En la noche del 20 al 21 de enero se fue Rodolfo “Finti” Carballo. “El Finti”. Lo conocí en una asamblea por el ingreso a la universidad, en las aulas de baterías comunes, a comienzos de 1975, defendiendo el ingreso sin restricciones. Con sus 22 “pirulos” era un dirigente de Medicina que expresaba en toda la línea la trayectoria del Clínicas de ese tiempo.
En ese mismo año, encabezó la lista de Recuperación del Centro de Estudiantes que no pudo ver los comicios porque la intervención fascista del Rector Mario Menso cerró todas las facultades en el mes de noviembre para que no se pudieran realizar las elecciones.
Con el golpe cívico-militar de 1976, la intervención militar a la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) lo expulsó de Medicina, siendo el mejor promedio de su Facultad. Se exilió en Venezuela con sus padres, profesores de Medicina cesanteados también por la Dictadura.
Finti provenía de una familia de militantes de la Córdoba Libre, en la que destacaba su tío Miguel Carballo, libertario y reformista.
A comienzos de los ‘80 vivió en la Nicaragua Sandinista, adonde fue a aportar su militancia y profesión de médico para la construcción del sistema de salud y en la que se impregnó de sus concepciones frentistas de liberación.
Como pudo volvió a nuestro país con la democracia y fue repatriado por la Universidad de Córdoba en el rectorado del “maestro” Luis Rébora, para desempeñarse en el área de extensión universitaria en el programa de acción en los barrios, donde aporto su experiencia a una camada de jóvenes.
Con toda el alma se metió en el debate del XVI Congreso del Partido Comunista, y a sus tesis autocriticas las discutió en todos los espacios de la izquierda.
La casa de Finti siempre estuvo habitada de amigos refugiados.
Con la intensidad que vivía todo, era capaz de seguir hasta Brasil al amor de su vida.
Trabajó, pensó y militó junto a muchos compañeros los caminos de la unidad popular que con empeño referenció con sus luchas en los años ’90 “el Negro” Luis Bazán.
En la misma Venezuela que lo cobijó y en la que se tituló de médico, lo atravesó a comienzos del Siglo el genio y la acción del comandante Hugo Chávez. Allá fue, a integrarse como un militante y un trabajador de la salud.
A su casa en Cumaná fue a parar cuanto argentino paso por Venezuela en estos años y cada vez que venía a Córdoba juntaba amigos para defender el Alba (Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América).
Desde Cumaná producía regularmente un análisis de situación de la revolución bolivariana que distribuía en una prolija lista conformada de compañeros de toda la Argentina.
La “misión barrios adentro” no sólo la describía como la gestación de la complicidad, terquedad y sabiduría de los comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro, sino que la vivía como el lugar para que habitara el espíritu de Carballo.
Durante años puso la pasión militante y sus conocimientos a disposición de la revolución Bolivariana.
El quiebre de su salud lo trajo de vuelta a Córdoba y el ultimo año con la fragilidad física y toda su dignidad a cuestas, trabajó hasta publicar su obra “Misión Barrio Adentro creación heroica” elaborada con su visión militante y su prolijo método profesional.
Vivió con el compromiso de hacer lo que sentía y pensaba. Hasta siempre Finti.
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