La flexibilización de la cuarentena permitió cuantificar la fidelidad que la mayoría de los clientes tiene con sus peluqueros y estilistas. Algunos no aguantaron y pusieron manos a la obra con recursos propios, y otros, en tanto, dejaron a sus capilares en libertad hasta que llegará el momento del reencuentro con esas manos que conocen al dedillo la geografía de cada superficie craneana y sus infaltables remolinos: ambos volvieron a la peluquería.
También, la flexibilización, dejó al descubierto esas ganas, irrefutables ganas, de salir que anidaba en el pensamiento y deseo de todos y cada uno. Y cuando uno sale: ¿qué hace? Un par de cosas, al menos: elige ropa y va a la peluquería. Algo de eso pasó en Villa Carlos Paz, donde el peluquero/estilista Pablo Lenci agotó sus turnos para toda la semana en un par de horas y se está dando el gusto de reencontrarse con más de 100 clientes que volverán a confiarle el destino de sus cabelleras.
Se abrió la cuarenta y Pablo puede dar fe que la relación con sus clientes sigue intacta. “Algunos vinieron a que les arregle lo que se hicieron durante el confinamiento, otros a que les acomode sus ya largas cabelleras y aquí estamos, contentos por retomar la actividad, contentos por la respuesta de mis clientes y esperando que este sea el principio de la tan esperada vuelta a la normalidad total. Entre lunes y el sábado tenemos dados más de 110 turnos y eso nos llena de satisfacción. Sólo tengo palabras de agradecimiento para quienes nos siguen eligiendo y más, en este momento tan particular”.
Hace 11 años que su local de Hipólito Irigoyen 158 es una cita obligado para muchos ciudadanos de Carlos Paz y durante este parate, Lenci, al igual que muchos otros que eligieron mantener la estructura, debió recurrir a sus ahorros para seguir en pie.
“Fueron dos meses muy complicados. No había ingresos, pero las cuentas y los servicios seguían llegando. Hubo que pagar sueldos, monotributos, alquiler y otros rubros para que, cuando se abriera la cuarentena, estar en condiciones de seguir en nuestra actividad. Felizmente ese día llegó y aquí estamos, re contentos”, le cuenta a ENREDACCIÓN.
“Ayer empezamos a trabajar con el nuevo protocolo y horario, que es de 14 a 20 de lunes a viernes y de 8 a 13 los sábados, Tenemos que trabajar cada 10 metros cuadrados un peluquero y un cliente, y tomar todas las precauciones, utilizando alcohol en gel o alcohol reducido al 70 por ciento, los clientes están con barbijos, higienizamos todos nuestros instrumentos entre cliente y cliente y nosotros dos trabajamos con barbijo, máscara y guantes”, describe.
Finalmente confiesa que “la verdad, es algo increíble, yo tenía una visión distinta de la peluquería. Menospreciaba mi trabajo en el sentido de que no pensaba que era algo tan indispensable, sin embargo, hoy, después de ver la respuesta de mis clientes, tengo que cambiar de opinión. Lo de estos días es muy esperanzador, al menos para mí, y espero que sea para todos mis colegas”.
COMERCIANTES PREOCUPADOS POR EL ESCASO MOVIMIENTO A LA SIESTA
Un sondeo entre varios actores de las nuevas flexibilizaciones que arrancaron el lunes en Villa Carlos Paz, arroja un dato no menor que las autoridades deberán tener en cuenta: el horario de 14 a 20 horas, tiene, como una enorme contra, las dos primeras horas de extensión. En efecto, entre las 14 y las 16, el movimiento en la ciudad es mínimo, por no decir nulo.
Juan, propietario de una óptica ubicado en el nacimiento de la avenida Cárcano fue lapidario: “A esa hora la ciudad está muerta. Nosotros, al igual que nuestros vecinos de la cuadra, no atendimos a nadie. Ojalá la gente cambié sus hábitos, pero lo veo muy difícil. Todos sabemos que acá, la siesta es poco menos que sagrada”.
Una cajera del supermercado que se ubica en ese tramo de la avenida también fue concluyente: “Salvo algunas personas mayores que evitan las colas, a esa hora el movimiento es casi nulo”.
Dos comerciantes del área central de la ciudad, que prefirieron mantener en reserva sus identidades, también coincidieron en apuntar que todavía es prematuro sacar conclusiones pero que era evidente que las dos primeras horas del nuevo horario son de escasísima concurrencia. Ambos sostuvieron en que abrir los negocios era un gran paso y que esperaban que con el pasar de los días la gente fuera acostumbrándose a esta modalidad horaria.
Alejado de la zona central, Facundo Prada, del Lubricento ADM, apuntala esta sensación y señala que el movimiento de sus clientes es fuerte en horas del mediodía y entre las 15 y 17, para después decaer casi por completo.
Por último, Jorge Fernández Campón, del Centro Comercial puntualizó: “Es importante haber comenzado y muy temprano para cualquier evaluación. Sabemos que no va a ser fácil, pero si cumplimos los protocolos tal como lo hemos hecho hasta ahora, será más fácil volver a la normalidad”.
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