(Por Pablo Tissera *) “La libertad es que si no querés mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitás en el taller, puedas hacerlo”, “No creo en la obligatoriedad de la educación”, “muchas veces los padres no se pueden dar el lujo de mandar a los hijos al colegio”, “¿Cómo va a decidir el Estado sobre el chico?”, estas son algunas frases textuales del diputado nacional por La Libertad Avanza (LLA) Alberto “Bertie” Benegas Lynch, uno de los ideólogos de dicho espacio político que comanda el presidente Javier Milei. Frases dichas en una entrevista de Radio Milenium días atrás.
Estos dichos son parte del catálogo ideológico libertario, que pregona la libertad descontextualizada, siempre individual, sin historia, despojada de la cultura construida a lo largo de los años de un país, de nuestra nación, una libertad sin identidad, que se desentiende de lo que somos, desconociendo que nos constituimos como seres humanos con la o el otro en una comunidad, en un colectivo que mal o bien va haciendo patria.
¿Cinismo o ´su´ verdad?
Y ustedes pensarán, que cínica es esta persona. Pero les cuento que el ideal libertario es así, cualquier intervención del Estado por más mínima que sea es un atentado a la vida, la libertad y la propiedad de un individuo. Una mirada distinta está mal, no corresponde, al punto de querer imponer como el único enfoque aceptable, lo diferente es “adoctrinamiento” como plantea el presidente y su propuesta de modificar la ley de educación nacional, la ultraderecha en su máxima expresión, ni el neoliberalismo clásico se animó a tanto.
Claro está que para los libertarios la educación es una mercancía, no un derecho humano, pues la vida misma se maneja de acuerdo a la ley de la oferta y la demanda, al sistema de precios. Su lógica es que, si necesito un trabajador para mi taller y en el mercado laboral es más barata la fuerza de trabajo de mi hijo, pues que venga mi hijo y no vaya a la escuela, tan simple como eso.
La educación como un derecho
Organismos internacionales que reproducen la hegemonía capitalista entienden la educación como un derecho. Para la ONU la educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva. La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de enero Día Internacional de la Educación, en celebración del papel que la educación desempeña en la paz y el desarrollo. Para la UNESCO la educación es un derecho humano fundamental que permite sacar a los hombres y las mujeres de la pobreza, superar las desigualdades y garantizar un desarrollo sostenible. Para el Banco Mundial la educación es un derecho humano, un importante motor del desarrollo y uno de los instrumentos más eficaces para reducir la pobreza y mejorar la salud, lograr igualdad de género, la paz y la estabilidad.
Si nos acercamos a nuestro país, la educación es un derecho que está declarado y garantizado por nuestra Constitución Nacional, sumado a ello nuestra adhesión a los tratados internacionales de DDHH que tienen jerarquía constitucional, además de las constituciones provinciales y municipales que la contienen y promueven.
Y si exploramos sobre referentes de la educación que la entienden desde una perspectiva solidaria y transformadora como pilar para construir sociedades más libres, justas e igualitarias encontramos entre muchos y muchas a Paulo Freire quien dice que la educación sólo puede ser entendida como práctica para la libertad, como una acción social con reflexión crítica y verdadera conciencia sobre la realidad tendiente a la realización del ser humano, pero no desde una visión individualista sino colectivista para el bien común.
Educación para todos y todas
La educación como práctica para la libertad, la igualdad y la cooperación, lejos de considerarla mercancía hay que entenderla como un derecho social, económico, político y cultural, y en ese contexto los gobiernos son los que pueden asegurar que haya educación de acceso universal, gratuita y obligatoria para todos y todas, lo que permitirá que el hombre y la mujer desarrollen todas sus potencialidades, espirituales y materiales, junto a su familia y a la sociedad política de la que forma parte.
La educación parte de la familia y en su praxis va integrando el bien común social, y el Estado, como gerente de la sociedad política, debe promoverla, estimularla, garantizarla y proveerla para el conjunto de la comunidad, y hacerla protagonista de un proyecto de país productivo e inclusivo, democrático con justicia social.
Hoy la educación está en peligro, hoy quienes nos gobiernan la ven como mercancía, hoy más que nunca debemos organizarnos, movilizarnos y defenderla con uñas y dientes. A no bajar los brazos.
* Pablo Tissera. Dirigente cooperativista y presidente del Partido Solidario Córdoba.
—
SUSCRIBITE A DOSSIER360.
SUSCRIBITE A ENREDACCIÓN.
RECIBÍ EL NEWSLETTER DE NOTICIAS DE ENREDACCIÓN EN TU E-MAIL.
CONTACTO CON LA REDACCIÓN DE ENREDACCIÓN.