Eran la 1,30 de la madrugada. El personal Grupo Especial Antinarcóticos del Servicio Penitenciario de Córdoba llegó sin avisar al complejo de Bouwer. Pero no ingresaron a los módulos. Fueron directo a la playa de estacionamiento del personal y se dirigieron al vehículo del oficial adjutor principal Carlos Zárate, un Ford Fiesta chapa NQI 557.
El procedimiento fue tal como lo esperaban: drogas y dinero en una cantidad llamativa. Y el oficial, detenido.
Con al menos ocho años de carrera dentro del Servicio Penitenciario, Carlos Zárate se desempeñaba en la guardia externa del complejo. Hacía poco tiempo había sido pasado a ese destino, luego de que autoridades penitenciarias decidieran “sacarlo” de la guardia interna del módulo MX2 (máxima seguridad), presuntamente por las sospechas de su vinculación con el tráfico y la venta de drogas dentro de la cárcel.
Da la impresión de que el nuevo destino no le impidió seguir en la actividad. Al menos eso se desprende del procedimiento de hoy a la madrugada.
Según declararon fuentes del SPC a ENREDACCIÓN de manera extraoficial, el principal Zárate llevaba la droga y se las entregaba presuntamente a internos de Pre-Egreso del MD2, quienes por su “buena conducta” tienen mayores facilidades para moverse dentro del complejo. Serían ellos los encargados de completar la distribución de la mercadería dentro de los módulos.
¿Actividad familiar?
Según lo que detallaron por separado dos altos oficiales de la fuerza penitenciaria, aparentemente dos familiares de Zárate se encuentran detenidos también por narcotráfico, y eso derivó en que el oficial penitenciario fuera investigado.
El antecedente más cercano de personal penitenciario detenido por ingresar con drogas fue el protagonizado por el suboficial Juan Marcelo “la Tota” Marquez, en septiembre del año pasado, cuando fue interceptado también con medio kilo de marihuana que intentaba ingresar escondido en un borceguí.
En esa oportunidad, el oficial de servicio que participó del operativo fue Rubén Milich, cuya información resultó determinante para desbaratar la actividad ilegal que se estaba llevando a cabo en Bouwer.
Por eso mismo tal vez no haya sido casualidad que a Milich lo hayan pasado sopresivamente a retiro dos meses más tarde, “corriéndolo” de un escenario donde muchos afirman que molestaba.
Recién 19 horas más tarde de ocurrido el episodio, y cuando ENREDACCIÓN ya había publicado una primera versión de esta noticia, entonces el Servicio Penitenciario emitió un comunicado de prensa brindando detalles sobre lo sucedido y enfatizando en el mérito desplegado por su propio grupo especial de combate contra las drogas.
El comunicado del SPC detalla que se incautaron 107 gramos de una “sustancia pulverulenta de color blanco compatible con clorhidrato de cocaína y 55 mil pesos”, señalando que el vehículo de Zárate se hallaba en las cocheras aledañas al Módulo MX1.
También señala el comunicado de la superioridad que el procedimiento se dio en presencia del Coordinador del Tribunal de Conducta Policial y Penitenciario. Luego se dio participación a la Fuerza Policial Antinarcotráfico, que fue la que concretó la detención del empleado infiel, que fue puesto a disposición de la fiscalía de turno.
Lo llamativo es que la requisa del vehículo de Zárate no habría sido realizada con la correspondiente orden del fiscal -o al menos eso no está detallado en el comunicado del SPC-, lo cual, de ser así podría eventualmente acarrear un vicio de nulidad en el procedimiento.
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