José Filiberto Olivieri, ex agente del Comando Radioeléctrico de la Policía de Córdoba condenado a prisión perpetua por haber cometido crímenes contra la humanidad, fue filmado caminado libremente por el centro de Oliva, su ciudad natal, violando el beneficio de la prisión domiciliaria del que goza por su estado de salud. Según testimonios a los que accedió ENREDACCIÓN, el reo se evade de su domicilio desde hace tiempo para ir al bar, salir de compras o jugar a las bochas. Olivieri fue condenado en 2012 junto a otros dos efectivos por el fusilamiento de tres integrantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) ocurrido en junio de 1976.
El video fue filmado por una vecina en la tarde del 10 de junio pasado y muestra al hombre de 73 años cruzando la avenida Alem, en la esquina de la calle Olmos, en pleno centro de la ciudad. Esa esquina queda a más de 12 cuadras de la casa en la que debe cumplir condena, en la calle Rioja 433 de barrio Sagrado Corazón. En diálogo con ENREDACCIÓN, la autora del video (se reserva su identidad) contó que no es la primera vez que lo ve caminar por la ciudad. “En febrero de este año lo crucé frente a la parroquia del pueblo. Cuando lo reconocí, un impulso me llevó a increparlo. Le dije que él era un genocida condenado, que si realmente estaba enfermo no podía salir de su casa”. Esa vez, la testigo también registró el encuentro. La reacción del condenado fue ignorarla: “Agachó la cabeza, se hizo el boludo y siguió. Ni las manos del bolsillo se sacó. A simple vista, si no lo conocés, es un viejito al que le das el asiento”, contó.
Tras la difusión del video, Ángel Villanueva, hermano de una de las víctimas, se presentó ante el Tribunal Oral Federal N°2 solicitando que se le revoque el beneficio y que se investigue a quienes expidieron los certificados médicos usados por el ex agente donde sostiene que por su estado de salud no puede cumplir su condena en la cárcel. Ahora, el fiscal Carlos Gonella investiga el caso y el TOF2 ya comenzó a recibir testimonios para expedirse. El 28 de junio fueron citados a declarar la vecina que filmó el video y otras dos personas, entre ellas el periodista Diego Murua, del portal NoticiasOliva.com, quien en base a diversos testimonios denunció que Olivieri se fuga del lugar dónde debe cumplir condena desde hace mucho tiempo.
“Él recibió ese beneficio porque dijo tener una enfermedad que no le permitía estar en la cárcel. Ahora se ve que no está tan grave”, dijo Claudio Orosz, querellante por los organismos de derechos humanos. “Ahora esperamos que le quiten el derecho aunque dudamos que la Justicia se atreva. No llama la atención que sea tan fácil violar la Justicia para los genocidas”, agregó.
Olivieri fue condenado por el alevoso asesinato de los jóvenes Carlos Delfín Oliva, Ana María Villanueva y Jorge Díez, ocurrido el 2 de junio de 1976. Junto a Pedro Nolasco Bustos y Jorge Vicente Worona, integraba una de las patrullas del Comando Radioeléctrico, cuya función era el patrullaje y el control territorial, a diferencia del D2, encargado de hacer inteligencia. El 26 de marzo de 2012 el tribunal dictó un fallo condenatorio por considerarlos “coautores por dominio funcional del hecho, penalmente responsables” de los delitos de “privación ilegítima de la libertad agravada” y “homicidio calificado por alevosía”, y les impuso la pena de “prisión perpetua e inhabilitación perpetua absoluta”. En cuanto a Nolasco Bustos y Woroná, el tribunal dispuso el “inmediato alojamiento en una unidad carcelaria del Servicio Penitenciario de Córdoba”. Olivieri, que durante el juicio se mostraba achacado y decaído, regresó a su casa, puesto que gozaba de prisión domiciliaria desde antes del juicio por razones de salud. Ahí debía cumplir su condena
Pero, según pudo saber ENREDACCIÓN en base a los testimonios de vecinos que recolectó otro de los testigos, el ex agente se evade de su casa desde hace años. Lo solían ver tomando algo con amigos en el bar La Cámara, en pleno centro, o salir a hacer compras y paseos hasta tres o cuatro veces por semana, relató el testigo.
El condenado tampoco se priva de jugar a las bochas. De acuerdo con los relatos, los amigos reacondicionaron un baldío contiguo a su casa, en la calle Rioja. En ese lugar, cada tanto, los compinches juegan a las bochas y comen asados.
UN VECINO MÁS
Según la persona que registró el video, en Oliva muchos pensaban que Olivieri gozaba “de ciertos beneficios que le permitían salir. Nadie lo denunciaba, intuyo que por eso, otros porque no lo conocen. Si sos joven y no sabés quien es, puede pasar por un viejito más. Otros te dicen: ‘Es un buen vecino, ya es grande, déjenlo en paz’”, contó. Y agregó: “Pero no. Él mató a una mujer de 23 años llena de vida, llena de lucha y lo hizo sin piedad. Vació varios cargadores de metralleta en su cuerpo. En nombre de la ciudad, hay que pedir disculpas y levantar el nombre de Ana María Villanueva y sus compañeros”, dijo.
En Oliva, en los próximos días, serán expuestos los poemas de Villanueva. La mañana del 2 de junio de 1976, la joven se encontraba junto a su novio, Jorge Diez, Carlos Delfín Oliva y Héctor Hunziker en la esquina de Octavio Pinto y avenida Caraffa, en barrio Villa Cabrera de la ciudad de Córdoba. En un momento reconocieron un agente del D2 y decidieron alejarse del lugar. Hunziker se fue caminando, mientras que Villanueva, Oliva y Diez lo hicieron a bordo del Fiat 128 de este último. En cuanto arrancaron, el auto fue interceptado por dos móviles del Comando Radioeléctrico. Los jóvenes fueron detenidos por Bustos, Worona y Olivieri, quienes se encontraban junto a los también policías Andrés Rojo, Antonio Polakovich y Pedro Colazo. Tras recibir una brutal golpiza, Villanueva, Diez y Oliva fueron trasladados en uno de los móviles a un descampado ubicado en la zona del Chateau Carreras, donde fueron fusilados. Oficialmente, se informó de un “enfrentamiento”.
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