(Por Máximo Brizuela*). Existe una fuerza colectiva que, aunada en una causa común, transforma su grito y su reclamo en una demanda que debe ser atendida.
Siempre hay resistencias, obstáculos que es necesario sortear y, muchas veces, traspiés que obligan a rearmarse. Sin embargo, el sonido y la energía de esa fuerza permanecen latentes y se intensifican cuando más personas abrazan la causa.
La movilización contra la Reforma Laboral impulsada por el gobierno nacional fue, sin lugar a dudas, una expresión genuina del reclamo popular cuya potencia logró, en una primera instancia, frenar el tratamiento de la ley durante el presente año.
La masiva participación de trabajadores, con un fuerte protagonismo del Sindicato Regional, fue una clara demostración de que la unión y el compromiso son el camino para dar batalla en un presente de horizontes poco alentadores.
La fuerza del pueblo trabajador, que se volcó de manera organizada a las calles, no es un capricho: es un grito firme en defensa de los derechos conquistados y en rechazo a la precarización laboral y al ajuste que golpea a las familias trabajadoras de la Argentina.
Este camino de lucha recién comienza a expresarse en las calles y continuará en otros ámbitos, con el objetivo de evitar que este reclamo sea traicionado en el Parlamento.
Nuestro país necesita con urgencia un modelo productivo que genere empleo y ponga en valor su economía. El camino para salir de esta crisis es diametralmente opuesto a las políticas que llevó y continúa llevando adelante el actual gobierno nacional.
Esa fuerza colectiva, cargada de la conciencia de lucha de décadas, sigue vigente y permanecerá presente más allá de los obstáculos, porque el objetivo es claro y la dignidad de un pueblo no se entrega sin dar pelea.
* Máximo Brizuela es secretario General del Sindicato Regional de Luz y Fuerza (SiReLyF).
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