El gobierno nacional y el presidente Javier Milei parecen haber ingresado en una zona de tormentas. Así puede inferirse de cuatro datos que componen el escenario de la opinión pública e influyen sobre la sustentabilidad política: La caída de la imagen positiva del jefe de Estado; la pérdida de confianza en el líder libertario para timonear la nueva etapa; la merma del apoyo a las medidas puestas en marcha por el Ejecutivo; y la reducción del optimismo social.
El trabajo de la consultora Circuitos que timonea Pablo Romá está recién salido del horno. Se realizó entre el 4 y el 6 de septiembre, es nacional, tiene 1283 casos y un margen de error muestral de +/- 4,3%.
Del estudio surge que, en septiembre, el presidente reúne apenas un 15,6% de imagen “muy buena” y un 24,9% de imagen “buena”. Es decir, un 40,5% de imagen positiva. No es poco, ya que 4 de cada 10 habitantes del país consideran que su imagen es “buena” o “muy buena”, pese a que esta última, que es la visión de los incondicionales, aparece como una cifra baja y peligrosamente cercana al dígito.
Respecto de la imagen negativa, el 31,2% posee una imagen “muy mala” del titular del Ejecutivo (3 de cada 10 argentinos) y un 15,1% señala que es “mala”. Ambas reúnen un 46,3%, que es el valor más elevado medido por la consultora desde que Milei asumió la presidencia el 10 de diciembre de 2023.
Sin embargo, el problema es la tendencia. Por un lado, se puede observar que la imagen positiva del presidente tuvo su punto más alto en marzo de 2024, cuando alcanzó un 50,7%. A partir de abril (el 23 de ese mes se desarrolló la marcha universitaria contra el recorte del Presupuesto) este indicador comenzó a descender hasta llegar al 40,5% de septiembre, -10,2 puntos porcentuales (pp.) en seis meses.
Mientras que la imagen negativa de Milei comenzó a subir fuerte desde julio 2024, cuando marcó 37%, hasta el 46,3% de septiembre, una variación de +9,3pp. La sucesión de escándalos políticos internos y con el ex presidente Mauricio Macri; el deterioro de la situación económica; y el veto al aumento y nueva fórmula de movilidad jubilatoria, le están pasando factura y lo han empujado a una zona de riesgo alto para su proyecto económico y político.
EMPIEZA A CAER LA CONFIANZA
El factor confianza es un capital político sustantivo para el liderazgo político y los proyectos de mediano y largo plazo. Se trata de un valor que le da gobernabilidad desde la opinión pública a los gobiernos y que les permite transitar desde el escenario de la “herencia” al “objetivo” legitimado por los electores. Los datos de la encuesta de Circuitos revelan que algo se está rompiendo respecto de este valor en el vínculo entre el presidente y los sectores sociales que lo apoyaron.
En septiembre, 28,9% dice que “tiene mucha confianza” en Milei; un 22,7% que “tiene poca confianza”; y un 44,3% que “no tiene confianza”. La curva desde diciembre de 2023 revela algunas cifras interesantes. El pico más alto de “confianza” se produjo en marzo de 2024, con un 45,7% de “mucha confianza” y un 13,7% de “poca confianza”, que arrojaba un total de 59,4%. Los que “no tenían confianza” llegaban en el tercer mes de 2024 a un 34,2% -en consonancia con el voto duro del peronismo en las elecciones presidenciales-. Esa foto inició desde allí un camino descendente: En septiembre, la suma de “mucha confianza” con “poca confianza” alcanzó 51,6%, una pérdida de -7,8 pp. Del otro lado, el “no tiene confianza” creció hasta 44,3%, un aumento de +10,1 pp.
Al mirar hacía adentro del núcleo de apoyo al gobierno se observa que hay una fuerte traslación desde “mucha” a “poca” confianza, que suma 9 pp. Esto es, que el item “poca confianza” pasó de 13,7% a 22,7%. Los otros 7,8 pp. que se fueron de la respuesta de “mucha confianza” se pueden encontrar en “no tiene confianza”. Las dos fugas reúnen justamente 16,8 pp. Se puede sintetizar el momento como de desmembramiento acotado, que sin resultados puede migrar a una versión más intensa. A su vez, la confianza es un valor difícil de conseguir y, en general, es irrecuperable una vez perdido.
ACUERDOS Y DESACUERDOS
Las medidas de gobierno de Javier Milei tuvieron su punto máximo de acuerdo en marzo de 2024 con 50,5%. En el medio año siguiente, con algunos altibajos, el consenso se redujo a 38,3% en septiembre (-12,2 pp.).
Mientras que el “desacuerdo” pasó de 39,8% en marzo de 2024 a 50,8% en septiembre, una diferencia de +11 pp. Esto es, que la mitad de los argentinos no acuerda con las políticas que implementa el presidente. Hay un 10,9% de indecisos, que asegura “no saber aún” si acuerda o está en desacuerdo.
PESIMISTAS Y PREOCUPADOS
Los datos de septiembre se pueden observar en el siguiente cuadro:
En tanto, si se analiza la secuencia desde enero de 2024, la sociedad argentina se ha ido sumergiendo en el pesimismo, el enojo, la incertidumbre y la preocupación frente a la situación económica.
El “optimismo y la esperanza” tuvieron su apogeo en enero de 2024, con un 54,9% de respuestas en ese sentido. Ese estado de animo dejó en el camino 21,8 pp. al caer a 33,1% en septiembre. Si bien no se trata de una contracción abrupta sino por goteo, en nueve meses de gestión el gobierno dejó retazos en el camino y quedó reducido al espíritu de su núcleo más cercano.
El “pesimismo y el enojo” pasaron de 21,6% en enero a 34,6% (+ 13 pp.) en septiembre. No se trata de una traslación repentina, sino progresiva.
Por último, la “preocupación y la incertidumbre” tuvieron un ascenso acotado, de 22,3 a 27,2% (+4,9 pp.). La suma de los dos últimos “ítems” indica que el 61,8% de los argentinos teme por su futuro.
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