Con la reciente aprobación por parte del Congreso de la Nación de la Ley de Teletrabajo, diera la sensación de que comienza una nueva etapa en los recintos legislativos de Argentina. Se trata de un giro de ciento ochenta grados a lo que veníamos acostumbrados en los años anteriores, donde la mayoría de las leyes y ordenanzas parecían dictarse en contra del pueblo trabajador.
Rápidamente se debe avanzar en la aprobación del proyecto de adhesión al Convenio 190 de la O.I.T. (sobre violencia laboral), y posteriormente, comenzar a dar tratamiento a la gran cantidad de proyectos de leyes nacionales, provinciales y ordenanzas municipales para prevenir, sancionar y erradicar la violencia laboral.
Asimismo, hay temas no resueltos como la eliminación de la aplicación del impuesto a las ganancias a trabajadores y jubilados (hombres y mujeres), incorporar la alimentación saludable para los activos en sus ámbitos laborales, y crear nuevas fuentes de trabajo, pero, fundamentalmente, ampliar, crear y mejorar derechos y conquistas obreras en todo el país, comenzando por una urgente recomposición salarial para todas y todos los trabajadores, pensando en una nueva Ley Nacional de Paritarias.
También necesitamos un Ministerio de Trabajo activo y presente, que intervenga con rapidez en los conflictos laborales y se de solución, que comience a hacer cumplir con las leyes laborales vigentes a muchos empleadores inescrupulosos, que realice controles y aplique las respectivas sanciones para los casos de graves violaciones de las leyes argentinas, que combata el trabajo no registrado, que actúe frente con celeridad frente a casos de actividades que injustamente hace años no tienen paritarias o sobre las que se han vulnerado derechos y conquistas obreras históricas, en perjuicio de miles de activos.
Desde hace tiempo, el Congreso Nacional, varias legislaturas provinciales, y concejos deliberantes no avanzan en proyectos que buscan abordar problemáticas prioritarias de la clase trabajadora, muchos de ellos acompañados por contundentes adhesiones y respaldos, y que a pasar de ello son “cajoneados”.
Aún en plena pandemia, parece que comienzan a soplar otros vientos políticos. Por ello, es que se requiere desde todos los estados (municipales, provinciales y nacional), convocar a las organizaciones sindicales, trabajar para mejorar las condiciones laborales, las condiciones dignas de trabajo, recuperar el poder adquisitivo, y planificar como se trabajará en la pos pandemia, entendiendo que de esta situación se sale trabajando juntos, y no aprovechando la pandemia para hacer ventajismo político alguno, porque tarde o temprano se termina pagando un costo por esta acción inmoral.
Las organizaciones sindicales deben trabajar activamente junto a sus bases (pudiendo hacerlo hasta por medios virtuales para evitar la aglomeración de personas), pero no son tiempos para quedarse paralizados sin hacer nada. Hay que elaborar, capacitar, proyectar, programar y preparar la salida de la pandemia, en donde se verán muchos cambios, y la vida misma ya no será igual.
La pos pandemia dejará un panorama en lo político, en lo social, en lo económico y en los números de la pobreza realmente delicado, requiriendo que se trabaje en una bateria de medidas para dar respuesta a las mismas.
Quienes gobiernan por ende, deben sentar en la mesa a los gremios, a los empleadores, a los economistas, a las distintas religiones, a las autoridades de las universidades y a los representantes de todos los espacios políticos para consensuar las salidas posibles.
Esperemos que la aprobación de la Ley de Teletrabajo sea el inicio de una serie de decisiones políticas que demuestren que el peronismo sigue vivo en la República Argentina, que el trabajador no es el enemigo a vencer, y que vienen tiempos de políticas de Estado a favor de la clase trabajadora (y pasiva) argentina, recuperando algo que hace años pareciera haberse pedido… la justicia social.
* Carlos Emanuel Cafure es abogado laboralista.
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