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Análisis

Imágenes poderosas: las vacaciones en Villa La Angostura y la foto con Alicia Kirchner

El presidente estuvo en Santa Cruz donde se tomó la foto del día con Alicia Kirchner. La estrategia de normalidad más institucionalidad para seducir a “los independientes”.

El presidente Mauricio Macri y la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner. (Foto: Presidencia).

El presidente Mauricio Macri y la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner. (Foto: Presidencia).

La foto del día tuvo menos viento del esperado. Frente a las obras de la represa Condor Ciff -ex Néstor Kirchner-, el presidente Mauricio Macri se mostró junto a la gobernadora de la provincia de Santa Cruz, Alicia Kirchner. Fue también, la primera vez que pisó este enorme territorio patagónico durante su presidencia. El relato emergente de este acontecimiento central en medio de la arisca inmensidad  del Sur, es simple: un presidente que va hasta el lugar donde gobierna una de las representantes del ciclo “populista” que Macri señala reiteradamente como “la herencia”. Un presidente que se reúne con la hermana del creador del ciclo contrario y cuñada de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, su principal rival en las elecciones de este año. Es el culto a la institucionalidad, y a la normalidad, dos valores apreciados por las clases medias que pueden ser artífices del triunfo o la derrota en octubre. Dos valores centrales del imaginario del electorado anti-peronista, que por contraste carga al peronismo la representación política de la no-institucionalidad y de la anormalidad, un componente originario -porque Perón llega al poder el 17 de octubre de 1945 a partir de una rebelión popular- y rupturista -el populismo es considerado “un mal”, no sólo una posición política y económica-, que altera la normalidad de cuando en cuando.

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Con la foto a pocos kilómetros de El Calafate, en territorio adversario, en una obra a la que esta gestión cambió el nombre, y con su discurso, breve, acotado, dejó sentado su planteo, que dibuja un relato de su gestión, y también un eje de su discurso reeleccionista.

“Gracias, gobernadora, por la bienvenida. Esta es mi primera visita a Santa Cruz. Con esto termino de recorrer todo el país. Hoy la gobernadora tuvo la delicadeza de parar el viento para mi llegada, pero generalmente hay mucho viento”, bromeó Macri primero para romper el hielo.

“No pude decidir cuál es la cereza más rica. Son todas muy ricas”, elogió luego a uno de los productos de la provincia.

“Desde que tomamos el Gobierno, nos dedicamos a analizar las iniciativas que habían sido abandonadas, las que habían sido prometidas. Lamentablemente, veníamos en un sendero en el que cada vez teníamos menos energía. En este caso, renegociamos el contrato, buscamos una inversión más eficiente que cuide los recursos de los argentinos, porque hay que cuidar los recursos. Es un país que está muy atrasado en infraestructura”, planteó Macri junto a Alicia Kirchner.

“Las represas van a representar un antes y un después para la Patagonia y para el país”, lanzó a continuación.

Y cerró: “En las elecciones uno va y debate sus ideas. Pero al día siguiente tenemos que estar tirando en la misma dirección”.

La selfie de Macri con obreros de la construcción en Ushuaia. (Foto: Presidencia).

Antes, al visitar las obras de una planta de tratamiento de efluentes cloacales en Ushuaia, en la provincia de Tierra del Fuego, había dejado en claro  “Este es el camino. No hay otro. Es por acá. Con esta obra, como tantas otras, se está cumpliendo con promesas de décadas incumplidas”. Son palabras para sostener el programa neoliberal en marcha como único camino para el país y ubicarse en el sitio del que cumple, a diferencia de los otros que “no cumplen”.

Argentina es un país dividido desde su nacimiento, primero entre los proteccionistas y librecambistas en el Siglo XIX; y luego en el XX, a partir de la instauración del voto universal, obligatorio y secreto, entre la primera versión del movimiento nacional y popular, que fue el radicalismo Yrigoyenista, y los conservadores; y más tarde entre el peronismo, la versión más acabada hasta ahora de las expresiones nacionales y la derecha aperturista y agraria. Obviamente, más allá de las ideas y programas de cada uno de los sectores en pugna, hay una cultura política y social que sostiene a ambos grupos, y el presidente representa hoy al espacio anti-peronista y anti-populista. Sus acciones y relato de gobierno y su discurso electoral tratan de amalgamar a ese sector alrededor del concepto de que esta es una oportunidad única en la historia y que él es el vehículo para conseguirlo. Si bien el espacio no peronista es menor que el peronista, el presidente trata de seducir con su planteo a un amplio segmento, que no tiene una única identidad, pero que en sus diferentes partes alterna su apoyo entre uno y otro grupo, según los contextos históricos. Se trata del sector que definirá la elección de octubre, en la primera vuelta, o de noviembre, en el ballotage.

El presidente trata de seducir con su planteo a un amplio segmento, que no tiene una única identidad, pero que en sus diferentes partes alterna su apoyo entre uno y otro grupo, según los contextos históricos. Se trata del sector que definirá la elección de octubre, en la primera vuelta, o de noviembre, en el ballotage.

El presidente Macri junto a productores frutihortícolas en El Cumelén, durante sus vacaciones. (Foto: Presidencia).

Justamente, las vacaciones en el country Cumelén, en Villa La Angostura, durante 22 días, incluidos 9 de diciembre, mes en el que se han producido buena parte de las crisis políticas que hemos vivido desde 1983 a la fecha, tratan de afirmar que no sólo el peronismo es capaz de llevar adelante el país frente a los momentos críticos, sino que la derecha también puede hacerlo. La foto con Alicia Kirchner, primer acto político luego de ese extenso descanso, es una sobreactuación que resalta la firmeza, el convencimiento sobre el camino elegido, la normalidad y la institucionalidad. Dicho de otro modo, además de la economía existen estos otros componentes para imaginar el país. Por lo tanto, el presidente trata de este modo, con estas acciones, de salir de la zona menos confortable para su futuro y consolidar una corriente de opinión pública favorable al proyecto que encabeza. Si le alcanzará es otro tema, pero ese es el intento.

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