La Comisión Provincial de la Memoria le envió al intendente de Unquillo, Jorge Fabrissin, una categórica nota en la que le manifiestan su “profunda preocupación” ante la posibilidad de que se avance en la demolición de la casa de San Martín 2514 de esa localidad serrana.
La situación de este inmueble había sido puesta de manifiesto hace una semana por una investigación de ENREDACCIÓN, que alertó sobre la posibilidad de que derrumbara un inmueble declarado sitio de la memoria.
La nota, que lleva la firma de los reconocidos dirigentes y militantes de derechos humanos Soledad García, Rossana Gauna, Ana Barnes, Enrique Asbert y Javier Romero, fue presentada ante la intendencia de Unquillo el lunes último, una semana después de que el Concejo Deliberante de esa ciudad aprobara finalmente la ordenanza de declaración de utilidad pública y sujeto a expropiación, para hacerse de ese inmueble.
La misiva rescata el proceso social de recuperación de memorias vinculadas al terrorismo de estado en Unquillo, y rescata puntualmente la historia de vida de Burno Castagna y su esposa Viviana Real Meiners, ambos secuestrados el 26 de mayo de 1976 cuando residían en la casa que se pretende demoler. Ambos militantes del PRT fueron vistos por última vez en el campo de concentración La Perla y aún permanecen desaparecidos.
MOJÓN DE LA MEMORIA
La nota intenta frenar la decisión del intendente Fabrissin, que pretende construir un desagüe sobre el lote de aquella casa histórica, cuya construcción data de 1930. Por esa razón instan al titular del ejecutivo municipal que se salvaguarde “este mojón de memoria, que ya es parte de la memoria de la ciudad de Unquillo, y por ende patrimonio intangible de todo el pueblo de Córdoba con vocación democrática”.
“Desde hace ya mucho tiempo, los vecinos de la ciudad de Unquillo han realizado un proceso social de recuperación de las memorias vinculadas al accionar del terrorismo de estado en la ciudad de Unquillo, rescatando en su transcurso, la historia de vida de Bruno Castagna y Viviana Real Meiners”.
Vale recordar que cuando se conoció la avanzada del municipio sobre esa vivienda, un grupo de vecinos se opuso a la iniciativa, no sólo por la fuerte carga histórico simbólica que tiene esa casa en razón de lo sucedido durante la dictadura, sino también porque esa fue la vivienda de un reconocido y querido vecino de la localidad, José Álvarez Carreras (90), conocido como Buby, quien actualmente reside en un geriátrico y fue dejado al margen del proceso de expropiación.
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