La cotización del dólar paralelo se ha convertido en un dolor de cabeza para el gobierno libertario. Por quinta jornada, el “Blue” se despegó del dólar oficial en una escalada que por ahora no encuentra techo. Este jueves cerró a $1250 para la compra y $1280 para la venta. A su vez, durante las primeras horas alcanzó los $1.300 para perder $20 en el transcurso del día y promediar los $1.280.
De este modo, el “Blue” subió $5, luego de avanzar $45 el día previo, y de acumular $160 en la semana, quebrando el miércoles su máximo nominal histórico registrado el 24 de enero pasado ($1.255).
La brecha con la cotización oficial quedó en 43,8%, nivel más alto desde fines de enero pasado.
En tanto, en el mercado oficial de cambios, el dólar cerró la jornada en 929,26 pesos. Mientras que el dólar MEP bajó 0,2% hasta los $1.228,23 y el spread con el oficial se posicionó en el 38%. El dólar Contado con Liquidación (CC) bajó 0,03% a $1.256,04, por lo que la diferencia con el oficial se ubicó en 41,3%.
Por último, el dólar tarjeta o turista y el dólar ahorro registraron un valor de $1.454,40.
LAS RAZONES DE LA DISPARADA DEL PARALELO
El incremento en la cotización del dólar informal se explica por una cóctel de factores políticos y económicos. Un elemento que aparece como importante en este movimiento alcista es la mora con la que el sector agropecuario liquida la cosecha de soja (34% a abril de 2024, el menor porcentaje de las últimas cinco campañas). Este dato indica la percepción por parte de este sector económico de la existencia de un atraso cambiario, algo que niegan el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo. La relevancia del campo es indiscutible, ya que se trata del principal aportante de dólares a la economía nacional.
Sobre el primer punto, el mercado y los factores de poder observar con preocupación las dificultades del gobierno en el Congreso, que lleva casi seis en el poder y aún no ha podido aprobar ninguna ley, incluida la Ley Bases y el Paquete Fiscal, con la restitución de Ganancias, piedras angulares para la suerte del modelo económico. En el corazón del mundo empresario, ese hecho es leído como una situación de debilidad del oficialismo.
En el plano económico, se destacan el desarme de los plazos fijos por la baja de tasas de interés dispuesta por el BCRA y el pase a dólares de esos pesos; la menor oferta de divisas de los exportadores -sobre todo por parte del sector agropecuario-; la debilidad de las reservas del BCRA, una situación que le impide intervenir de modo activo y con cierto poder de fuego en el mercado de cambios; y la precariedad del superávit fiscal, que se reporta con baja sustentabilidad, ya que ha sido alcanzado en base a la toma de nueva deuda con algunos sectores -como el energético-, y un fuerte recortes de egresos en áreas sensibles como jubilaciones u obra pública. A la par, se esperan caídas de la recaudación tributaria como consecuencia de la recesión desatada por las medidas económicas.
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