Siempre trato de no hacer textos desde mi propia mirada individual, pero lo vivido este día es muy personal. Anoche tarde (noche del viernes 09 de septiembre), antes de dormirme reviso mi celular y en el grupo amigos de Chiviquín encuentro un llamado de colaboración para acercar brigadistas a los incendios de las sierras, necesitaban vehículos que pudieran acercarse al monte en llamas. Mis planes personales se modificaron instantáneamente y a las 06.45 me encuentro con la cuadrilla de la Brigada Chiviquín que se apresta a salir desde Unquillo.
Ahí me entero que hace cuatro días, de día y de noche, cuadrillas de voluntarias y voluntarios organizados y autoentrenados luchan con el fuego que se disparó del basurero municipal del intendente Matías Montoto de Huerta Grande. El incendio lleva días avanzando, cruzó las sierras desde Punilla hacia Colon y se encuentra destrozando Alpatauca y la zona al oeste de Candonga y Agua de Oro.
La Brigadas Forestal Comunitaria Chiviquín de Unquillo dispara una cuadrilla de 7 brigadistas con todo su equipo y dos trasportistas voluntarios (yo uno de ellos). En Alto Fresco nos encontramos de frente con el fuego y nos sumamos a un equipo conformado por casi 30 combatientes de las Brigadas Ischin, Chavacaste, Colibrí, Aromito y la Ambiental de Agua de Oro. Junto a Juan y a Atilio, residentes del lugar, se busca las mejores huellas y senderos para poder aproximarnos a las puntas de fuego que no dejan de avanzar y en breve amenazaran la zona de la Carmela (antes Escuela de Santa Clara) y ya se encuentran a 100 metros de la casa de Cachito.
Desde el alto de Paso Blanco (también conocido como Alto Fresco) se visualiza bien el frente de fuego. Hay un grupo de 30 bomberos del Plan de Manejo del Fuego estatal luchando sobre el flanco izquierdo, justo el que amenaza el country ilegal Candonga Villa Serrana.
Las Brigadas Forestales Comunitarias ya decidieron atacar al fuego que avanza por y hacia el monte por el ala derecha. Estas opciones de estrategia de lucha contra el fuego encierran visiones diferentes: una totalmente antropocéntrica que considera que el fuego hay que manejarlo para que destruya pocas o ninguna “propiedad” y que el fuego del Monte hay que dejarlo correr porque siempre se va a prender. La otra visión es la de los y las brigadistas: el Monte somos nosotros y no lo podemos dejar quemar porque es nuestra agua, nuestro aire, nuestro clima, nuestros hijos e hijas.
En un momento se juntan las/los Jotas (los coordinadores-responsables diríamos los setentistas y ochentistas), la J1 nuestra es Viky y el J2 es Huayra, coordinan las acciones y las medidas de seguridad; Lagarto es designado Jota general.
Logramos llegar a 200 metros del fuego con los equipos y los brigadistas que se distribuyen en dos flancos de ataque. Antes de partir nos reunimos en un abrazo entre todos y Viky remarca algo no menor en este momento: “Tengan cuidado, lo más importante es no arriesgar de más y todos debemos volver sanos”.
Ya cumplida mi tarea: llevar los-las combatientes y su equipo lo más cerca del fuego posible, reviso el informe meteorológico en mi celular, hay 40% de posibilidades de lluvia… dentro de 10 días y me acuerdo de Montoto, el intendente de Huerta Grande, el responsable político de este fuego.
Me acuerdo de Montoto y su basural sin guardia permanente de fuego, una guardia que cuide que no se prenda el fuego y se escape. Los basurales se prenden solos (no necesitan unos niños traviesos que le acerquen un fosforo) la combustión de la materia orgánica mezclada con material inflamable lleva a que se prenda espontáneamente y el personal municipal lo podría apagar con poco esfuerzo en ese momento con guardias que tienen que ser todos los días y todo el día… para que no pase esto: un incendio descontrolado en plena época de sequia. Evitar el fuego de los basureros es también prevenir el fuego para que no genere humo tóxico (cargado de dioxinas) que respire toda su comunidad. Muchos basureros a cielo abierto no se prenden porque cuentan con un manejo responsable que impide el fuego y el humo, pero no es el caso del Intendente Montoto y su basural.
También los funcionarios provinciales lo saben, hasta el gobernador sabe que los grandes incendios generalmente nacieron en basurales a cielo abierto prácticamente abandonados, también sabe y saben que esta es la época en que hay que cuidarlos y no hay un Peso para que los municipios se encarguen de “prevenir” esta fuga de fuego, pero si hay plata provincial para que grandes empresas construyan y manejen enormes basurales regionales. Más negocios para las empresas amigas y ni hablar de disminuir la basura y construir responsabilidad comunitaria.
Hace 4 días que “mis compas” de hoy vienen con esta “rutina”, están cansados y cansadas, pero animados a seguir (alta moral diría en otra época), muchos esperan y se ilusionan que hoy puedan apagarlo… sino aumenta mucho el viento. Y hubo suerte para el monte y sus habitantes, el fuego se paró, a pesar de miles de hectáreas afectadas, se paró y no llueve ni lloverá. Sin estas brigadas, sin estos cuerpos no se hubiera parado.
La pandemia, a pesar de todo, nos dejó algo bueno, más allá del dolor, la soledad, las pérdidas de compañeras y compañeros queridos y necesarios, la desmovilización y el retroceso de lo que veníamos construyendo, a pesar de todo lo malo de la pandemia que fortificó al individualismo neoliberal, esta pandemia maldita nos dejó las Brigadas Comunitarias que hoy están aquí para cuidarnos. En menos de 2 años estas brigadas se autocrearon y organizaron y aquí están defendiendo la vida.
Cuerpos cansados y ahumados bajan de los cerros cargando sus pertrechos bastantes pesados pero los ojos brillan de alegría. Sin el Plan de Manejo del Fuego gubernamental el fuego en esta hermosa zona de las sierras chicas hubiera acabado con country ilegal de Ticupil y eso no pasó, pero seguiría quemando monte y años de naturaleza acumulada hacia el Norte y el Sur y quien sabe hasta dónde hubiera llegado.
Y eso no pasa por las Brigadas Comunitarias constituidas por mis hermanitas y hermanitos de las serranías que se organizaron y decidieron hacer lo que hay que hacer. Ahora con mucha vergüenza, con mucha timidez les solicito casi en voz baja que me dejen sumarme a su equipo y colaborar en la que pueda y sobre todo: aprender de ellos. Gracias Brigadas.
* Medardo Ávila Vázquez es médico y vicepresidente de APDH Córdoba.
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Atilio Alberto Palacios
15 septiembre, 2022 a 18:33
Abrazo colectivo a vos y a los y las brigadistas. Soy habitante de este territorio hermoso y vital que se incendio en parte, lo soy desde hace 11 años. Más aún, siento que me han parido una vez y que ya he nacido cien veces, por lo menos. Al verlos y verlas el día del incendio en Paso Blanco, todos juntos remando al mismo compás, el compás de la vida, nací denuevo y… saben qué? Gracias a semejante dedicación, esfuerzo y coraje de ustedes, pude dormir tranquilo. Lejos ya de edades que me permitían combatir el fuego, hoy los apoyo en lo que me digan. Reitero, les mando un fuerte abrazo colectivo