Susana Luna vive en Villa Páez hace treinta y un años. “Antes no nos inundábamos con la magnitud de hoy”, le dijo a ENREDACCIÓN. Este verano, el agua entró de nuevo a las casas. Una de las tormentas hizo desastres en el barrio que está ubicado frente al río Suquía y donde viven unas 5.000 personas. No es el único lugar donde se producen estas situaciones, ya que hay otras zonas de la capital cordobesa donde ocurren fenómenos similares.
“Desbordan los pozos negros, las casas se llenan de agua y de desperdicios de las cloacas”, contó la mujer. Niños con infecciones, piletas de agua en las veredas, y autos movidos por la corriente son algunas de las consecuencias directas de las tormentas. Las calles que se inundan “siempre” son: Dr. Francisco Muñiz en las intersecciones con Dr. Emilio Coni, Pedro Arata, Dr. Andrés Llobet y Dr. Miguel Gorman. También el Pasaje San Pablo se vuelve “intransitable”.
“Por más que haya protocolo de emergencia, el problema es que hay que hacer obras, o por lo menos, limpiar los desagües. No es nada de otro mundo. En Gorman y Muñiz hay un desagüe que está muy tapado y no está funcionando. Desde la Muni nos dicen que hay un solo camión en toda la ciudad, el que desobstruye y chupa todo el barro. Pero siempre pasa algo y la ciudad no da abasto”.
MAPA DE RIESGOS
En 2001, a pedido de la Municipalidad, un equipo de geólogos publicó la Carta de Peligrosidad (amenaza) de inundación, erosión y anegamiento para las acciones de prevención. Ciudad de Córdoba. Catorce años más tarde, el Ministerio de Ciencia y Técnica de la Provincia financió la actualización de esta investigación.
Consultado por ENREDACCIÓN, uno de sus autores, Francisco Quintana Salvat opinó que “la ciudad ha cambiado muy poco. Sigue como en la primera carta amenazada por precipitaciones pluviales y crecidas del Suquía y de La Cañada”.
“Con 35 milímetros que caigan en menos de una hora estamos hasta las manos. Entonces si se produce una caída de agua, como sucedió hace poco tiempo, de 70 milímetros en menos de una hora, el agua llega hasta la Plaza San Martin. Y eso que el área central tienen más bocas de tormenta”, explicó.
“Con 35 milímetros que caigan en menos de una hora estamos hasta las manos. Entonces si se produce una caída de agua, como sucedió hace poco tiempo, de 70 milímetros en menos de una hora, el agua llega hasta la Plaza San Martin. Y eso que el área central tienen más bocas de tormenta”. (Francisco Quintana Salvat).
Desde su punto de vista, la ciudad creció de forma “inarmónica” y “sin un plan completo de desarrollo”. “Hoy se triplicó la cantidad de gente que vive en Córdoba y la infraestructura sigue siendo la misma de hace años”.
La solución para el geólogo, es construir una eficiente red de evacuación de excesos hídricos.
¿POR QUÉ LA CIUDAD SE INUNDA?
Hugo Garrido, director de la Subsecretaría de Emergencia Urbana de la Municipalidad de Córdoba, explicó a ENREDACCIÓN que la Carta de Peligrosidad es un insumo, porque brinda un mapa de riesgo, pero que “ya ha sufrido modificaciones porque hay nuevos desagües que se han ejecutado, y eso altera las cuencas urbanas, como el último tramo inaugurado de la Costanera”
Al comparar la magnitud de tormentas del verano pasado con las de 2016 y 2015, Garrido dijo que esperaban que esta vez El Niño bajara la potencia, con lo cual el régimen de precipitaciones “fue menor que el año pasado y que el anterior”.
“Hubo fenómenos muy puntuales”, dijo Garrido, en alusión a la tormenta registrada a fines de marzo en la zona del valle de Paravachasca, en la que cayeron más de 140 milímetros en poco tiempo. “No hay gurúes. Oficialmente nos manejamos con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y vamos analizando el panorama que se viene”.
En respuesta a los vecinos de Villa Páez, Garrido dijo que se trata de “un sector que reúne dos características: es inundable y anegable”. Lo primero se produce cuando el curso de un agua desborda, y lo segundo cuando hay terrenos deprimidos que tienden a la acumulación de agua. “Villa Páez se anega por el agua que baja de Alto Alberdi y de Marechal para buscar Costanera”, explicó.
Garrido definió a Córdoba como un “pozo con una zanja en el medio”. Para revertir la situación de cada tormenta, el especialista dijo que buscan trabajar con referentes barriales y comunitarios para generar mitigación y planificación preventiva. “Tendemos a que estén capacitados en gestión de riesgos y que a posteriori conformen un comité de emergencia barrial”. Al respecto, Susana Luna del Centro Vecinal, aclaró a este medio que nunca fue convocada y que presentaron varias notas a la Municipalidad pidiendo limpieza en el barrio.
184 MILLONES EN DESAGÜES
La Municipalidad anunció este miércoles una inversión de más de 37 millones de pesos en la ejecución de una red de desagües en avenida Rafal Núñez, en beneficio del Cerro de las Rosas y Granja de Funes.
Al respecto, Omar Gastaldi, secretario de Planeamiento e Infraestructura de la Municipalidad confirmó a ENREDACCIÓN que están esperando el inicio de siete obras de desagüe que le traspasaron a la Provincia en marzo de 2016 para su ejecución. “Ellos se encargaron de armar pliegos y hacer llamados a licitación. En los próximos meses estiman que darán inicio a las obras”, dijo. Sumando las obras proyectadas se trata de 184 millones de pesos invertidos en bocas de desagüe que abarcan la zona Oeste, Norte y Sur de la ciudad.
CAMBIO CLIMÁTICO
“Todas las lluvias que estamos viendo desde la Patagonia al norte de Latinoamérica son por efecto de El Niño”, explicó Eldo Ávila a ENREDACCIÓN. Se trata de un fenómeno cíclico que existe hace miles años y puede producir inundaciones o sequías.
“Hace desde 2015 que estamos bajo la influencia de El Niño. Es inusual que dure tanto”, explicó el físico de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). El fenómeno ocurre cuando se calientan las aguas del Océano Pacífico por la radiación solar. El agua se evapora, va a la atmósfera y empieza a circular. Al haber tanto vapor, las tormentas se producen más fácil y son más intensas.
“No se puede predecir cuándo va a desaparecer, pero sí te puedo decir que en mayo no vamos a tener inundaciones”, aclaró.
El calentamiento global es otra situación que influye en el fenómeno de El Niño. “Antes no había tantos aires acondicionados como hay ahora. Las temperaturas son más altas y eso hace que vayamos adaptando nuestro hábitat y se envían gases a la atmósfera que son perjudiciales”.
El cambio climático ocurre y se puede ir midiendo con la evolución de la temperatura media del planeta, las precipitaciones, vientos, las corrientes oceánicas, los derretimientos de capas de glaciares, son indicadores de cómo va cambiando el clima. “Tenemos que hacer algo”, apunta el docente e investigador.
“El hecho de la deforestación hace que una tormenta que sea severa pueda producir más daño que si cae en un lugar donde hay bosque. El desmonte altera el régimen de lluvia porque el árbol produce vapor y absorbe agua. No da lo mismo tener bosque que tener desmonte. El bosque nativo consume más agua que un campo de soja o maíz. Con el sistema de follaje genera un parate natural de la lluvia. Los biólogos, los expertos lo están diciendo. No es de snob, porque está de moda ser ecologista. Eso afecta sin dudas”.
Súper Tormentas
4 de octubre de 2014. La Cañada al máximo. Cayeron 123 milímetros en 24 horas. Fue impactante el nivel de crecimiento de La Cañada. Hubo destrozos en Costanera y muchas calles anegadas.
15 de febrero de 2015. Sierras Chicas. Llovieron entre 250 y 350 milímetros. Murieron 8 personas, hubo 1.000 evacuados y cientos de casas destruidas con pérdidas materiales significativas. La crecida del río Suquía afectó también a Córdoba.
25 de febrero de 2015. Córdoba sitiada. Sin tiempo de recuperarse de la tragedia anterior, un temporal azotó la ciudad con lluvias intensas. En algunas localidades y ciudades del centro-este de la provincia cayeron hasta 400 milímetros. Hubo desbordes en el Suquía.
15 de febrero de 2016. Noche trágica. Un temporal descargó 70 milímetros en 30 minutos y originó vientos de hasta 140 km/h. Cuatro personas murieron, hubo un centenar de evacuados, 18 barrios sin luz y muchos árboles caídos.
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