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Análisis

Con un ojo en Buenos Aires y otro en la Patagonia, comenzó la campaña en Córdoba

Martín Llaryora, ayer, en Villa Libertador. Foto: Prensa Gobierno de Córdoba.

Martín Llaryora, ayer, en Villa Libertador. Foto: Prensa Gobierno de Córdoba.

Dengue
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Como sucede desde que Antonio Cafiero ganó la gobernación de Buenos Aires en 1987, la mayor provincia del país definirá buena parte del destino del país. Le conviene al gobierno nacional. Le conviene a Cristina Fernández de Kirchner. Como una final de la Champions League entre Barcelona y Real Madrid o u superclásico Boca-River, van a chocar dos trenes a toda velocidad. Esa sensación condiciona la decisión de los electores en todo el país.

En el equipo de campaña de Cambiemos el mensaje que estará omnipresente será “somos el único freno a Cristina”. No es un voto con la billetera ni contra ninguna crisis, es contra Cristina. Para que no vuelva. Lisa y llanamente. La búsqueda de Durán Barba es la antítesis de la frase de guerra del peronismo de los ’60 y ’70, aquel famoso “Perón Vuelve”. el fantasma de un regreso de CFK le permite al presidente Mauricio Macri pasar por ventanilla y llevarse entre el 35 y el 40% de los votos nacionales. Ése es el electorado que rechaza a Cristina y se alinea con Cambiemos en todo el territorio nacional, con Córdoba como uno de sus estandartes. Las encuestas que se hicieron luego de las elecciones del 13 de agosto, señalan que del 44% puede pasar a alrededor del 50%. Es decir, la fiebre por el hijo de uno de los empresarios de la Patria Contratista lejos de bajar, subiría.

A la par, Unión por Córdoba podría obtener menos que el 28% de agosto. El oficialismo provincial podría sufrir un desbande aún mayor y perder algunos puntos extra. Ninguna encuesta lo observa mejorando su desempeño. Encima, ayer, en el inicio de la campaña electoral, Martín Llaryora estuvo en Córdoba capital visitando una obra de cloacas en Villa Libertador. Fotos con sonrisas, abrazos, apretones de manos, pero sin gente, rodeado de funcionarios, caños y zanjas. Ni la gestión, ni la obra pública sirven en este marco político-social. El peronismo imagina más de lo mismo, pero con una dosis aumentada, todos los días. Se parece a un boxeador que ha recibido una mano de nocaut y ve todo borroso, mientras marcha sin verla, de modo inexorable, a una segunda mano que lo dejará en la lona. En la campaña pasada, muchos intendentes y dirigentes distritales no pusieron toda la carne en el asador, dicen dos peronistas que escuchan al gobernador. “Ahora peleamos por sobrevivir en 2019”, repiten como muletilla para espantar los malos augurios y asegurar que en el PJ todos estarán unidos. Habrá que verlo. Los que caminan los barrios dicen que hay demasiada frialdad.

El oficialismo provincial podría sufrir un desbande aún mayor y perder algunos puntos extra. Ninguna encuesta lo observa mejorando su desempeño.

El kirchnerismo cordobés tiene la posibilidad de mejorar su desempeño de agosto, aunque todas las muestras, hasta el momento, lo ponen en el mismo porcentaje de votos, esto es, alrededor de 10%. ¿Dónde está su oportunidad? En el posible desbande del peronismo, aunque la decisión de poner un candidato no peronista (Pablo Carro) al frente probablemente le reste potencia a ese desafío; y sobre todo, en la batalla de Buenos Aires, de su desarrollo y su impacto en territorio cordobés. Esta no es una elección de candidatos (como la de 2013, donde Carolina Scotto hizo temblar al sistema reinante), es una elección nacional en caja provincial. Si la puja bonaerense acrecienta su influencia, la lista K cordobesa puede crecer. Los votos de Carro son los que creen que Cristina debe volver. Un militante K sintetizaba este fenómeno: “En los afiches deberíamos ponerle la cara de Cristina al cuerpo de Pablo, así no quedan dudas. La gente, cuando la visitamos, nos pregunta si somos la lista de Cristina”. Creer o reventar.

Si la puja bonaerense acrecienta su influencia, la lista K cordobesa puede crecer. Los votos de Carro son los que creen que Cristina debe volver.

La otra fuerza con expectativas es el FIT, con Liliana Olivero. Al igual que Carro, su candidatura se mantiene en los mismos niveles de agosto, al menos por el momento. Su caso es la comprobación de la tesis de la polarización. Es una dirigente con buen conocimiento público y referencia, sin embargo, su figura quedó opacada por la disputa de Buenos Aires. El discurso clásico de la izquierda trotskista quedó invalidado frente a este escenario. La agenda cordobesa es, además, de carácter conservador y buena parte de sus ejes de campaña no parecen movilizar las audiencias locales.

Olivero es una dirigente con buen conocimiento público y referencia, sin embargo, su figura quedó opacada por la disputa de Buenos Aires.

CFK reveló en su entrevista en Infobae algunos ejes de su re-posicionamiento, forzado por una situación en la que aparece levemente por abajó de Esteban Bullrich, el hombre de Macri y María Eugenia Vidal: suavizó su discurso; admitió sus enojos por cadena nacional; se separó de Venezuela; señaló que la muerte del fiscal Nisman pudo haber sido “no voluntaria”; esgrimió que en su gobierno pudo haber habido casos de corrupción, pero no se puede tildar a todos de corruptos; y aseguró que no será un obstáculo en 2019 para una formula peronista ganadora donde ella no esté. Se juega a “peronizar” la campaña, su éxito depende de que le crean. Su mayor esfuerzo estará en ese punto y en el contacto con los bonaerenses del conurbano, el territorio donde -vaya paradoja- tienen su ecosistema los jefes más conservadores del peronismo.

Santiago Maldonado puede ser el otro factor clave: su desaparición en la Patagonia aglutina a la oposición anti-Macri y desgasta el apoyo silencioso al gobierno, el de la porción electoral que hasta ahora “no jugó” con CFK, pese a no votar al gobierno. Habrá que ver si la prolongación de este caso termina definiendo un nuevo marco o si las operaciones oficiales tienen éxito y nublan la mirada social.

Escenario complejo. El presidente Mauricio Macri. (Foto: Presidencia de la Nación).

Por eso, al menos en esta elección, lo nacional es más definitorio que lo provincial. En esa línea, Héctor Baldassi irá de casa en casa, hablará muy poco por los medios y mucho por las redes, y no dará ningún debate. Mauricio Macri será el candidato. El segundo plano de esa estrategia principal, será acorralar a la ex presidenta por las causas de corrupción y la muerte del fiscal Nisman. Con esa estrategia, Cambiemos fideliza una provincia fundamental y tiene altas probabilidades de alzarse con seis diputados nacionales.

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