Desde hace varios años en la Argentina, hay una Institución gremial que se encuentra absolutamente alejada de las necesidades de los trabajadores y de los jubilados. Hablamos de la C.G.T.
Durante los últimos cuatro años en nuestro país, la C.G.T. tuvo una incidencia virtual, tibia y en algunos puntos hasta inexistente; frente a problemáticas muy importantes que tuvieron los activos y pasivos.
Muchos de sus dirigentes se mostraron más preocupados por salir en alguna foto con funcionarios políticos, antes que mostrarse al lado de quienes deberían representar.
Esta situación lamentable y en alguna medida hasta irritable, continúa hasta la actualidad.
En nuestra Nación, frente a la llegada de la pandemia del coronavirus (Covid-19) se comienzan a ver resentidas distintas actividades estatales y privadas, como así también, la vida cotidiana de los adultos mayores.
Existen casos de sectores en donde directamente no hay trabajo luego de la cuarentena obligatoria ordenada por el Gobierno Nacional como, por ejemplo, los peones de taxi y los choferes de remis, entre muchos otros.
También hay ramas, que prestan sus servicios con normalidad por encontrarse entre las actividades incluidas en la ley de servicios esenciales.
Frente a este cuadro de situación, ¿dónde está la C.G.T.? ¿Qué aporte está haciendo? ¿Por qué la C.G.T. no organiza un plan de asistencia (económica y/o alimentaria), en aquellos gremios donde no hay hoy en día ni un plato de comida en la mesa, ni posibilidades de afrontar obligaciones como alquileres, expensas, impuestos, servicios, prepagas, y medicamentos, entre otras cosas? ¿Qué apoyo y acompañamiento le está brindando la C.G.T. a aquellos gremios que están trabajando normalmente bajo esta pandemia por estar incluidos en actividades que son servicios esenciales? ¿Qué gestiones están haciendo por los jubilados, teniendo en cuenta que hace unos días atrás, salieron informes que dicen que la canasta del jubilado está por encima de los $40000, cuando hay jubilados con ingresos de bolsillo que representan el 25% aproximado de ese número?
A las trabajadoras y trabajadores argentinos nos gustaría siempre, pero sobre todo en estos momentos, tener una Confederación General de los Trabajadores con una dirigencia que demuestre estar a la altura de las circunstancias, llevando adelante acciones que beneficien a los activos y pasivos.
Hasta ahora, seguimos viendo una C.G.T. que es una cáscara vacía de contenido.
Ha llegado el momento de que las trabajadoras, los trabajadores y los jubilados, exijan a esta dirigencia ponerse a la cabeza de esta situación; caso contrario, habrá que exigirles que dejen ese importantísimo lugar a verdaderos dirigentes gremiales que han demostrado sobradamente a lo largo de los años, cuidar los derechos y conquistas adquiridas, no renunciar nunca a ninguno de ellos, y por, sobre todo, conseguir nuevos logros para sus representados.
En definitiva, esa es la función más importante de un sindicalista. Un claro ejemplo de ello, es el compañero Pablo Moyano (Camioneros), parte de la nueva generación de dirigentes gremiales que están tranquilamente en condiciones de conducir en el futuro, una verdadera C.G.T.
* Carlos Emanuel Cafure es abogado laboralista.
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