Seguidores del exmandatario de Brasil Jair Bolsonaro, que impulsan un golpe de estado para derrocar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, invadieron este domingo el Palacio del Planalto, el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema), en Brasilia, prácticamente sin resistencia de la Policía de la capital brasileña.
Los agresores lograron entrar sin resistencia al Congreso, al Palacio del Planalto y el Supremo Tribunal Federal, donde destrozaron muebles y se pasearon destruyendo todo a su paso, ante la mirada pasiva de los policías.
El ataque a las instituciones del gobierno, el Legislativo y la Justicia, en la Plaza de los Tres Poderes, fue llevada a cabo por más de 5.000 personas que llegaron en más de 80 ómnibus de todo el país. Estas personas protestaban en todo el país en la puerta de los cuarteles para pedir un golpe, anular la elección de Lula y reponer a Bolsonaro desde noviembre.
El ataque fue financiado, según dijo Lula en un discurso, por sectores de la minería ilegal, el agronegocio y los traficantes de madera.
Lula se encontraba en Araraquara, interior de San Pablo, en una visita prevista en agenda desde el viernes para recorrer zonas de desastre causados por las lluvias.
El presidente del Partido Liberal de Bolsonaro, Valdemar Costa Neto, aseguró que esta manifestación “no representa al partido ni a Bolsonaro”.
Los manifestantes rompieron vidrios, cámaras de seguridad, armarios y despachos en el Planalto y el STF. En la Corte fue retirada la puerta del despacho de Alexandre de Moraes, el juez que investiga al bolsonarismo y al presidente por atentar contra la democracia desde 2020. “Este es nuestro mayor trofeo”, dijo uno de los ultraderechistas que ingresó a la sede de la corte.
Llegaron en caravanas de todo el país, mientras Bolsonaro se encuentra en Orlando, Estados Unidos, adonde viajó tras abandonar el poder el 29 de diciembre, antes de entregarle el mando a Lula. “Estos actos antidemocráticos deben sufrir el rigor de la ley”, afirmó el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco.
Los manifestantes estaban en las oficinas de los colaboradores de Lula y rompiendo los objetos a su paso dentro del Planalto, según los videos filmados por los golpistas y subidos a sus propias redes sociales.
El ataque recibió el repudio, entre otros, de los gobiernos de Estados Unidos, México, Argentina y Chile.
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> Con información de TÉLAM.
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