Martina Chapanay hizo temblar de nervios a Pablo Irrazábal cuando lo batió a duelo por haber asesinado a Chacho Peñaloza. Su presencia y convicción eran más temerarias que cualquier cuchillo. Como ésta, son muchas las anécdotas que muestran a una Chapanay valiente, rebelde, justa y luchadora. Defensora de su territorio y su cultura, combatió por la causa federal en las montoneras junto a Peñaloza y Facundo Quiroga. Su vida se convirtió en un mito alimentado por los relatos que pasaron de boca en boca, de generación en generación.
En 2014, Ariana Andreoli y Karina Rodríguez se encontraron con su figura y la historia se convirtió en fuente de información e inspiración. “Quisimos entrelazar la vida de una mujer actual con la de Chapanay y comenzaron a aparecer vínculos con muchas, además de con la bailarina -Rodríguez-. Tuvimos la necesidad de visibilizar a tantas mujeres que han dejado huella y que no han sido relatadas por la historia oficial, contada por hombres y vencedores”, explica Andreoli, directora y coreógrafa.
El resultado fue Hembra del desierto. Caudilla chapanay, una obra de danza documental, en la que se entrelazan lo folclórico y lo contemporáneo. “Mixturar estilos no fue una idea previa, sino que partimos de la realidad de los cuerpos, lo que cada uno trae y tiene disponible. A partir de allí complejizamos para que sea un tejido y no partes aisladas. Es como tener los ingredientes para una torta, los vas combinando y no estaría bien hecha si veo el pan de manteca entero”. Durante el proceso sumaron a treinta y ocho bailarines, de diferentes edades y localidades del país, para conformar “la tribu”, entre quienes se encuentra Silvia Zerbini, la directora del Ballet Folclórico Nacional.
Ariana Andreoli confiesa que siente “hambre de bailar”, la danza es para ella “un lugar de vitalidad extremo”. Foto Facebook.
El concepto de danza documental surge porque “el código es la danza, pero al mismo tiempo estamos documentando algo. Como si fuera un informativo, pero expresado desde un lugar poético. Se trata de encontrar las huellas en nuestra corporalidad, poder actualizarlas y ponerlas en la escena”.
Además de la pieza escénica, el equipo se animó a traspasar lenguajes y transformase en un documental audiovisual. “Fue una estrategia para que el trabajo y la investigación sigan circulando más allá de nuestra presencia física”, cuenta la directora. No han podido finalizar con el rodaje ni comenzar con la postproducción por falta de financiamiento, por eso reestrenan la obra para volver al ruedo.
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PARA AGENDAR
Sábado 14 de Septiembre, a las 21 horas, en el Teatro Real, San Jerónimo 66.
