La Cámara en lo Criminal y Correccional de 11° Nominación de la ciudad de Córdoba dictó el veredicto en la causa penal por el crimen de la joven Catalina Gutiérrez. El fallo declaró por mayoría a Néstor Aguilar Soto como autor penalmente responsable de los delitos de lesiones leves agravadas por mediar violencia de género; y homicidio agravado por mediar violencia de género y homicidio cometido para lograr la impunidad. Las agravantes concurren de manera ideal. Por estas razones, el tribunal le impuso la pena de prisión perpetua.

El tribunal del juicio estuvo integrado por los camaristas Horacio Augusto Carranza (presidente), Susana Frascaroli y María Gabriela Rojas Moresi, junto con jurados populares. En la explicación del veredicto, el presidente del Tribunal realizó una síntesis y repaso de las pruebas fundamentales y los argumentos claves que permitieron concluir esta sentencia.

Entre otras cuestiones, Carranza realizó un llamado a reflexionar en torno a lo sucedido: “quienes estamos aquí nos preguntamos ¿cómo evitar esto? El rótulo de mejor amigo solo puede servir para que yo me sienta con más deberes hacia mi mejor amigo, no con más derechos. Creo que ahí está la clave, cuando uno empieza a ver que alguien te rotula de ese modo y te exige cosas a raíz de ello, eso es una alerta”.
La defensa de Aguilar Soto anunció que apelará la decisión judicial.
En tanto, la familia Gutiérrez expresó su conformidad con el veredicto, pero Eleonora Gutiérrez, la madre de la víctima, afirmó que “nadie me va a devolver a Catalina”.
Por la mañana, el fiscal Marcelo Sicardi había solicitado la pena máxima de prisión perpetua para Aguilar Soto. La acusación incluía delitos de lesiones leves calificadas mediante violencia de género y homicidio, en lo que se clasifica como un femicidio.
Cabe recordar que Catalina Gutiérrez fue asesinada el 17 de julio de 2024. La joven había pasado a buscar a Soto por su casa para asistir a una reunión con amigos.
Sin embargo, esa salida nunca ocurrió. Se supo que Gutiérrez fue golpeada y estrangulada dentro de la vivienda y luego el agresor trasladó el cuerpo de su amiga hasta su Renault Clio.
Desde su casa, condujo hasta barrio Ampliación Kennedy, donde, antes de abandonarlo, lo prendió fuego para eliminar las pruebas, algo que finalmente no sucedió, porque el vehículo no llegó a incendiarse por completo.
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