Roberto (pelo corto) en la guitarra y Julio en el bombo. Ambos son las voces del Dúo.
Santiago del Estero los cría, la chacarera los amontona. Julio Paz y Roberto Cantos cambiaron el monte por las sierras, se conocieron en Córdoba entre guitarras mensajeras del ritmo de su provincia natal y ya llevan más de treinta años siendo el Dúo Coplanacu. Este viernes realizan una nueva edición de la Peña de los Copla y transforman el Comedor Universitario en un ritual que “la gente espera para poder cantar y bailar, hasta hacer pogo, que es una de las nuevas modalidades que tienen los chicos cuando se divierten con una rítmica, necesitan manifestar la alegría”, le dice Julio Paz a ENREDACCIÓN.
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“Lo más lindo de las peñas es la interacción con el público, la gente y los artistas están mas cercanos, no hay esa cosa misteriosa del artista allá arriba, sino que estamos todos cantando y bailando juntos, hay espacio para que la gente se manifieste, cosa que por ahí en los teatros, cuando el recital es medio serio, es unidireccional. En las peñas se da la fiesta popular con la música”. Este viernes comparten escenario con Presenta Trio, Cosa de Duendes, Rovolucionar y Proyección Salamanca. “Buscamos que sean reales, que haya en ellos un trabajo de profundidad, una estética encontrada por ellos y una energía linda”, comenta que tienen en cuenta a la hora de seleccionar los invitados.
En 2015 celebraron las tres décadas y confiesa que las transitan “con ganas de cantar y satisfechos por lo cantado. Contentos, porque el camino es hecho con el corazón y auténticamente, no hemos mentido nada para hacerlo. Nos agarra muy contentos, llenos de hijos y amigos, nos sentimos queridos, respetados. Eso es una fortuna”.
¿Cómo hicieron para llegar a los 30 años?
La cosa parte de una admiración, un respeto y un cariño mutuo. Con mi cumpa hemos construido esto los dos solitos. Cuando apareció una discográfica, ya teníamos mucho hecho, la discográfica impulsó lo que teníamos. Nos hemos divertido mucho y hemos trabajado mucho, trabajo verdadero, de agarrar una moto y un balde con engrudo y salir a pegar afiches. Esa es una de las etapas más fuertes, que recordamos siempre, la de la construcción del Dúo, que no es sólo componer un tema y cantar; en el armado de todo, está todo. Viene siendo muy lindo todo, aun con los momentos duros, de no tener trabajo, a veces estar censurados por los dichos de las compañías comerciales, que en algún momento dijeron que éramos hippies, sucios, drogadictos y comunistas. En el norte del país, con ese sello no te dejan ni pasar por la vereda. En general, la hemos pasado muy bien, como dice mi cumpa: “hay una lucecita que nos alumbra”.
En general, la hemos pasado muy bien, como dice mi cumpa: “hay una lucecita que nos alumbra” (Julio Paz).
¿En qué momento se encuentra el folclore?
Hay dos puntas críticas, por un lado, se ha corrido de la zona rural el ámbito de la composición y de la creación de la música folclórica; ahora se hace un zamba que no tiene en su letra lo rural sino lo urbano o lo humano. La gente ya no está en el campo, de todas maneras, a un tipo que vive en el campo, a pesar de tener TV y celular, la naturaleza lo baña cada día. Y por otro, muchos chicos que venían haciendo ritmos folclóricos tuvieron un viraje al pop o a la cumbia. No puedo decir ni que es bueno ni malo.
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