En pijamas y con la guitarra encima salía el José Ignacio “Chango” Rodríguez a dar el paseo familiar del domingo por la Isla Paulino. En aquel entonces la ropa de dormir se usaba de seda y el autor de Luna Cautiva vivía en Berisso. Diego Rodríguez es el nieto del folclorista y confesó que es la anécdota más risueña de las que se recordaban en la mesa. Su abuelo cumpliría 105 años el próximo 31 de julio y para celebrarlo se presenta en Córdoba con sus canciones.
“En casa el homenaje era permanente. Estaba siempre presente su imagen estaba siempre y sus canciones a través nuestro o de músicos que venían a compartir. Fue una parte de nuestra vida, aunque no estuviera físicamente. Algo similar pasa con el público que ha seguido escuchando y los colegas que han seguido grabando sus temas”, dice en la previa al encuentro con Ica Novo, el anfitrión de la peña.
La pasión por la música ya es herencia de tres generaciones. Su papá Alberto, el único varón del Chango, fruto del primer matrimonio con Arminda Ranni, tocaba la guitarra y componía. Al igual que Diego, quien desde que falleció su padre comparte el escenario con su propio hijo Ignacio. “No conocí a mi abuelo, pero mi viejo tocaba como un calco de él. Yo con el tiempo aprendí el estilo, trato de representarlo para que no pierda ese modo de hacer folclore”. Se lo imagina componiendo constantemente, con la guitara en la mano para perfeccionar un tema o encaminar algo nuevo nueva. “No es un peso el apellido al contrario, es un orgullo”, le cuenta a Enredacción.
A la identidad sonora del autor de Zamba de abril, Diego se la otorga al instrumento. Explica que no solo hacía sonar las notas sino que marcaba el ritmo, “le sacaba sonido al cada pedazo de la guitara. Cuando tocaba solista te da la sensación que hay dos guitarristas tocando”.
Lo poético también fue una marca distintiva del Chango tenía el poder de la síntesis, de encajar un reglón un paisaje o una emoción. “Sus composiciones te abren un mundo más allá del reglón de la frase. Contaba historias comunes a la gente, costumbres de la época, por eso era tan popular. Representaba a todos, le llegaba tanto a los sectores pobres y también a la alta sociedad. A los dos polos de la sociedad de la misma manera. Es lo que hizo que sus canciones hayan trascendido, sigan de escuchándose al pasar de los años y sea de los más grabados”. Por ejemplo, las planillas de SADAIC le muestran que su mayor éxito, Luna Cautiva, se ha grabado en Alemania y Austria, como por nombrar puntos alejados en el mapa. Se trata de la zamba escrita en el Penal de San Martín de Córdoba, donde estuvo presoentre el ’64 y el ’68. Está dedicada a su segunda mujer Lidia Haydee Bay, “La Gringa”.
Más allá de las fechas especiales, su nieto está convencido que hay que recordarlo permanentemente, sobre todo a través de su música. “Fue de esos artistas que dejaron huella, homenajearlo es una manera de seguir manteniendo vivas nuestra costumbres. Aunque sea con solo una canción, para que siga estando en nuestros oídos y entender que hubo una identidad sonora del pueblo y a partir de ahí crear cosas nuevas”.
PARA AGENDAR
Homenaje al Chango Rodríguez en ¡Una Peña de Miércoles!
Miércoles 31 de julio, a partir de las 21 horas, El Vecindario, Marcelo T. de Alvear 835.