El tiro que terminó con la vida de Marcos Jesús Soria (33) el sábado 24 de noviembre a las 6:48, en el barrio Ciudad Angelelli II, ingresó en la cabeza de la víctima desde atrás y en sentido ascendente. Así surge del informe de la autopsia, según le contó a ENREDACCIÓN el abogado Sergio Job. Es decir, que el oficial ayudante Cáceres, imputado del crimen por el fiscal Gustavo Dalma, disparó desde una altura inferior a la que tenía Soria. No se sabe aún si estaba rodilla en tierra o en otra posición cuando efectuó el disparo, sin embargo deja en claro que no existió enfrentamiento.
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Por el mismo caso continuaba anoche detenido Raúl Ocampo (45), acusado de robo calificado por el uso de arma de fuego. Según la Justicia habría sido quien robo a un hombre de 53 años que iba a tomar el colectivo en la punta de línea de la empresa ERSA. El abogado Sergio Job, que representa a la familia de Soria y es miembro de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) dijo que Ocampo prestó declaración indagatoria y afirmó que había ido a comprar cigarrillos cuando fue interceptado por la Policía. Aseguró también que no se conocía con Soria. Este testimonio coincide con el de otros testigos y familiares del muerto. A su vez, otras personas que presenciaron el robo y ya declararon en el expediente, señalaron que los asaltantes no fueron ni Soria ni Ocampo, sino otras dos personas.
Soria tenía 33 años, era carrero, trabajador de la “Huerta entre todos” de la Asamblea de la Zonal Sur-Sur del Encuentro de Organizaciones (EO), casado y padre de dos nenas. Por ese motivo, la defensa legal fue realizada por la CTEP.
Mientras que el oficial ayudante de apellido Cáceres, perteneciente a la Patrulla Rural, quedó imputado por homicidio con exceso en el ejercicio del cargo, esto es que mató por imprudencia o por negligencia.
El caso se produce en medio de la decisión de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, de autorizar a los efectivos policiales federales y de fuerzas de seguridad, como Gendarmería o Prefectura Naval, a disparar a matar contra quienes escapen o se den a la fuga. El decreto que se publicó en el Boletín Oficial permite a la Policía disparar “para proceder a la detención de quien represente ese peligro inminente y oponga resistencia a la autoridad” o “para impedir la fuga de quien represente ese peligro inminente, y hasta lograr su detención”. También define en el artículo 5 el criterio de “peligro inminente”, situación que se conformaría incluso en el caso de que la persona “se fugue luego de haber causado, o de haber intentado causar, muertes o lesiones graves”.
Como suele suceder en hechos de este tipo, la versión policial no coincide con la realidad y aparece como una acción de encubrimiento de lo sucedido. Los distintos testimonios que se han recolectado hasta el momento y que describió Job a este medio permiten reconstruir buena parte de lo ocurrido:
-El robo en la punta de línea efectivamente sucedió, pero ni Soria ni Ocampo estaban en ese lugar ni cometieron el asalto.
-El ataque delictivo al vecino fue presenciado por el policía de guardia del centro de salud que dio aviso a la Patrulla Rural. El móvil policial con dos efectivos, entre ellos Cáceres, llegó luego de más de cinco minutos de espera.
-El móvil salió a buscar a los atacantes del hombre y se encontró con Soria que venía caminando de la fiesta de un pariente rumbo a su casa. Lo detuvieron en uno de los costados del barrio, a varias cuadras de la plaza o espacio público donde se encuentra la punta de línea de ERSA.
-Con Soria sentado en la parte de atrás del móvil comenzaron a buscar al supuesto segundo atacante. Varios testigos vieron a Soria en el vehículo policial dando vueltas por el barrio. En ese itinerario se toparon con Ocampo, que venía desde donde vive en el barrio La Toma a comprar cigarrillos y bajaron a detenerlo.
-En ese momento, Soria descendió del móvil e intentó huir corriendo, uno de los policías sale a perseguirlo nuevamente, se tropieza y cuando se recupera, le dispara, matándolo.
Soria descendió del móvil e intentó huir corriendo, uno de los policías sale a perseguirlo nuevamente, se tropieza y cuando se recupera, le dispara, matándolo.
-El arma que se encontró cerca del cuerpo de Soria, según la pericia judicial, no había sido disparada.
El abogado Job señala que el sólo hecho de que los vecinos hayan visto a Soria como pasajero del móvil policial desestima totalmente la hipótesis de que estuviera armado como se quiso hacer aparecer en la escena del crimen. Y si estaba desarmado, está claro que no hubo enfrentamiento. Cabe recordar, que la Policía difundió la imagen de un arma, que se dijo estaba en poder de Soria.
El sólo hecho de que los vecinos hayan visto a Soria como pasajero del móvil policial desestima totalmente la hipótesis de que estuviera armado como se quiso hacer aparecer en la escena del crimen. Y si estaba desarmado, está claro que no hubo enfrentamiento.
Agrega que tampoco participó del robo, porque los testigos de ese episodio no lo reconocieron como uno de sus autores. Lo mismo ocurrió con Ocampo, que aún se encuentra detenido.
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