“Esto es increíble, es un verdadero río de gente”, repetían anoche los asistentes a la marcha en repudio al fallo de la Corte Suprema de Justicia, que hace una semana habilitó la aplicación del beneficio del dos por uno a un condenado por delitos de lesa humanidad. La analogía sirve para graficar la contundencia de la convocatoria: mientras la primera columna encabezada por organismos de derechos humanos llegaba al edificio de Tribunales Federales, en pleno Parque Sarmiento, aún quedaban personas en la ex plaza Vélez Sarsfield. De acuerdo con los organizadores, en Córdoba marcharon más de 120 mil personas.
“Vinimos hasta acá a decirle a los jueces de la Corte Suprema que este fallo es indigno y a recordarles que cuando pedimos justicia, lo hacemos en la calle”, dijo desde el palco, con la voz cansada, Sonia Torres, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Córdoba.
“No nos vamos a reconciliar con quienes no tuvieron la mínima dignidad de decirnos donde están nuestros padres, nuestros hermanos y nuestros hijos. Sáquense la palabra reconciliación de la boca porque de lo que hablan, es de impunidad”, gritó también desde el palco Marcelo Yornet, integrante de HIJOS, al cerrar la marcha. “No perdonamos, no olvidamos; enjuiciamos”, afirmó Mirta Iriondo, sobreviviente de La Perla y testigo clave durante el juicio finalizado en agosto del año pasado.
El “río de gente” que ayer colmó las calles céntricas de Córdoba fue además una de las manifestaciones populares más diversas de los últimos tiempos. El repudio a la posibilidad de que condenados por crímenes contra la humanidad recuperen la libertad, logró que banderas políticas antagónicas, como la izquierda y los partidos tradicionales de Córdoba, acompañarán a los organismos de derechos humanos. El dato político lo puso el PJ cordobés, cuya columna fue encabezada por gran parte del gabinete del gobierno provincial, desde el vicegobernador Martín Llaryora; pasando por figuras como Alejandra Vigo, secretaria de Equidad y Promoción de Empleo; y Luis Angulo, ministro de Justicia y Derechos Humanos, entre otros.
La movilización duró poco más de dos horas. Mientras caminaban, algunos usando pañuelos blancos, el tema recurrente de conversación era el mismo: el fallo del 2×1. Parecía que en la última semana, todos se habían vuelto expertos en asuntos legales, fallos y jurisprudenciales. “Es que es preocupante. Esto se habla en el trabajo, con los amigos y con la familia. No me gustaría que esa gente camine el barrio y la ciudad en la que se crían mis hijos”, dijo Marcos, vecino de Cerro de las Rosas.
Muchos caminaban con carteles que con la leyenda: “Silencio dijo el cura. 2×1 dijo el juez”. Las críticas hacia la cúpula de la Iglesia, que la semana pasada pidió reconciliación entre familiares de víctimas y represores condenados, se hicieron sentir. Entre la gente caminaba también el cura Mario Oberlín. “No pueden hablar de reconciliación cuando todavía no hubo un verdadero pedido de perdón, sincero. Y aunque lo hubiera, el perdón, no exime la culpa y la pena. Esas personas deben seguir presas”, dijo a ENREDACCIÓN.
El gran ausente en la movilización de ayer fue el Estado Municipal. Durante todo el recorrido que comprende la calle Hipólito Yrigoyen, los ciudadanos de a pie tuvieron que encargarse de cortar las calles para evitar accidentes. No se vio ningún policía de tránsito en las bocacalles céntricas.
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