Tanto en el albertismo como en el Frente Renovador, que conduce Sergio Massa, y en el PJ nacional, se escucharon esta semana críticas a la posición que asumió el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti en las elecciones del 27 de octubre, donde no expresó su apoyo, ni hizo campaña por la fórmula del Frente de Todos. Si bien no es un asunto prioritario, dado que la crisis del país y la asunción el 10 de diciembre parece ocupar toda la agenda, es un tema que forma parte de la conversación de los operadores políticos de los distintos sectores. Así lo pudo averiguar ENREDACCIÓN de distintas fuentes ligadas a los tres sectores.
Cabe recordar que el mandatario provincial se declaró prescindente de la elección nacional y no se manifestó por ninguno de los candidatos presidenciales. En ese contexto, impulsó la llamada lista corta de diputados nacionales, con candidatos propios, y sin tramo presidencial.
De este modo, el PJ de Córdoba logró un 17% de los votos en el segmento de legisladores y colocó en el Congreso Nacional a Carlos Gutiérrez. La performance electoral del gobernador fue ayudada por el drenaje de votantes macristas a su lista: 10 de los 17 pp. que obtuvo. Es decir, que el aporte del electorado amarillo fue mayoritario y es el que apuntaló a la lista peronista cordobesa, que, pese a ello, cedió uno de los dos diputados que debía renovar. El beneficiado, terminó siendo Juntos por el Cambio.
Aquí, la boleta del presidente consiguió el 61,3 por ciento de los votos, contra el 29,3 por ciento de la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.
Los tres grupos señalan que Schiaretti terminó favoreciendo a Mauricio Macri, que se alzó con seis diputados nacionales, uno más de los que ponía en juego en la provincia.
También le endilgan que no haya encolumnado al PJ de la provincia de modo decidido con el frente peronista nacional y que no haya desarrollado campaña por Alberto. Coinciden en que esa definición política terminó disminuyendo la fortaleza de la candidatura presidencial de Alberto en Córdoba. Pero también agregan que no permitió un trabajo abierto del PJ y sus dirigentes detrás de la formula nacional.
Ponen como ejemplo de una política correcta lo que sucedió en la provincia de Santa Fe, donde el electo gobernador Omar Perotti se sumó a la campaña con Alberto. Allí, pese a perder, el Frente de Todos llegó a 42,64 por ciento y cayó derrotado por apenas un punto. “En Córdoba, perdimos por más de 30”, recalcan del otro lado del teléfono.
Un operador del PJ cordobés apuntó, en ese sentido, que Schiaretti definió una estrategia correcta para Córdoba porque es una provincia con fuerte influencia macrista y no podía poner en riesgo el apoyo político y social que necesita para gobernar la provincia. También, en consonancia con el resultado, que es el único que podía plantearse modificar esa situación con éxito, lo que implica, por defecto, una crítica a los sectores del PJ que apoyaron a los Fernández.
Respecto de la tropa propia, en Buenos Aires creen que la lista del Frente de Todos cumplió su papel, pero no pudo realizar una sola actividad masiva de campaña sin participación de referentes nacionales a causa del bajo conocimiento y dispersión de la dirigencia local.
Sobre Carlos Caserio, Natalia De la Sota, el intendente de Villa María, Martín Gill, y el aparato del PJ que desde adentro impulsó la candidatura de los Fernández, concluyen que la movida, permitió generar un espacio peronista propio y con posibilidades de desarrollo futuro, pero que no tuvo el impacto social ni electoral esperado en los cálculos previos. Al igual que a los candidatos del kirchnerismo, le recriminan que no hubo actos masivos propios, sino expresiones más bien acotadas.
Pero no responsabilizan a Caserio y De la Sota y sus compañeros de ruta. En ese sentido, le apuntan a Schiaretti por los límites que le puso a los dirigentes que trabajaron por la fórmula del Frente de Todos. “En las PASO presionaron a los intendentes para que no se expresen públicamente y ahora permitían un nivel de expresión más amplio, pero siempre atado a la campaña local”, explicaron.
Una fuente del albertismo contó desde Buenos Aires cuál puede llegar a ser la estrategia. “Ni el Gringo, ni los peronistas nuestros, ni los referentes actuales del kirchnerismo parecen suficientes para torcer ese escenario. Parece un fenómeno más profundo. Partiendo de la concepción de la unidad que nos llevó a la victoria, hay que poner en marcha una política de seducción de los cordobeses, que incluya políticas públicas desde Buenos Aires; una relación institucional impecable, junto con acuerdos con el gobierno provincial para que pueda desarrollar una gestión exitosa y la seguridad de que a Córdoba le va a ir muy bien con Alberto como presidente; y el armado de una estructura política que represente al peronismo nacional en la provincia, con la que se pueda intentar modificar esta realidad. Esto recién empieza”, concluyó.