Dicen que Marcelo Brito es, ante todo, un “zorro”. Los abogados que lo conocen suelen mencionar su astucia antes que su inteligencia a la hora de definir sus virtudes. Ayer, en su primera intervención frente al tribunal y los jurados populares demostró el porqué de esa clasificación zoológica y jurídica.
Con calma, con anécdotas, con método, y con simpleza, fue desgranando su presentación. Pero sobre todo, apuntándole a las debilidades de la acusación, a los puntos ciegos de la extensa pieza de 192 páginas que desarrolló el fiscal Luis Pizarro para imputar al médico traumatólogo Marcelo Macarrón como responsable del delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal”.
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No atacó los lados fuertes del planteo acusatorio por el crimen de Nora Dalmasso, el 25 de noviembre de 2006. Sólo adelantó que cuestionará uno de los supuestos de la escena básica del crimen. Su primera intervención fue para cortar los lazos y puentes que unen y conectan a las partes sustantivas, que es donde aparece la posibilidad de demostrar la inocencia de su defendido.
Por eso, el lunes, Macarrón entró como “inocente” por la puerta principal de tribunal y atacando al fiscal: “Es un mamarracho”, definió. Allí puso en disputa la credibilidad, un factor que puede ser relevante a la hora de la definición de este juicio.
Mientras que el corazón de la estrategia defensiva en el campo jurídico parte de que la acusación tiene zonas potentes, como la escena del crimen, el motivo “económico” del asesinato, y los indicios que sembró Marcelo Macarrón antes y después del 25 de noviembre. También tiene territorios débiles, como el nombre del “sicario” que afirma la mató; el cómo lo contrató; o con quiénes y cuando planificó el hecho.
Para el fiscal, la escena del crimen, el móvil económico, y la personalidad y los hechos pre y pos asesinato definen la probable culpabilidad de Macarrón. A partir de ello, se compone la secuencia instigación-ejecución. En cambio, para Brito, sin nombres y pruebas de los hechos (planificación, sicario, partícipes, etc.), la hipótesis se desvanece. La tensión del caso, irá por esos dos andariveles paralelos.
Brito, buscará por lo tanto, demostrar falta de pruebas o sembrar dudas sobre las que existen y perjudican a su cliente. En esa línea, expresó lo siguiente:
-“Juzguen con objetividad, de acuerdo a las pruebas que vayan teniendo”.
-“Todos han conocido el juicio paralelo y mediático”.
-“La acusación tiene graves defectos. La Ley manda que la acusación contenga un relato claro, preciso y circunstanciado del hecho objeto del juicio”.
-“Las circunstancia que requiere la ley son, principalmente, las de personas, lugar, tiempo y modo”.
-“(La sospecha de instigación) debe contener qué personas, en qué lugar, de qué modo y en qué momento sucedió el hecho”.
-“La acusación no refiere la fecha cierta en la que supuestamente Macarrón habría planificado, de acuerdo con otra u otras personas, dar muerte a su esposa Nora Dalmasso”.
-“Falta una fecha temporal de los hechos, del acuerdo de Macarrón con sus adláteres”.
-“El fiscal Pizarro embarra la cancha inventando esa hipótesis”.
-“Pizarro no pudo obtener prueba alguna de la planificación del asesinato a la que se refiere”.
-“Pizarro fue el inventor de la hipótesis, pero no pudo probar lo sucedido”.
-“Nosotros vamos a probar que Nora fue atacada antes de estar dormida y que ella conocía a algunos de los agresores” (dos supuestos contrarios a los expuestos por Pizarro).
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