Oculto detrás de periodistas, computadoras, celulares y encargados de la organización, como quien quiere pasar desapercibido, se encontraba en la tribuna de prensa, Jeffrey Van Gundy,el entrenador de los Estados Unidos. Estaba acompañado por varios de sus asistentes, esperando el juego de semifinales entre Argentina y México. Uno de los dos sería su próximo rival en la Final de la FIBA Americup 2017.
En un primer cuarto disputado, el entrenador junto a su asistente personal, intercambiaban impresiones sobre la energía que Facundo Campazzo daba a la ofensiva local y otros aspectos del juego, como el de la intensidad defensiva. Fue en ese momento de diálogo donde ocurrió lo inesperado. Un auxiliar del equipo estadounidense comenzó a acercarse con una caja de cartón, que debido al tamaño, necesitaba de sus dos grandes manos. Varias miradas se clavaron en su contenido, entre ellas, la del coach. No fue otra cosa que sorpresa al vislumbrar que el auxiliar -con una sonrisa de oreja a oreja- sacaba de la caja unos “pebetes” de salame con unas gaseosas. Van Gundy, extrañado al no ver una hamburguesa o un “hotdog” como en cualquier estadio de la NBA, se detuvo un instante. No le quedó otra que probar un bocado ante la mirada aprobatoria de sus asistentes y del auxiliar. Segundos después, sin inmutarse, volvió su atención al juego y disfrutó del pebete como un cordobés más.
La Copa América FIBA 2017, fue la primera competencia que tuvo Van Gundy como entrenador de los Estados Unidos luego de que Mike Krzyzewski dejara el cargo.De igual manera, no va a permanecer más allá de las eliminatorias para el próximo mundial de China, porque está ejerciendo un interinato en la conducción, cuyo entrenador principal es el conocido Gregg Popovich, el DT de los Spurs y Manu Ginobili.
Van Gundy también es una celebridad de la NBA. Ha sido entrenador de los New York Knicks (1996-2001),equipo con el que llegó a las finales en 1999, y de los Houston Rockets (2003-2007).
Durante el partido del sábado en el Orfeo,todo el cuerpo técnico norteamericano estuvo atento al desarrollo del juego, pero sobretodo,a la magnífica actuación en defensa de Patricio Garino y a la desenvoltura de Javier Saiz en la ofensiva. Esto quedó claro cuando Ellis Tyrone Gerard (asistente) comenzó un diálogo intenso con Van Gundy luego de un corte ciego a la canasta de Nicolás Brussino, que terminó con una volcada sobre Mata. Fue allí donde los ojos del entrenador se posaron sobre el estruendo que bajó desde las tribunas del estadio. Una mirada que trataba de entender la pasión que genera en esta parte del continente un partido FIBA.
Un rato más tarde, Van Gundy nos dijo a los periodistas:”Quiero agradecerle a la gente de Argentina por cómo han reaccionado en el juego, por el espectáculo que han ofrecido. Argentina es un gran equipo”.
La nueva selección argentina sorprendió a propios y ajenos. Su punto de partida estuvo por encima de lo esperado. Una nueva camada se metió en la cancha para sustituir a la gigantesca “Generación Dorada” y lo hizo con solvencia, talento y buena parte de los valores de sus antecesores. El DT argentino Sergio Hernández lo explicó: “Quiero correrme de mi lugar y destacar a este grupo de jugadores. No son sólo estos once jóvenes -si sacamos a Luis-, sino que es la demostración de lo bien que se trabaja en el desarrollo del básquetbol argentino en muchos aspectos y del gran trabajo de la Confederación Argentina”.
Así fue el paso de Van Gundy por tierras sudamericanas. No se privó de nada, y menos aún, de perderse partido alguno del torneo. Este sábado estuvo en la misma ubicación-como si se tratara de una cábala- que en el partido por el tercer puesto entre Islas Vírgenes y México. Tuvo la amabilidad de retar en inglés a un par de periodistas que obstaculizaban la visión de uno de los aros, y se quedó allí hasta el minuto final del partido, aún con el equipo mexicano ganando por 12 puntos y sabiendo que en minutos su equipo ingresaría a la cancha. Seguramente se hubiese quedado hasta el final, pero al oír el grito de “Jeff”, vio que uno de sus asistentes se acercaba y de inmediato saltó de su asiento y a paso firme emprendió al encuentro de su asistente, que entre risas meneaba la cabeza pensando en la fascinación de su compañero por el basquetbol.
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