(Por Máximo Brizuela *) Los últimos datos de económicos, con la inflación que no cede y la pobreza en crecimiento, son datos que angustian. La respuesta del gobierno nacional no es más que seguir licuando salarios y desregulando todo lo posible.
La desprotección que viven los ciudadanos de a pie no tiene antecedentes en nuestra historia, y la dirección que toma y profundiza el gobierno de Javier Milei no avizoran un rumbo favorable para los sectores bajos y medios de nuestro país.
Lo que para el gobierno Nacional es un dudoso “éxito macroeconómico”, para la sociedad no es más que otro golpe que resquebraja sus tejidos sociales, y eso se traduce en hambre, tristeza, inseguridad, mala educación y peor salud.
La falta de sensibilidad es manifiesta y abrumadora. La instauración de la ley del más fuerte no prevé un final feliz. La falta de consenso resulta imposible, ya que el autoritarismo manifiesto y el castigo adrede del presidente a las provincias no cede. El ejecutivo no está interesado en llegar a acuerdos, sino que todos se sometan a sus decisiones.
Estamos frente a un gobierno deshumanizado, sin empatía y con un rumbo poco claro. El cuento del sufrimiento y agonía para llegar a un objetivo salvador, es difícil de creer.
La incertidumbre es total, pero en medio de eso no podemos bajar los brazos y debemos seguir alzando nuestra vos. Luchar por nuestros derechos no es tarea fácil, pero un deber que tenemos como trabajadores, Es el pan de nuestra mesa, el de nuestros hijos y nuestra dignidad.
* Máximo Brizuela es secretario General del Sindicato Regional de Luz y Fuerza (SiReLyF).
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