En el preciso momento que suena nuestro despertador cada mañana, comenzamos a hacer cosas. Empezar el día y las rutinas o costumbres personales que comprenden ese momento, son las primeras de una serie de acciones que desarrollaremos hasta que llegue la noche y volvamos a descansar.
Claro que el transcurso del día tiene distintas tareas que implican actividades domésticas, laborales, momentos de ocio, de pensamientos introspectivos, actividades que compartimos con nuestra familia y amigos, etc.
Lo que hacemos día a día, lo que pensamos y soñamos es lo que le da sentido a nuestra vida, lo que responde al por qué nos levantamos y emprendemos la misión diaria.
Tener un motivo o varios porque despertar le da un valor agregado a la jornada. A veces serán objetivos diarios y otros que queremos alcanzar y sabemos que para ellos debemos trabajar sin rendirnos.
La tarea gremial es uno de esos objetivos y tareas diaria que uno tiene dia a día, productor de la confianza que miles de compañeros y compañeras han depositado en mi persona y en un gran grupo humano. Esta es una misión que consiste en comandar los destinos de una gran institución como lo es el Sindicato Regional de Luz y Fuerza.
Así uno desarrolla su vida, con esta tamaña responsabilidad que también es una pasión, porque ser un buen dirigente gremial, implica tener la humildad suficiente para no apartarnos de la esencia de un trabajador, para así tomar decisiones que mejoren la vida de nuestros compañeros y compañeros.
Desde hace tiempo así lo hemos asumido, sabiendo escuchar, asumiendo errores para así llevar adelante una gestión responsable con sus recursos, que satisfagan las necesidades y pedidos de las bases.
* Por Máximo Brizuela, secretario General Sindicato Regional de Luz y Fuerza (SiReLyF).