Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), en el tercer trimestre de 2018, la pobreza alcanzó al 33,6% y es la más alta en una década. Por su parte, la indigencia impacta al 6,1% de las personas. La combinación de recesión, inflación, desempleo y caída del poder adquisitivo afectó a los distintos grupos sociales, lo que se refleja en los datos dados a conocer ayer. La indigencia, como efecto de los planes sociales, tuvo una expansión más acotada.
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La cifra pegó un fuerte salto desde el 28,2% registrado en 2017 y sumó a 2,2 millones de nuevos pobres para englobar a 13,6 millones de personas en esa condición sobre un total de 41,2 millones de habitantes. Mientras que la indigencia pasó de 2,3 millones a 2,47 millones.
Estos datos muestran además que finalizó el ciclo de tendencia a la baja que se había manifestado durante 2017 (28,2%), donde en un año de relativo crecimiento de la actividad económica había caído más de 4 puntos en relación a 2016, período en el que había registrado el valor más elevado de la serie con 32,3%.
“El nuevo escenario (económico) ha tenido efecto sobre los ingresos reales de los que disponen los hogares por un deterioro del poder adquisitivo de los salarios, de los haberes jubilatorios y de las prestaciones sociales”, indica el estudio de la UCA.
Mientras que el grupo más afectado por la pobreza es el de los niños, niñas y adolescentes, con el 51,7% de los que tienen entre 0 y 17 años en esa situación, de los cuales el 10,9% es indigente. La cifra es superior al 44,7 por ciento de un año atrás. De este modo, hay 6,3 millones de niños pobres, frente a los 5,4 millones de un año atrás, es decir, casi un millón más en 12 meses.
Por el lado de la indigencia, el estudio marca que no tuvo la misma elasticidad frente a los abruptos cambios del escenario macroeconómico por “la existencia de fuentes no laborales de ingreso por parte de los hogares que amortiguan el impacto del deterioro distributivo”. , De acuerdo al trabajo, pasó del 5,7% al 6,1%.
Esto se produce a partir de que “casi el 40% de la población urbana percibe algún tipo de programa social”. No obstante, la UCA muestra un alza significativa de la inseguridad alimentaria que llegó a afectar al 7,9% de la población.
“La indigencia -dice la UCA- afecta con más intensidad a los segmentos sociales de la clase trabajadora marginal y a los hogares del conurbano bonaerense. En ambos casos, es donde la indigencia se incrementó de manera significativa a partir de 2014, alcanzando en el tercer trimestre de 2018 a 19,6% y 8,9% de la población, respectivamente. También afecta más fuertemente a los niños, adolescentes y jóvenes de 18 a 29 años, y en menor medida a la población de 60 años y más. La EDSA estima que durante el tercer trimestre de 2018, el 10,9% de los niños/as y adolescentes vivían en hogares con ingresos por debajo de la línea de indigencia”.
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