El senador Carlos Caserio dijo ayer que el bloque de Argentina Federal y el del Frente para la Victoria mantendrán su autonomía, aunque trabajarán para apoyar al presidente Alberto Fernández. “No somos dirigentes que hemos trabajado bajo la tutela o jefatura política de Cristina. Venimos de las provincias y la jefatura está expresada en los gobernadores”.
Caserio presidente el bloque de Argentina Federal del Senado, referenciado en los gobernadores peronistas. El senador jugó un partido difícil, al desmarcarse del gobernador Juan Schiaretti en la elección presidencial, pero resiste un posicionamiento al lado de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El esquema de poder que tendrá el nuevo gobierno es mayoritario y algo fragmentado: Argentina Federal tiene 16 senadores, igual que el bloque de Cristina. Se agregan los dos senadores de Tucumán -que quieren trabajar con CFK-, un misionero, 3 de Santiago del Estero; la puntana María Eugenia Catalfamo y la neuquina Silvia Sapag.
Sin embargo, el problema de la unidad reside en que Cristina quiere que sea la senadora mendocina, Anabel Fernández Sagasti la presidenta del interbloque. Caserio y los senadores de los gobernadores no quieren resignar ese lugar.
“No estamos desunidos: es una cuestión organizativa. Somos todos parte del mismo proyecto. Somos dos bloques, tenemos que ver cuáles son las coincidencias para funcionar en el Senado. Dos bloques que van a apoyar lo que mande el Gobierno nacional, estamos todos en el mismo barco”, expresó en declaraciones a radio El Destape.
“Yo tengo un profundo respeto con Cristina. La voté, trabajé para ella. Pero nunca trabajé con ella. Así pasa con muchos de los senadores que están acá. Tenemos un respeto enorme por todo lo que hizo, porque fue dos veces presidenta de la nación. Pero no somos dirigentes que hemos trabajado bajo la tutela o jefatura política de Cristina. Venimos de las provincias y la jefatura está expresada en los gobernadores”, explicó el senador cordobés.
Finalmente afirmó con dureza: “Somos dirigentes. Siempre hay una diferencia entre dirigente y empleado: nos gusta dirigir nuestras ideas, es la base de la política. Si yo fuese una persona que sólo acata órdenes, no hubiese aceptado trabajar con Alberto Fernández”.