Un Fiat Uno, patente TOI 392, desapareció en algún momento que va desde las 10 de la noche del sábado 12 de marzo a las 2:20 del domingo 13 de marzo de 2016. El auto estaba estacionado frente a la Departamental San Justo de la Policía de Córdoba, en la ciudad de San Francisco, y hasta el día de hoy, cinco años y dos meses después, sigue en esa misma condición. Llamativamente, tanto la investigación administrativa -interna de la Policía- como la judicial -a cargo de la fiscal Silvana Quaglia- no avanzaron a ninguna parte.
El escandaloso hecho terminó con las carreras policiales de dos comisarios. Uno, el jefe de turno, el comisario inspector Gabriel Pereyra, que fue sancionado por el suceso, y luego se jubiló. Y otro, el segundo jefe de turno, el comisario Norberto Vaca, que tenía una foja de servicios impecable, fue pasado a pasiva, tuvo secuelas psiquiátricas y fue pasado a retiro el 7 de marzo de 2018, aunque recién se lo notificaron el 4 de enero de 2019. La causa pasó a archivo y Vaca apeló la medida, pidiendo su sobreseimiento definitivo. El expediente se encuentra ahora a resolución de la Justicia.
De Pereyra no se conoce que haya tenido actuación en ningún caso resonante para terminar su carrera como lo hizo. En cambio, Vaca era el responsable de las actuaciones administrativas, dentro de la departamental, sobre un caso en el que era investigado desde 2014 el anterior jefe de Logística de la Departamental San Justo, el comisario Jorge Marcelo Bertello. Sin embargo, nunca las investigaciones vincularon ambos episodios.
Puntualmente, el trámite en el que estuvo involucrado Bertello, avanzó a paso de tortuga. El comisario fue investigado por el uso indebido de vales para cargar combustible en autos policiales. La operatoria denunciada consistía en que cargaban nafta, móviles que funcionaban y, al parecer, autos que estaban fuera de servicio. Como eso es materialmente imposible, se presumía que alguien se quedaba con el dinero de esa simulación.
Bertello había trabajado 19 años en Drogas Peligrosas de la Policía, departamento del cual fue desplazado por desavenencias con el entonces jefe, Rafael Sosa, recordado por el Narcoescándalo (de 2013). Recaló entonces al frente de la División Logística de la Departamental San Justo. El pase a retiro de Bertello, ocurrido en 2015, terminó de enfriar la investigación en la cual el fiscal Bernardo Alberione no parecía muy convencido en hacer avanzar. A su salida de la fuerza policial, el cuestionado comisario, se sumó Power Protection, una empresa de seguridad privada con fluidos contactos con el poder político local.
Quien inició la investigación sobre los vales de nafta fue el comisario Raúl Araya. El jefe policial llegó a mediados de 2014 como jefe de la departamental en reemplazo de Félix Quinteros.
Según detallaron distintos medios en ese momento, Araya, al revisar una serie de documentos, entre ellos facturas y comprobantes, sospechó que habría irregularidades cometidas con vales de combustible destinados a móviles del Comando de Acción Preventiva (CAP) que no estaban en funcionamiento al estar averiados.
EL ROBO DEL FIAT UNO
Según pudo conocer este medio, de fuentes de la investigación, Pereyra que estaba, en la noche de los hechos, en el 101 –área que recibe las denuncias telefónicas- llamó al celular de Vaca, que estaba realizando patrullajes y operaciones en la calle, para saber si sabía dónde estaba el auto que tenía a cargo. En el trámite figura que a las 2:20, el jefe de turno se comunicó con su subordinado: “(…) Salí a buscar el auto, pero no está. ¿Vos sabés dónde puede estar?”.
Inmediatamente, después de comprobar que no se encontraba en la dependencia policial, se montó un operativo para tratar de dar con el Fiat, pero sin éxito. El operativo fue ordenado por el propio Vaca.
De acuerdo a la reconstrucción del caso, esa madrugada, el oficial de turno era Gustavo Carballo, conocido en ese entonces, como “mano derecha” de Bertello. Las 12 primeras horas de aquel día estuvo a cargo un oficial de apellido Panero y en las segundas 12 horas, Carballo. Lo habitual, es que el responsable de cada turno esté 24 horas en su función.
Lo cierto, es que el Fiat se esfumó como por arte de magia durante casi diez meses, hasta que el 3 de enero de 2017, el comisario mayor Ricardo Galarza lo corporizó en declaraciones a La Voz de San Justo: “Se ha trabajado en relación a ese hecho, algo lamentable que ocurrió dentro de la departamental y digo esto porque estaba un comisario inspector como superior de turno y que tenía ese vehículo asignado a él y también un subcomisario que se vio perjudicado por lo ocurrido. Nuestros investigadores manejan algunos datos del lugar en donde podría encontrarse el vehículo, todavía se está trabajando a los fines de localizar y recuperar el vehículo”, señaló.
Cuando se le preguntó a Galarza si el automóvil estaría en la provincia de Córdoba o en Santa Fe, respondió: “No queriendo entorpecer la investigación de mi gente, solo puedo decir que el rodado está fuera del ámbito de la provincia de Córdoba”.
Si existen sospechas de los presuntos autores, Galarza aseguró “hasta el momento no tenemos esos datos precisos, no hay una pista concreta que nos lleve a los autores, de lo contrario ya habríamos solicitado las órdenes de allanamiento respectivas”.
Desde aquel caluroso verano de 2017, hasta hoy, sólo silencio.
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