Paola Barrientos todavía no vio el resultado final de su actuación en La afinadora de árboles. La película se estrena el próximo jueves y será la primera vez que se enfrentará a “Clara” en la pantalla. “Generalmente no quiero ver nada. Tenía el link, pasaron los meses y no la vi. No por falta de tiempo, necesito encontrar el momento para verla. Soy bastante implacable. Una vez que pude, vuelvo a mirarla con otros”, le cuenta a ENREDACCIÓN desde el otro lado de la línea. Durante las grabaciones, tampoco le gusta revisar las escenas. “Si para el director está bien, confío. La mirada de ellos es la que vale”.
Su papel es el principal en el film de Natalia Smirnoff pero si son protagónicos o secundarios no es un factor determinante para sus elecciones. “Hay bastante prejuicio con eso. Hay cosas pequeñas recontra interesantes. Me han ofrecido papeles grandes y que no tuve intereses de hacerlo”. En televisión hizo Graduados, Viudas e hijos del rock and roll, más recientemente, participó en un capítulo del unitario Otros pecados y se sumó a la segunda temporada de El jardín de bronce. También se la reconoce por haber sido “Claudia” en la pareja de la publicidad del Banco Galicia.
A pesar de una larga trayectoria, tiene poca experiencia en el cine pero el séptimo arte la entusiasma demasiado. “Me quedé caliente con filmar” lanza entre risas y agrega: “Me estoy conociendo en la situación de rodaje, no tengo mucho bagaje. Me interesa el modo de estar ahí, de cómo se está trabajando, que se está buscando”. Su filmografía incluye El peso de la ley, el debut como director de Fernán Mirás, Papeles en el viento, de Juan Taratuto con guión de Eduardo Sacheri, y Ciencias Naturales, del realizador cordobés Matías Lucchesi.
¿Qué te interesó de La afinadora de árboles?
Natalia, lo que conocía de su trabajo; no la conocía a ella. Me gusta cómo mira, por dónde busca, tiene una búsqueda íntima, muy personal. Y me interesa sumarme a esos universos de otros.
Tiene que ver con la capacidad de compartir las miradas de ambas. De mi parte entrar a su universo, tratar de comprenderlo y ponerme al servicio de eso. Y por el otro lado, ponerlo en mi persona y que ella vea a Clara con mi rostro. Sucedió, hubo mucho encuentro, mucha afinidad en esa búsqueda.
¿Te gusta proponer o preferís seguir a la directora?
Soy de escuchar mucho y de cuestionar todo. No cuestionó en un intento de cambiar las cosas, sino de aprehenderlas desde un lugar sensible. Soy una cuestionadora serial.
¿Qué te desafío de tu personaje?
Físicamente o estéticamente hay algo en Clara, que me llamó a entrarle primero por ahí. Como que me la imaginaba que era un francesa y yo me siento italiana. Había una delicadeza, una cierta femineidad, que en cierto sentido la tengo más oculta o reservada. Ese era un lugar que me interesaba.
Después había algo de ese proceso, de encontrarse con algo propio. De volver la mirada atrás, de reencontrarse con sentidos que fueron perdiendo. Me interesaba porque está bastante cercana a mi experiencia y mi momento.
¿Qué potencia tiene la película?
El lugar desde donde está contado. El de Natalia es un ojo que me gusta mucho. Que la pretensión y el deseo es hurgar por adentro, desde adentro para afuera. Y no de la historia que te completa algo. Es el camino, intentar contar algo más íntimo. En este caso, aparece desde la luz y la estética, es muy bella, cuidada, pensada y decidida en ese sentido. Por ejemplo, como la directora trabaja con una cámara, al hombro, una cámara en movimiento que está buscando los momentos, está siguiendo a Clara todo el tiempo. Hay una sensibilidad puesta a contar este momento del personaje.
¿Cómo sos en el rodaje?
Cuando trabajo soy bastante social. No tengo momentos de concentración apartada, íntima o personal. Como actriz necesito de los otros siempre. Si la cámara no está en rec, también.
Es un película sobre qué sigue después de los sueños ¿en qué situación estás con los tuyos?
Cuando se dan ciertas cosas que una pensó que eran sus deseos, te das cuenta de qué modo estamos formateados para creer que nuestros deseos tienen que ver con conseguir ciertos lugares. Entonces, cuando tenés la posibilidad de acceder profesionalmente a esos espacios, se genera un vacío o un sentir que hay que buscarlos por otro lado. Me sucedió laboralmente, querer ser actriz y poder hacerlo. De algún modo es un deseo conquistado. Pero a veces, el mismo hacer te empieza a comer el deseo. Hay que reencontrarse con el origen de tu deseo para seguir haciendo. No se trata de buscar un ascenso sino de volver a escuchar inquietudes propias.
A los Tarascones
Mientras Paola cuenta su proyectos, a los ladridos, su perra Tina le insiste para jugar. Al igual que su personaje en La afinadora de árboles, sintió el deseo de volver a las raíces. Se instaló en San Fernando, donde nació hace 44 años.
Se encuentra rodando el próximo film de Sebastián Schindel y no abandona el teatro. La cartelera porteña la tiene en las Stanislavski: Fantasmatic y Tarascones, ambas dirigidas por Ciro Zorzoli.
¿El teatro es tu refugio?
Sin duda, es mi espacio. También por una cuestión de capacidad de producción, te podes juntar con unos pocos y hacer teatro. En cambio, en cine se necesita una infraestructura que no solo depende de tu deseo de hacer.
Además, son experiencias muy distintas y con tiempos diferentes. Filmar es como meterte en un tubo muy intenso y acotado. Después es el director el que trabaja mucho. En teatro son procesos más extensos, sobre todo si no es un trabajo más comercial.
Mirá el tráiler de “La afinadora de árboles”
Sinopsis
Luego de recibir el premio más importante de literatura infantil, Clara necesita mudarse al campo con su familia, en busca de paz, cerca del lugar donde nació. Ahí se reencuentra con su viejo novio Ariel y su hermano Carlos, ambos amigos de la infancia. Un replanteo de su vida y de sí misma le resultan inevitables. No todo puede sobrevivir.
PARA AGENDAR
Desde el jueves 22 de agosto en Showcase.