Las versiones no terminan de ser absolutamente coincidentes, pero todas apuntan en el mismo sentido. El viernes 23 de diciembre, por la mañana, fueron halladas en el Módulo MD2 de Bouwer al menos dos (o tres) armas de fabricación tumbera y además una alicate de gran tamaño.
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Tres fuentes diferentes e independientes confirmaron el dato ante la consulta de ENREDACCIÓN, luego de que una primera fuente fuera la que advirtió acerca del suceso. Todos fueron coincidentes en señalar que hubo órdenes expresas de la superioridad del SPC para que el episodio no tomara carácter público.
“Lo taparon todo”, confirmó un oficial consultado para esta nota. “Sé que eran muy avanzadas las armas tumberas, que parecían estar buenas. Y aparentemente las han fabricado los mismos choros en Industria”, ratificó el empleado consultado.
“Sí, es así. Y el dato es posta porque los omegas nos dijeron que nadie diga nada. Menos los que fueron a la requisa”, fue otra de las respuestas recibidas durante la investigación periodística. Alude a la orden de los “omegas” que son “los jerarcas penitenciarios”, para que no se filtrara la información sobre el hallazgo, algo que se logró asegurar por unos días.
Hasta hoy.
Sí, es así. Y el dato es posta porque los omegas nos dijeron que nadie diga nada. Menos los que fueron a la requisa”, sostuvo una fuente.
Entre los “omegas” que habrían dado y retransmitido la orden de silenciar el acontecimiento figuran Walter Ontivero, jefe de Seguridad a cargo del MD2, Julio Villalba, director General de Seguridad de Bouwer, y el subprefecto Ramón Sayavedra, director del complejo. Pero la escalada jerárquica en la orden de silenciar el hecho probablemente llega hasta el director del Servicio Penitenciario de Córdoba, Juan Bouvier. E incluso podría haber llegado la noticia hasta las más altas esferas del Ministerio de Justicia.
SIN QUE LO SEPA LA JUSTICIA
“Nosotros al menos en esta fiscalía no hemos sido puestos en conocimiento de nada”. Ésa fue la respuesta del fiscal Guillermo González, a cargo del Distrito 1 Turno 2, que estaba de turno al momento del hallazgo y que debería haber sido puesto en conocimiento por las autoridades penitenciarias.
“Hay que ver qué tipos de armas son, porque dependiendo si son de fuego y con capacidad de fuego se trataría de un hecho grave que tiene que ser denunciado”, sostuvo el miembro del Ministerio Público Fiscal ante la consulta de este medio.
De cualquier modo, los encargados de la instrucción judicial en Córdoba son plenamente concientes de que en muchas ocasiones las autoridades del SPC no notifican todos los episodios que suceden dentro de las cárceles con el objetivo de no alterar la imagen de la institución.
Nosotros al menos en esta fiscalía no hemos sido puestos en conocimiento de nada”, respondió el fiscal Guillermo González, a cargo del Distrito 1 Turno 2.
Este tipo de irregularidades resultan muy difíciles de prevenir, debido a que es prácticamente imposible llevar a cabo allanamientos sorpresivos en los establecimientos penitenciarios, ya que las autoridades de los penales son muy celosas y se las ingenian para acomodar los escenarios y tapar cualquier tipo de irregularidad, o al menos las más visibles.
¿FUGA PARA METEORO?
Una de las versiones marca que los armamentos tumberos (que son armas de fuego rudimentarias de fabricación casera, pese a lo cual pueden ser letales) fueron halladas en un bote de basura del sector de Industria, en el MD2.
En principio estarían involucrados internos que son fajineros en ese sector, aunque una de las versiones apunta a que se trataría de armamento que tenía un destinatario: Victor Ignacio Suárez (43), célebre estafador que se hizo conocido a inicios de 2017 cuando se escapó de una cárcel mendocina a bordo de una silla de ruedas. No era su primera fuga, probablemente de allí su apodo: Meteoro.
El fugitivo fue recapturado a mediados de febrero en el centro Córdoba, y por eso se halla detenido en Bouwer, en el pabelón B4 del MD2.
La especulación sobre la vinculación de Meteoro con el episodio de las armas fue deslizada por una sola fuente, aunque con llegada directa a los mandos medios de Bouwer, con lo cual no puede ser desechada.
El episodio del 23 de diciembre se suma a una seguidilla muy complicada en el tramo final de 2017, que comenzó el 28 de noviembre con el hallazgo de un revólver cromado calibre 32 en condiciones operativas y con tres proyectiles en el módulo MD1.
Al día siguiente, se extravió la llave maestra del pabellón E4 del mismo módulo. Y un día más tarde, también en el MD1 se encontró una importante suma de dinero en la celda de un interno.
A la semana siguiente, un intento de fuga a los tiros fue milagrosamente abortado en la UCA, cuando dos internos intentaban escaparse y contaron con apoyo externo. Y el 16 de diciembre, se fugó de la cárcel de Cruz del Eje un interno condenado por homicidio, llamado Franco Sebastián González, más conocido como “El Diablo”.
Para que el mes no terminara sin novedades, el 23 de diciembre se da el hallazgo de las armas tumberas en el MD2, episodio que en vano se intentó ocultar.
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