de fortalezas que hoy Argentina no tiene. El intento tiene que ser lograr eso, porque si no lográs controlar las variables centrales del desarrollo de los sectores estratégicos, en el mejor de los casos, vas a ser una economía de enclave, que mientras dure esa extracción podrás lograr bonanza, pero eso se acaba un día después que se termina el recurso.

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