(Por Máximo Brizuela*) El término turismo social se empezó a acuñar durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, como una política de estado que buscaba ampliar derechos o más bien consolidar el derecho al descanso y vacaciones pagas. Los dos grandes símbolos construidos para la expansión de las plazas turísticas para los trabajadores de aquellos años, son y aún siguen siendo (porque siguen en pie, a pesar del abandono), la Unidad Turística de Embalse, en la provincia de Córdoba y los Hoteles de Chapadmalal. Esas dos grandes obras convivieron con otros destinos turísticos muy demandado de la época, como Mar del Plata y Villa Carlos Paz.
Distintos gremios en aquel tiempo y en los años venideros comenzaron a realizar inversiones para la construcción de plazas turísticas para los afiliados a sus organizaciones gremiales. El objetivo no sólo era poder cubrir la demanda de los afiliados, sobre todo en el Caso de Luz y Fuerza que contaba con un gran número y distribuidos por todo el país, con 41 Sindicatos en el presente, sino que a su vez tuviera opciones de destinos en varios puntos del mismo.
La verdadera democracia e igualdad de oportunidades es también ofrecerle al trabajador la posibilidad de conocer su tierra, a lo largo y ancho de este hermoso lugar, extenso, con grandes paisajes y postales únicas, como tiene la Argentina.
Con esa lógica, y por los años de trabajo e inversiones la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza en todo el país y el Sindicato Regional de Luz y Fuerza en la provincia de Córdoba, cuentan con múltiples opciones turísticas para que sus afiliados y familias puedan disfrutar todo el año.
En el presente nuestra Federación cuenta con grandes Hoteles en Capital Federal, Mar del Plata, Colón Entre Ríos, Villa Gesell, Bariloche, Córdoba, etc. Todos ellos con servicios de excelencia y una infraestructura de primer nivel. En tanto el Sindicato Regional posee en complejo Las Cabañas de Cósquín, concesiones en Mina Clavero, Villa Gesell y Santa Rosa de Calamuchita.
La adquisición y el mantenimiento de los espacios propios se hizo y es posible gracias al aporte de cada trabajador. Este es uno de los ejemplos más claros del fin social de un Sindicato y porque la importancia de pertenecer a una Organización Gremial, cuya función va más allá de la protección y lucha ante una demanda laboral y convencional. El sindicalismo es trabajo en conjunto, que busca el bien común.
En nuestro caso, nuestra organización tiene más de 75 años. Son muchos años de trabajo colaborativo, de luchas, de pérdidas, de sudor y algunas lágrimas que valieron la pena para ser quienes somos, para tener lo que tenemos y a partir de eso seguir creciendo para nuestros afiliados y para aportar a toda la sociedad; porque ser solidarios es también esencia del sindicalismo.
* Máximo Brizuela es Secretario General del SiReLyF.
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