El chofer de un camión, su pareja y un hijo de ésta quedaron detenidos con prisión preventiva por el transporte de 418 kilos de cocaína ocultos en un cargamento de cemento a granel descubierto en el norte argentino y para los investigadores los acusados formaban parte de una organización “transnacional”.
Fuentes judiciales informaron que el juez federal de Garantías 1 de Salta, Julio Bavio, hizo lugar a la imputación de Santos Yufra; su pareja, Matilde Ayala; y un hijo de ésta, Fernando Ramírez Ayala; como “coautores del delito de “transporte de estupefacientes agravado por el número de intervinientes”.
“Nadie se mete en el fondo de un semirremolque repleto de cemento para ocultar droga, lo que evidencia que estamos ante una organización que actuó de una manera trasnacional”, expresó el juez, quien ordenó la prisión preventiva de los tres acusados requerida por el fiscal federal Ricardo Toranzos, a cargo del área de Casos Complejos de la Unidad Fiscal Salta.
En la audiencia de imputación, el fiscal detalló que la investigación se inició hace dos meses, a partir de una denuncia anónima que aportó datos sobre la ruta de tráfico que utilizaban: adquirían la droga procedente de Bolivia y realizaban su posterior traslado a Córdoba y Buenos Aires.
Por esta denuncia, la fiscalía, con la colaboración del Grupo Operativo Conjunto de la Gendarmería Nacional del NOA, encaró diversas tareas de campo e inteligencia que permitieron identificar y detener a los imputados.
Toranzos explicó que así se pudo establecer que Yufra, quien residía con su pareja y Ramírez Ayala en el barrio San Pedrito, de la localidad jujeña de Palpalá, hacía de transportista de la organización, ya que poseía la licencia especial para el transporte internacional de cargas.
En ese sentido, el ahora acusado realizaba constantes viajes desde Jujuy, tanto al norte como al sur del país, siempre con ayuda de un cuarto implicado que cumplía el rol de “coche puntero”.
En las últimas dos semanas se pudo conocer que Yufra había viajado La Quiaca al volante de un camión Volvo, con semirremolque tipo tolva, con una capacidad aproximada de 30 toneladas.
El fiscal sostuvo que, de las intervenciones telefónicas surgieron evidencias de que el viaje a esa localidad fronteriza era parte de una operación de tráfico y con una carga de gran porte, por lo que se activó un gran operativo que posteriormente se conoció con el nombre de “Cemento Blanco”.
Luego, explicó que, entre el 8 y el 12 de noviembre, la fiscalía monitoreó los movimientos del camión, que quedó varado por un desperfecto mecánico en la localidad de Antillas, en el sur de la provincia de Salta, por lo que solicitó la colaboración del escuadrón que Gendarmería Nacional posee en Tucumán para que lo ubicara.
La participación de la fuerza en aquél contexto coincidió con un dato aportado por el fiscal, que en la audiencia contó que Yufra debió interrumpir un diálogo telefónico que mantenía con su pareja cuando advirtió la llegada de una patrulla de gendarmes: “Prendé vela porque llegaron las aceitunas”, se despidió el transportista.
Ante la sospecha de que la droga iba oculta en el camión, los gendarmes realizaron una inspección, que no tuvo éxito.
Sin embargo, el domingo 12, el conductor, que reportaba de manera constante todos los sucesos del viaje a su pareja y que viajaba con Ramírez Ayala, reveló que ya habían superado el control y que habían logrado llegar hasta la localidad de Rapelli, en Santiago del Estero, donde esperaba desligarse de la carga, pues ya estaba bajo mucho estrés.
El fiscal solicitó a la jueza federal de Garantías 2, Mariela Giménez, autorización para otra requisa, en la cual los gendarmes ingresaron al fondo del semirremolque y así descubrieron y retiraron 396 paquetes, con un total de 418 kilogramos de cocaína.
Yufra y Ramírez Ayala fueron detenidos en el acto, mientras que en allanamientos complementarios se logró el secuestro de una flota de 12 vehículos, entre ellos seis automóviles de alta gama, tres camiones y tres camionetas, y que en uno de los rodados de mayor porte se incautaron dos armas de fuego calibre 38 y 9 milímetros, varios cartuchos y dos chalecos antibalas con el logo de la Policía de Córdoba.
Por último, el fiscal resaltó la colaboración en el proceso de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), a cargo del fiscal federal Diego Iglesias; de la Procunar NOA, dirigida por el fiscal general Eduardo Villalba; y del área de Casos Complejos de la Unidad Fiscal de Jujuy, cuyo responsable es el fiscal federal Federico Zurueta.
> Con información de TÉLAM.
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