Los socios e hinchas dieron su fallo para que el técnico Juan Cruz Real se fuera del club Belgrano. Los silbidos antes de entrar a la cancha frente a Independiente Rivadavia de Mendoza y el permanente hostigamiento por sus gesticulaciones desde el banco marcaron el clima del final. Todo nació por su encono con el peruano Brian Reyna, un jugador de selección y al que los hinchas Piratas bancaban. El único que se puso en contra de ese clamor “popular” fue el presidente de Belgrano, Luis Fabián Artime, que aseguró que el DT seguiría un año mas en el equipo de Alberdi.
Sin embargo, Real le exigió dos años de contrato, hasta 2026, mientras que los directivos se negaban a pagarle tanto dinero. Y allí hubo un quiebre. Pero Artime soñaba con que la situación se podía revertir. Era un milagro, porque no había equipo. Salvo un par de jugadores, navegaba en el fracaso. Artime creyó que la platea no sabía de futbol y se equivocó. Real era insultado siempre y Belgrano, jugando mal, empataba o perdía. Y todos viva la pepa.
El ciclo del DT colombiano empezó en marzo de este año y duró 35 partidos: Ganó 12, empató 13 y perdió 10, logrando el 46,6% de los puntos. De los últimos ocho partidos apenas cosechó un triunfo. Deja al Pirata en el puesto 15 de la Liga Profesional de Futbol, con 31 puntos.
Real creyó que poniendo “pibes” de la cantera lo iban a bancar, pero no fue así.
El DT era el pícaro del vestuario y no dejaba entrar a nadie. Los jugadores se enteraban momentos antes de entrar a la cancha la formación del equipo. Era un déspota y menos mal que se fue por la puerta de servicio.
La culpa la tuvo Artime, porque él lo contrató y siempre lo respaldo. ¿El presidente no tiene culpa? Claro, es el responsable. El audio de anoche cuando defiende a Real y culpa a otros, muestra que es un ídolo de barro.
Belgrano y Artime se alinearon con Claudio “Chiqui” Tapia y se alejaron de Andrés Fassi. Esa movida dividió al fútbol cordobés. La unión hace la fuerza, pero acá eso no existe. Y por eso andamos a los tumbos. Es una lástima.
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