El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció la activación del “swap” con China, que es un canje de monedas en el cual dos países intercambian un monto en sus respectivas divisas por un determinado plazo. En este caso, la Argentina deposita pesos en China a cambio de recibir yuanes en el Banco Central.
Se trata de esta forma de una modalidad para ampliar las reservas de divisas extranjeras del Banco Central, incrementando el total de las mismas.
Ahora las empresas que importen bienes podrán hacer uso de yuanes para pagarlos, sin comprometer, de esta forma, las reservas de dólares que posee el BCRA, y beneficiándose de una mayor agilidad a la hora de adquirir las divisas.
La idea de cancelar intercambios comerciales con empresas de ese país ya fue deslizada el año pasado por el presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce, quién en una entrevista a Télam señaló que “se estaba trabajando” para ello.
“China tiene un interés en que el yuan se convierta en una moneda global. Ya ha sido incorporada a la canasta de Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI y la idea es que los exportadores chinos valoran los contratos en yuanes y se pudieran pagar a través del swap”, explicó en ese entonces.
La permanencia de los yuanes en el Banco Central sin utilizar para pagar importaciones en dólares, deuda o intervenir en el mercado cambiario –es decir manteniéndose como reservas brutas- no tiene costo y permite robustecer las cuentas sin un gasto adicional.
Dichos yuanes también pueden ser utilizados –como lo será en este caso- para pagar importaciones chinas sin restarle dólares a las reservas, algo que Argentina estaba obligada a hacer pues actualmente posee un déficit comercial con el país asiático.
El “swap” también presenta como otra opción el uso de los yuanes para su posterior conversión en dólares, permitiendo su uso para pagar deuda, importaciones en moneda estadounidense o para la intervención en el mercado cambiario, es decir, permitiendo su computación en las arcas del BCRA como reservas netas o de libre disponibilidad.
En ese caso, el uso del “swap” implicará la contracción de un crédito con China.
Es decir, los yuanes que utilice Argentina deberán ser devueltos por el Banco Central a su homólogo chino junto al pago de una tasa de interés calculada en base a la tasa interbancaria de Shangai (Shibor), más alta de las de los organismos internacionales, pero menor a la que el país podría obtener hoy en día en el mercado.
En noviembre del año pasado, el “swap” fue “activado” y se utilizaron US$ 5.000 millones del acuerdo para fortalecer las reservas de libre disponibilidad en dólares del BCRA.
Más allá del aspecto coyuntural de los “swaps”; el objetivo de China es incrementar la presencia de yuan en el mundo como reserva de valor: el año pasado, el FMI elevó la ponderación de dicha moneda en el cálculo de los DEG de un 10,92% a un 12,28%, luego de haber ingresado al club selecto de divisas que forman parte de la canasta en 2016.
A fines de marzo último, Brasil y China –el mayor socio comercial del país vecino- acordaron precisamente un mecanismo de compensaciones para poder negociar en monedas locales sin tener acudir al dólar en las operaciones comerciales entre ambos países.
En el caso de China, durante el mes pasado el yuan superó por primera vez al dólar como moneda más utilizada para sus transacciones transfronterizas, según datos oficiales difundidos por la agencia Bloomberg.
El uso de la divisa local pasó de utilizarse de poco más de un 0% en 2010, a representar un 48% de las operaciones este año.
> Con información de TÉLAM.