Brenda Chignoli, junto a su abogado Tomás Aramayo, en la puerta Juzgado Federal N°2 de Córdoba. La Justicia resolvió devolver a la cultivadora y militante de la marihuana medicinal, dos frascos de 360 cúbicos con aceite cannábico que habían sido secuestrados durante un allanamiento policial en su propiedad. Se trata de una resolución judicial única en su tipo en Argentina, que puede marcar un replanteo en las políticas represivas que pesan sobre los cultivadores y usuarios del cannabis.
El operativo en la propiedad de Chignoli fue el 29 de marzo, mientras el Senado de la Nación aprobaba por unanimidad la ley que habilita el uso medicinal de la marihuana. En la puerta del juzgado, Chignoli abraza a Nancy Ávila, mama de Magalí, la niña catamarqueña que padece epilepsia y, hace dos semanas, recibió sus aceites de parte de la Justicia. “Esto es en contra de la farmaindustria, nosotros también podemos fabricar nuestra propia medicina”, fue lo primero que dijo Chignoli, emocionada.
Sergio Moyano y Brenda Chignoli son propietarios de la plantación de una hectárea que fue allanada por la Policía. Hace años investigan y desarrollan técnicas para elaborar derivados terapéuticos de la planta. Su activismo es público, han expuesto incluso en sesiones del congreso. Los aceites que producen, son usados por más de 800 pacientes de todo el país, miembros del Movimiento Cannábico Manuel Belgrano.
El juez Alejandro Sánchez Freytes sólo cruzó dos palabras con Brenda. Entró a la oficina donde se entregaban los aceites, saludó, fue frío al aceptar los agradecimientos de la mujer, y salió. Nancy Ávila le entregó una botella con licor casero, que ella misma trajo desde Catamarca. “Capaz le hace hacer pericias”, bromeó la mujer, a la salida. Es que el juez, previo a devolverlos, ordenó analizar una partida de aceites que son reclamados por unas 20 familias de la provincia del norte.
La Ley N° 27.350 de Investigación Médica y Científica que habilita el uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados, abre la puerta a la importación de aceite y no permite el autocultivo. Según Chignoli, el aceite importado sólo sirve para tratar un 20% de las epilepsias y el costo, en farmacias, podría llegar a los 7 mil pesos. El aceite casero, cuesta una décima parte.
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