Si algo no se puede negar, es que Sergio Massa jugó sus cartas al límite y el jueves 30 de mayo fue su día. El martes le dijo a sus socios en Córdoba que iba a la PASO contra Juan Manuel Urtubey y 48 horas más tarde sacudió el tablero al decir que “soy consciente de la necesidad de trabajar para ampliar una coalición opositora que pueda ganarle a (Mauricio) Macri en las elecciones de octubre”. Todo lo contrario de lo que plantea el PJ federal.
En el discurso que dio, el ex diputado no mencionó a sus socios y se sumergió en la negociación con Alberto Fernández y Máximo Kirchner con el mandato del Frente Renovador en la mano.
Sentado en la primera fila de un prolijísimo Parque Norte, acompañado de mate amargo todo el encuentro, siguió cada uno de los discursos, aplaudió, saludó, y hasta lloró con las palabras de Graciela Caamaño. Con la unción como candidato a presidente, Massa partió a dibujar el futuro y ahora todos esperan el resultado.
Si la jugada de Cristina Fernández abrió las compuertas del peronismo, la maniobra de Massa puede abrirle al peronismo las puertas de la Casa Rosada. Las mediciones de la fórmula Fernández-Fernández ponen al frente peronista-kirchnerista a 1 punto de ganar la elección en primera vuelta. Si el tigrense viaja finalmente a esta coalición con sus 8-12 puntos de intención de voto, de acuerdo a los diferentes sondeos, el comicio tiene un favorito claro. Esa carta es la que le abre posibilidades importantes de incidencia.
Massa no sólo quiere ser presidente, sino llevar adelante un proyecto de país que no es igual al de CFK ni de Alberto, aunque con el ex jefe de Gabinete tiene más puntos de contacto. El Frente Renovador representa un peronismo de centro en lo económico y moderado en lo político. Sin embargo, la coyuntura no le permite a ninguno de los actores poner por delante sus puntos de vista, sino que los obliga a avanzar en un proceso de unidad para evitar que termine de instalarse el proyecto neoliberal del presidente Mauricio Macri.
Del otro lado, apura a Massa, que la unidad del resto del peronismo, tarde o temprano, va a vaciar su espacio, porque los Fernández están en condiciones de disputar el poder en octubre y con Argentina Federal o en soledad, el tigrense no tiene posibilidades de hacerlo. Sólo tiene capacidad de lastimar a CFK en el sentido de que puede hacerle perder la elección.
Justamente, esos factores son los que estarán en juego en las próximas horas, que será el momento en el que se definirá todo.
QUÉ SE DISCUTE
Alberto Fernández ya dijo que las puertas están abiertas para Massa. La única fortaleza que le habrían vedado sería modificar la fórmula presidencial, esto es, que Massa no podrá ser parte del binomio presidencial. Habrá que verlo.
Luego del Congreso, se indicó que habría intención de habilitar una PASO con los Fernández, Daniel Scioli y Sergio Massa. Una fuente del massismo en el Congreso Nacional contó que “Sergio no es un lírico, podría quedarse sin nada si acepta esa vía, sobre todo, porque aportaría votos, pero no podría aplicar políticas. Eso es lo que más le conviene al kirchnerismo para que no se le desordenen las listas y los acuerdos que tiene. Nosotros no somos la UCR, no nos interesa ser parte nominal de la alianza”.
Otra variante es la fórmula a la gobernación bonaerense. Que haya sido oficializado Axel Kicillof con Verónica Magario, no es ninguna imposibilidad. Un operador del peronismo le dijo a este medio el miércoles que la fórmula de Buenos Aires no es definitiva, sino que sirve para simplificar la disputa en ese territorio: los intendentes preservarán sus territorios; la lista de diputados nacionales es un terreno de Cristina; y de la construcción actual para enfrentar a María Eugenia Vidal, esos son los candidatos. “El punto -agregó- es que no se trata de la construcción definitiva”.
Y por último, estaría la oferta de que lidere la lista de diputados nacionales, sea presidente de la bancada peronista en el Congreso, y se asegure espacios de poder en los gabinetes nacional y bonaerense en caso de un triunfo del frente opositor.
Son horas definitorias las próximas, porque la suerte de un frente opositor amplio a Macri se dirimirá en este pliegue de tiempo. Lo lógico es que haya convergencia y es lo que esperan los protagonistas. Pero en política, el diablo puede meter la cola en cualquier instante.
LO QUE QUEDÓ AFUERA
Lo que no está con Mauricio Macri o con Los Fernández, está afuera. Por el momento, quedaron cuatro: Juan Manuel Urtubey con los restos del peronismo federal; Roberto Lavagna con el Partido Socialista y el Partido GEN; José Luis Espert con su partido ultra-liberal; y Nicolás del Caño con el Frente de izquierda.
De todos estos espacios, el que sufrirá las mayores consecuencia es Argentina Federal, donde está el gobernador cordobés Juan Schiaretti. Sin candidato a presidente o con uno débil, su posición para la elección de diputados nacionales en Córdoba queda en una situación de vulnerabilidad extrema.
VER Escenario: el futuro de Schiaretti sin Lavagna y, probablemente, sin Sergio Massa.
Incluso, en las últimas 72 horas, muchos peronistas de toda la provincia de Córdoba han empezado a buscar canales de diálogo con los operadores del PJ nacional y el kirchnerismo, con el objetivo de trabajar en la fiscalización de las PASO y la elección de octubre, le dijó a ENREDACCIÓN una fuente del kirchnerismo en la capital argentina. Es una señal de lo que todo el mundo piensa que va a suceder, pero que todavía no se anima a exteriorizar. Es también un modo de ingresar a un espacio del que son ajenos. Lo cierto, es que cuando Schiaretti regrese de sus vacaciones el 10 de junio, probablemente ya esté todo definido. En la Argentina de 2019, la política viaja arriba del Titanic.